viernes, 18 de noviembre de 2011

"Consideraciones Básicas sobre Enfermedad y Curación" Por Edward Bach



"Existen tres tipos de plantas:El primer grupo se encuentra, en lo que a su evolución se refiere, en un nivel un poco más bajo que el del ser humano. Entre éstas se hallan los tipos primitivos, los cactos, las algas marinas, la cuscata, etc. A este grupo pertenecen también las que han sido empleadas para finalidades equivocadas, siendo algunas de ellas venenosas: el beleño, la belladona y las orquídeas son algunos ejemplos.
Una segunda categoría, que se encuentra en el mismo nivel que el ser humano y que son inofensivas, puede ser empleada como alimentos.
Pero existe aun un tercer grupo que se encuentra en un nivel evolutivo relativamente alto o más alto que el de la humanidad media. Es de entre estas plantas donde debemos escoger nuestros remedios ya que ellas poseen la fuerza de sanar y de traernos la bendición.
Además, estas plantas no necesitan de la crueldad, ya que, al residir en ellas el deseo de ser útiles a la naturaleza humana, están bendecidas mientras sirven a los hombres.
Debido a que el primer grupo de plantas disminuye las vibraciones corporales, hacen que el cuerpo no sea apropiado como residencia del yo espiritual pudiendo provocar, por este motivo, la muerte.
Pero el último grupo posee el poder de elevar nuestras vibraciones, proporcionándonos, por tanto, la fuerza espiritual que depura y sana al cuerpo y al espíritu.
Por lo tanto nuestro trabajo como médicos se puede representar a grandes rasgos de la siguiente manera: estudiar la naturaleza humana de forma que estemos en situación de ayudar a nuestros pacientes a adquirir un conocimiento sobre ellos mismos y aconsejarles sobre la manera de poder armonizar su personalidad con su alma, prescribiéndoles, además, los remedios beneficiosos que elevan las vibraciones de la personalidad. De esta manera se desarrolla la virtud necesaria para restablecer la armonía entre el yo más alto y el más bajo, que tiene como consecuencia la salud completa.
Ahora, queremos considerar el aspecto práctico en relación con el diagnóstico y el tratamiento. En primer lugar, existen siete subdivisiones principales en las que debemos clasificar a nuestros paciente.
De acuerdo con la lección especial que debe ser aprendida, una persona se puede equivocar en uno de los siguientes principios fundamentales: 
1. Poder. 
2. Conocimiento. 
3. Amor. 
4. Equilibrio. 
5. Servicio. 
6. Sabiduría. 
7. Perfección espiritual.
Antes de continuar, hay que volver a llamar la atención sobre el hecho de que la existencia de enfermedad es un indicativo de que la personalidad se encuentra en conflicto con el alma.
Las cualidades y las virtudes son relativas. Lo que para uno es una virtud puede ser para otro un defecto. Aspirar a ser poderoso puede ser correcto para un alma joven sin tener por qué desencadenar un conflicto entre la personalidad y el yo espiritual. Pero lo que es correcto en ese caso no encajaría en un estadio más desarrollado de la juventud, resultando, por lo tanto, equivocado cuando el alma ha decidido para la personalidad dar en lugar de tomar.
Es por este motivo por el que una cualidad en sí misma no puede ser juzgada de correcta o de falsa sin tener en cuenta el nivel evolutivo del individuo. Lo que conocemos como malo es simplemente algo bueno que no se encuentra en el lugar correcto.
Pero la existencia de enfermedad nos indica que hay cualidades ancladas en la personalidad que el alma se esfuerza en apartar porque tales cualidades se encuentran por debajo del nivel evolutivo de esa persona.
Además, el paciente debe negarse encarecidamente a oír la voz de la conciencia, a reunir experiencias a nivel espiritual, por eso se da la necesidad de una lección aún más difícil, que es la que le imparte la enfermedad.
Podemos reconocer, a través de la mentalidad de nuestros pacientes, el error que ha hecho que la personalidad no logre mantener el ritmo del estándar evolutivo que el alma desea.
De las equivocaciones que se cometen en cada uno de los siete principios resultan los siguientes tipos:
1. Poder: tirano, autócrata, afán de notoriedad.
2. Intelecto: nigromante, destructor, sátiro.
3. Amor: inquisidor, odio, cólera.
4. Equilibrio: estático, veleta, histérico.
5. Servicio: vanidoso, egoísta, flirteador.
6. Sabiduría: agnóstico, loco, payaso.
7. Perfección espiritual: entusiasta, puritano, monje.
No juega ningún papel importante la enfermedad que padezca nuestro paciente. Mucho más importante es que comprendamos a cuál de los tipos arriba mencionados pertenece.
Sin embargo, no es de esperar que las características de la personalidad se manifiesten siempre tan claramente, ya que en muchos casos con los que nos encontramos es únicamente con un pequeño resquicio de las cualidades perjudiciales. No obstante, es esencial el poder comprender de manera exacta la equivocación básica para garantizar un tratamiento exitoso.
Además, la personalidad de muchos de los pacientes que nos consultan suele estar muy marcada por la influencia de algún familiar o amigo dominante, resultando en muchos casos más fácil el hacer un diagnóstico de la persona dominadora, ya que ésta pertenecerá al mismo grupo que el paciente. También aquí se aplica el principio del igual repele al igual, ya que aquí nos encontramos con aquellos que poseen nuestros mismos defectos, pero de una manera mucho más clara, de tal forma que podemos reconocer el padecimiento que esa actitud perjudicial desencadena..."
Extracto tomado del libro "Los Remedios Florales"

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