lunes, 20 de enero de 2020

"La Última Hora de Vida", Gurdjieff


Recuerda la hora que ha pasado, como si fuera tu última hora en la tierra y que justo acabas de darte cuenta de que has muerto. Pregúntate, ¿Estaba satisfecho en esa hora?
Y ahora reanímate a ti mismo de nuevo y establece tu objetivo. En la próxima hora (si eres afortunado para vivir una más) trata de extraer de la vida un poco más de lo que hiciste en la última hora. Define, dónde y cuándo deberías haber estado más consciente, y en dónde deberías haber puesto más fuego interno.
Ahora abre más tus ojos, y con esto me refiero a abrirte a más posibilidades, sé un poco más valiente de lo que fuiste en la hora anterior. 
Ya que sabes que esta es tú ultima hora y que no tienes nada que perder, intenta ganar más valentía, por lo menos ahora. Desde luego, no tienes que hacer tonterías.
Llega a conocerte mejor, mira tu máquina como si la vieras desde afuera. 
Ahora, cuando estás muriendo, no tiene sentido mantener tu reputación y tu prestigio.
De ahora en adelante, hasta la verdadera última hora, aspira con persistencia para recibir lo más valioso que puedas de la vida, desarrolla tu intuición. Toma sólo unos pocos momentos cada hora para mirar a la hora que ha pasado, sin juicios, y después sintonízate para extraer más de la siguiente hora.
Si consideramos cada hora como una unidad de vida independiente, intenta hacer lo máximo que puedas para usar cada unidad completamente. Esfuérzate y encuentra la manera de hacer en la siguiente hora mucho más que en la anterior. Aumenta la auto-exploración y el auto-conocimiento, y también aumenta la habilidad de dominarte a ti mismo, esto cambiará el trabajo de tu máquina, que siempre está fuera de control. 
Estas habilidades se pueden convertir en el indicio de los verdaderos cambios. Es absolutamente intrascendente lo que la máquina piense sobre esto.
Vivir el resto de tu vida ensayando tu muerte cada hora, no es nada patológico. Nadie recibe más de la vida que el paciente enfermo que sabe aproximadamente cuando morirá. Y desde que él ya reconoció como desea pasar el resto de su vida, no tendrá que hacer el cambio total en ésta, pero podrá ir a algún lugar, a donde siempre deseó ir, que no lo haría en otras circunstancias.
El hombre que sabe que morirá pronto, tratará de usar al máximo cada hora del resto de su vida. Esto es exactamente a lo que Cristo se refería cuando dijo que los últimos días vendrán pronto, los días anteriores al Juicio Final. Todos estamos parados frente al Juez, pero no son los otros los que nos juzgan, sino nosotros mismos los que hacemos la última estimación de nuestra vida. No tenemos que fallar el examen más importante, en donde el juez más serio somos nosotros mismos.
Cada momento, por si solo, representa la partícula de la Creación Eterna. Por lo tanto a cada momento al que podemos extraer las sustancias más sutiles, a eso podemos llamarle “la esencia de la vida.”
La vida real no es un cambio de actividad, sino un cambio en la calidad de la actividad. El destino, es el destino. Cada uno de nosotros tiene que encontrarse a sí mismo en el orden total de las cosas. No es tarde para empezar a hacerlo ahora, aunque has pasado la mayor parte de tu vida dormido. Empezando desde hoy puedes comenzar a prepararte para la muerte y al mismo tiempo, aumentar tu calidad de vida. Pero no pospongas el comienzo, tal vez de verdad sólo tienes una hora más de vida.

El hombre ordinario siempre vive, solamente yendo con la corriente. No sólo está dormido, está absolutamente muerto. Para vivir realmente, es necesario apoyar los esfuerzos de la naturaleza, para tomar activamente de la vida, y no actuar pasivamente, a donde sea que fluya.
Para extraer lo más valioso de la vida, tienes que poder manejar tus emociones. Mira qué tan justamente puedes estimarte. Mírate atentamente y encontrarás varias extraordinarias maneras de ser justo. Cada vez date cuenta de los diferentes momentos en que el deseo aparece. Actúa como antes, pero siempre estate consciente de su presencia. Transporta al mundo la parte de tu sangre, pero la de nivel superior.
Al final de cada hora después que hayas estimado su utilidad, imagina que despertaste en lo absolutamente desconocido en comparación a la anterior que pasó. Es importante notar que la aparente continuidad de la última hora, realmente está cambiando con cada hora, aunque las cosas y personas parecen las mismas de antes. Con el tiempo aprenderás a verte a ti mismo como un espíritu de una sustancia especial, que viene de un mundo a otro, como un huésped sin invitación de la naturaleza.
Mirando desde este punto de vista, evalúa todo lo que hagas en tu vida. Mira los resultados de todos tus esfuerzos del pasado y piensa qué sentido tienen ahora, en tu última hora de vida. Aquéllos que están involucrados en el Trabajo, están muertos a este mundo y al mismo tiempo están más vivos en este mundo que nadie más. Trabajo, algo extraño, impredecible, pero para muchos es imposible vivir sin él.
El modo ordinario de entender la vida es vanidad de vanidades. Por más grande que sea el resultado es de acuerdo a las medidas terrestres, tarde o temprano fallará. Hasta la arena está siendo hecha polvo por el tiempo. Hasta las personas más relevantes de la historia han sido olvidadas. Para entender las posibilidades reales de este mundo, es necesario encontrar lo que podemos alcanzar en este mundo, que será bastante útil en el Mundo Real.
Mira atentamente a las vidas de todas las personas más grandes, aquellos que dirigieron ejércitos, que tuvieron poder sobre otros. ¿Cuál es el beneficio para ellos de todas sus grandes acciones ahora, cuando están muertos? Incluso cuando estaban vivos, todas estas grandes acciones no fueron más que sueños vacíos. No estamos aquí para elogiarnos a nosotros mismos o para probarnos a nosotros mismos, lo más repugnante en el hombre ordinario es la habilidad de satisfacer rápidamente a su carne.
La mayoría de las personas encuentran muchas excusas para no trabajar en sí mismos. Están en una completa prisión de sus debilidades.

Te recuerdo una vez mas, aprende a vivir cada una de tus horas con un beneficio más grande. Crea un detallado plan de tu última hora de vida. Para entender como debería morir uno, deberías de hacer crecer raíces más profundas en la vida, sólo entonces podrás morir como un ser humano, no como un perro. Aunque, esto no es dado a todo el mundo, morir. Puedes convertirte en abono para nuestro planeta, pero realmente no significa morir. Morir a este mundo para siempre, es un honor que tienes que pagar con Trabajo Consciente y Sufrimiento Intencionado. Tienes que ganártelo.
Trata de imaginarte a ti mismo – relativamente - claramente en tu última hora sobre la tierra. Escribe un tipo de guión de esta última hora, como si estuvieras escribiendo el guión para una película. Pregúntate: “¿Así es como quiero disponer de mi vida?” Si no estás satisfecho con la respuesta, reescribe el guión hasta que te guste.
Mira a la vida como un negocio. El tiempo es tu dinero para la vida. Cuando viniste a este mundo, se te dio una cantidad definitiva de dinero y no te puedes exceder. El tiempo es la única moneda con la cual pagas por tu vida. Ahora mira como usaste la mayor parte de éste de una manera estúpida. Ni siquiera has alcanzado el objetivo principal de la vida, tener descanso. Fallaste como hombre de negocios, y como usuario de vida, te engañaste a ti mismo. Toda tu vida pensaste que todo se te ha dado gratis, y ahora de repente descubriste que no es gratis. Pagas por usar el tiempo, éste es el por qué cada momento de tu estadía aquí cuesta algo.
¿Entonces cómo podría ser posible para ti reembolsar por lo menos estas pérdidas? Comprueba, ¿El déficit de tu cuenta bancaria es sólo temporal, o es quizá constante? ¿Perdiste el tiempo o pudiste invertirlo con éxito? Si has gastado todo tu dinero en vacaciones, entonces no hay nada que hacer más que arrepentirte por el pasado.
Durante muchos años, has estado gastando tu vida como si tus padres te hubieran dado una cuenta bancaria con crédito ilimitado. Pero ahora la cantidad se terminó y te das cuenta que estas solo por completo y no hay nadie a quien recurrir. No hay más tiempo en tu cuenta bancaria. Ahora te ves forzado a ganar cada hora de tu vida. Toda tu vida te comportaste como un niño y gastaste el tiempo tal como lo hace una pareja de recién casados en su luna de miel.
Nuestro principal enemigo, que nos impide aplicar los esfuerzos necesarios, es la desesperanza. Sé que tienes muchas excusas para no prepararte para tu última hora de vida. El hábito es una gran fuerza, pero empezando una vez, puedes aprender a hacerlo cada vez más y más.
No te enredes todo el día, esfuérzate al menos una hora al día para hacer un esfuerzo, de lo contrario perderás todo. Piensa sobre el ensayo de tu última hora como si fueran ejercicios de ballet, tienes que hacerlo toda tu vida.

Nota: Este es un fragmento de un texto más extenso que es atribuido a Gurdjieff, sin embargo, no encontré una fuente que lo demuestre con certeza. En algunas publicaciones aparece como una conferencia no publicada y en otras la atribuyen a un libro de su autoría titulado "La última hora de vida" que pareciera no existir.

domingo, 5 de enero de 2020

"El Patriarcado está agonizando". Entrevista a Lola Hoffmann.


Revista Cultural "La Bicicleta" 
Noviembre de 1983
Primer Especial de la Paz


Al finalizar su presentación del siquiatra y pensador Claudio Naranjo en el Instituto Goethe, ella nos dio la primera noticia sobre el congreso de la Iniciativa Planetaria para el Mundo que Elegimos, y se la vio emocionada por la esperanza que representaba para la Tierra esa reunión. Á pesar de sus 80 años, ha sido una de las personas más activas en crear la secretaría que está dando vida a la Iniciativa Planetaria en Chile. Médica siquiatra, traductora del sabio libro chino I Ching, decidida enemiga del sistema patriarcal que rige nuestra sociedad y que ella define como causante de la locura nuclear, entre otros males, Lola Hoffmann es en estos momentos una presencia, una fuerza positiva y un símbolo para quienes hoy luchan en Chile por la paz, el desarme, el reequilibrio ecológico y un mundo más armónico.

—¿Podría establecer una relación entre paz interior y paz exterior? 
—Todo esto tiene que ver con el poder del pensamiento; si usted habla de paz interior y no la siente realmente, las personas que lo escuchan no van a tener la sensación de autoridad, es decir, de que quien habla ha vivido esa paz interior. El pensamiento, sobre todo aquí en Chile, está enfermo, necesitamos higienizarlo. Por ejemplo, si usted piensa mal de una persona, incluso si no se lo dice, está creando una espiritualidad negativa en ella. Si piensa bien, colabora a crear en esa persona una positividad. Esto lo he observado muy claramente en niños que me han traído por mala conducta; si yo hablo sobre el problema que lo hizo venir y no le explico su positividad, no voy a tener éxito. El niño se transforma inmediatamente cuando se alude a su positividad; castigos y reproches no sirven para nada. 
—¿Cómo ve usted esa paz interior que se transmite a los demás? ¿Cómo podríamos contagiar esa positividad? 
—La paz interior es el resultado de un trabajo. En primer lugar, no cualquiera puede trabajar en sí mismo, generalmente son personas —por lo menos así era antes, hoy la situación ha cambiado mucho—que ya han pasado la primera mitad de la vida y que entran en la segunda mitad y han alcanzado, dado el sistema en que vivimos, cierto éxito: tienen una profesión, se han casado, tienen hijos, todo anda bien... Pero hay en el interior de esas personas una pregunta: ¿y ahora qué? Con esta pregunta se pone en marcha un proceso que yo llamé de individuación. Este proceso existe desde el inicio de la humanidad, todos los movimientos religiosos, para-religiosos y los misterios antiguos se basaban en este fenómeno y elaboraban técnicas destinadas a fomentar el crecimiento interior del ser humano y llegar a cierto grado de conciencia. El proceso se inicia con una revisión de los paradigmas, es decir, ideas preformadas que se transmiten por la cultura y que desde chico representan algo así como verdades.

LA SANTA TRINIDAD Y LA FAMILIA INTERNA

—Todos nosotros hemos nacido en una cultura muy antigua y sumamente siniestra que es la cultura patriarcal, que a pesar de ser enemiga de la mujer es transmitida por las madres a sus hijos. Desde chicos los hombres son educados para la competitividad y para una franca separación de los sexos, que sólo fue necesaria en los inicios del patriarcado, que se calcula entre 6 y 7 mil años atrás. 
¿Y este sistema patriarcal —esta separación tajante de los sexos— es el motivo de la falta de paz interior? 
—El motivo principal es que la desunión entre el principio masculino y el femenino produjo este crecimiento tan desarmónico, tan diabólico del ser humano. En el hombre bien integrado existe una especie de trinidad, es decir, tres principios que sólo podemos nombrar con imágenes: lo paterno, lo materno y lo filial. Cuando estos tres principios se dan juntos y bien equilibrados, el individuo, es decir el hijo, tiene la posibilidad de consultar en sí mismo a su principio materno y su paterno y no necesita pedirles consejos a sus padres verdaderos, sino que es aconsejado por sí mismo. 
¿En qué consisten estos principios? 
—El principio materno se basa en la capacidad de dar, dar de su sustancia, dar en lo material y lo espiritual. La trinidad cristiana, padre, hijo y espíritu santo, se creó en pleno auge del patriarcado, el espíritu santo no podía ser femenino; sin embargo, se lo representa como un símbolo muy femenino, la paloma. Esta representa la intuición, el pensamiento profundo que da al individuo la posibilidad de proceder por su propio camino y de ponerse en contacto consigo mismo. Es la voz interior, la voz de la madre. Él principio paterno es el contacto con el exterior, es la inteligencia, la capacidad organizativa, la tendencia —que comparte con el principio materno— a proteger la familia —me refiero a la familia interior del individuo, a la trinidad— y la tendencia a emprender cosas nuevas tanto en lo externo como en lo espiritual. El principio filial es sobre todo movimiento y amor. Cuando la mamá le dice al hijo desde chico: no toques eso, no hagas aquello, impide mucho su movimiento, tanto el de la iniciativa personal como el movimiento muscular. También el amor condicionado daña profundamente: si te portas bien te amo, si te portas mal no te amo. Pero todo es necesario para que se mantenga el principio paterno, la autoridad. Este principio aislado siempre se torna diabólico, negativo, peligroso. Ya los chinos decían; el Yang solo es agresivo, es desconsiderado, es atolondrado. El Yin solo tampoco sirve, siempre tienen que darse el Yin y el Yang juntos. La totalidad consiste en el número tres, casi todas las religiones tienen como idea central una trinidad. Un individuo que funciona bien lo hace con sus tres principios equilibrados, padre, madre e hijo, como una familia. Pero la siquis ha sido distorsionada por la prevalencia de lo masculino y la consecuente dominación de la mujer, y el ser humano se ha enfermado síquicamente, lo que produce permanentes conflictos tanto en el individuo como en la sociedad. 

LOS "DIRIGIDOS INTERIORMENTE" ESTÁN CRECIENDO

 —¿A qué cree usted que se debe que últimamente grupos esotéricos, guías espirituales y gente preocupada hasta ahora por el desarrollo interior, y no por los acontecimientos externos, se están manifestando activa y públicamente por un cambio social, la paz y el desarme nuclear? 
—Porque esas personas ya han logrado desarrollar en sí mismas el principio femenino, y esto es algo reciente. (En mi juventud un hombre que era, por ejemplo, artista, más civilizado, más fino, más sutil, inmediatamente era rechazado como maricón). Sobre todo porque las mujeres han integrado, y en forma mucho más eficiente, el principio masculino; hasta hace muy poco la mujer era sólo un conjunto de funciones. 
El que la sociedad patriarcal esté perdiendo terreno y el que existan personas trabajando interiormente para integrar estos tres principios, ¿ha permitido un pronunciamiento homogéneo respecto a las cuestiones sociales? 
—Precisamente, Ud. ve que la noción de la pareja que lanzó el movimiento feminista ya no es de lucha como la de las antiguas sufragistas. Ellas plantean que una pareja no necesita necesariamente convivir en la misma casa, que mientras más distancia en el espacio exista entre ellos mejor funcionan, que la base es el amor y un elemento de suma importancia, el respeto, el respeto por el proceso que pasa el , o sea mucha estimulación de crecimiento. Esta es la pareja moderna, las parejas simbióticas ya se están eliminando. Las consecuencias de una mejor relación entre el hombre y la mujer y de la mayor integración de la mujer en la sociedad produjo todo este movimiento de renovación, fue una mujer la primera que a principio de la década del 60 lanzó un libro acerca de los peligros de una explotación irreflexiva de la tierra. 
 ¿Es posible crear una conciencia de paz en toda la humanidad sin que cada uno de sus miembros haya pasado por esos procesos para llegar a la paz interior? 
—Desde luego debe haber un porcentaje de la población que se haya integrado, que haga yoga, meditación, que se dedique a estas prácticas espirituales. Un 2 ó 3% de la población basta para producir un campo morfogenético, o sea un pensamiento común bien dirigido que hace que más y más personas se adscriban a él. 
—¿Sin pasar por un proceso de desarrollo interior?... 
—Sí, sin pasar, por lo que antes se llamaba el Espíritu Reinante del Mundo, concepto que introdujo Hegel y al que hoy día se llama número crítico(2). Sucede que si hay un número suficiente de individuos que piensen en lo mismo, que hablen de lo mismo o que deseen lo mismo, esto se propaga al resto de la humanidad mediante un proceso que todavía no conocemos, pero que debe basarse en algunas ondas que se transmiten a través del espacio. 
El sistema patriarcal se demoro milenios en difundirse, aun a través de los campos morfogenéticos, pero ahora estamos enfrentados a la necesidad de un cambio urgente. ¿Tendremos que esperar milenios? 
No, el patriarcado está declinando y debilitándose desde hace decenios, y estos fenómenos que vemos ahora son los estertores de muerte del patriarcado. A ellos ya no les importa que reviente el mundo y tienen el poder por que tienen el dinero, y tienen la informática en su mano. Son en total entre 200 y 500 hombres que dirigen el mundo y que tienen el poder sobre las fuerzas armadas. El patriarcado se está cavando su propia tumba y todos sus planes, si Ud. va a la base, son suicidios inteligentísimamente programados. 

LA POSITIVIDAD ES CONTAGIOSA 

—¿Qué posibilidades le ve a la acción que está emprendiendo la Iniciativa Planetaria en estos momentos en Chile? ¿Qué posibilidades de paz ve Ud. en nuestro país? 
—La Iniciativa Planetaria como tal, en este aspecto no ha emprendido mucho todavía, pero yo personalmente he lanzado una pequeña iniciativa en la cual tengo mucha esperanza; he propuesto a una radio intercalar, entre las realizaciones musicales, informaciones sobre iniciativas nobles del ser humano, porque aquí en Chile y en todas las dictaduras se presenta la peor imagen del ser humano, y no hay ni una sola información sobre algo positivo. Si uno piensa en forma negativa sobre el ser humano, como dije al principio, uno produce su negatividad; si piensa en forma positiva, uno colabora a generar su propia positividad. Otro ejemplo lo encontramos en los movimientos de simplicidad voluntaria; en el año 80 había casi 33 millones de norteamericanos "dirigidos desde adentro". Ellos viven otra vida; en primer lugar no son consumidores, ahorran energía y recursos naturales. Algunos viven en comunidades y otros viven su vida común y corriente pero siempre participando de estos principios. Yo, por ejemplo, no compro cosas que un her manomío no pueda comprar, mi dieta es particularmente práctica, barata y sana. Otros ejemplos de lo que sería una vida dirigida interiormente sería hacer yoga, meditación y considerar a los demás como sus hermanos. Creo que si se unen un máximo de estos grupos como ya se unieron la Alianza Espiritualista Mundial, que es muy grande aquí, y la Gran Fraternidad Universal, esos movimientos unidos van a ser la semilla de una reconciliación.