viernes, 29 de septiembre de 2017

"Soy Padre y Soy Asperger"


Me llamo Jesús, tengo 40 años recién cumplidos 
y un hijo de 8 meses y medio. 
Soy un padre Asperger 
y la vida se me hace cada día tan dura 
como maravillosa. 

He pasado toda mi vida intentando adaptarme, encajar, sentirme “normal” y en ese camino he hecho apenas 3 o 4 amigos verdaderos, miles de buenos conocidos, he destrozado otro montón de amistades y nunca entendí qué hacía mal. De hecho, ese fue el motivo de mi primera consulta al psiquiatra en la edad adulta. Me iba quedando solo allá donde iba. Yo soy ese tipo de persona que odias o adoras en los primeros cinco minutos pero del que te acabas alejando sí o sí tarde o temprano si me ves con cierta asiduidad. Siempre he repetido de forma inconsciente el mismo ciclo. Conocía a alguien, nos hacíamos íntimos amigos, compartíamos miles de horas, secretos, vivencias y un buen día todo se acababa y de la peor forma posible. ¿Por qué? Supongo que porque soy así de intenso, de obsesivo, de cerrado, porque hablo sin medir las palabras y porque exigía sin darme cuenta a la otra persona las mismas pautas obsesivas de comportamiento que yo tenía.

En cuanto a las chicas, nunca tuve problema en “ligar”. Mi estrategia era muy sencilla. Yo soy incapaz de acercarme a una chica y hablar con ella de primeras así que lo que hacía era mostrar a su lado mis virtudes (tocar la guitarra, cantar, exponer un montón de conocimientos de escasa relevancia pero de bastante cultura general), hacerme el interesante y esperar a ver que pasaba. El caso es que en los 90 ser un rockero atormentado y marginal estaba bien visto por las chicas y eso jugó bastante a mi favor. No es una estrategia muy pulida, lo sé, pero por algún motivo funcionaba.
Pero en mis relaciones sentimentales todo se iba al traste una y otra vez. Soy obsesivo, tengo muchas manías, odio que cambien mis rutinas. No me gustan las visitas, hablo muy exaltado, contesto de malas formas. siempre desayuno lo mismo, sentado en el mismo sitio, no permito que nadie más coma ahí o que dejen migas de pan en la mesa (eso me enferma) y un largo etcétera de excentricidades que no todo el mundo está dispuesto a tolerar cuando se pasa la etapa del “enamoramiento” y llega la de la estabilidad. 
En otras ocasiones era yo mismo el que no sabía adaptarse y me agobiaba o me aburría aunque intentara luchar con todas mis fuerzas contra esos sentimientos. 

Hasta que llegó una persona que sí entendió por qué hago así las cosas, quiso ver más allá y estuvo dispuesta a tener paciencia y tolerarme (por ahora) y fruto de esta relación nació hace algo más de 8 meses mi pequeño Pedro Luis, un día 25 de Diciembre después de un larguísimo parto de 15 horas… Y el mundo, tal y como lo conocía, cambió para siempre: De pronto me convertí en padre… 
Yo, padre de esa pequeña criatura que no tuve valor de coger entre mis brazos hasta pasados unos días por miedo a hacerle daño. He leído mucho acerca de mi trastorno, qué es el Asperger, niños con Asperger, adultos con Asperger. Pero ningún artículo me había preparado para ser un padre con Asperger. 
Hace ocho meses inicié la que es sin duda la experiencia más difícil de mi vida y aquí estoy, dando cada día pequeñísimos pasos que me llevan a entender a ese niño que me mira y cuando su pupila hace contacto con la mía el tiempo se para y no entiendo cómo la vida ha premiado a un idiota como yo con algo tan perfecto y maravilloso. Además, mi pareja trabaja por las tardes por lo que después de almorzar se marcha y eso hace que me quede solo hasta la noche con un niño que depende exclusivamente de mí y de mis decisiones. Aterrador. 
Los primeros días fueron horribles. Pedro Luis y yo no conectábamos. Lloraba y lloraba, se quejaba, cada llanto era como un millón de agujas clavándose en mi cerebro, mi nivel de ansiedad subía y subía. Biberón de leche, biberón del agua, paseos, carro, pañal. ¿Qué te pasa pequeño? ¿qué quieres? ¿qué necesitas?. No había orden, sólo caos y ruido, mucho ruido. Debo decir que lo pasaba francamente mal. 
Amo a Pedro Luis con toda mi vida y eso es el pilar más fuerte en el que alguien puede apoyarse. Ahora, cada día, me comunico un poco más con él. Comienzo a entender poco a poco sus gestos, sus expresiones, las cosas que le gustan y las que no y vamos estableciendo nuestra propia rutina. Una rutina conjunta que me permite estructurar la tarde, dividirla en ciclos de tiempo y actividades y resolver de forma independiente los problemas de cada ciclo horario. Así, sé que le gusta dormir de 16:00 a 17:00 (ciclo resuelto), a las 17:00 le gusta comer un poco y jugar en su parque. A las 18:00 me lo pongo en el marsupial y nos vamos al parque a ver a los niños que juegan en los columpios. Con suerte a las 19:00, cuando nos volvemos a casa, decide echarse otra siestecita y de 19:30 a 22:30 aún vivimos en el caos. Pero sé que si he logrado dominar la primera parte de la tarde, puedo conseguir lo mismo con el resto de las horas. 
Yo trabajo en casa. Soy community manager. Llevo redes sociales de empresas y tengo millones de seguidores en mis propias páginas de Facebook. He logrado crearme un mundo profesional acorde a mis necesidades, a mis carencias y a mis aptitudes. Tengo una familia a la que amo y ahora un hijo que me está enseñando en 8 meses a ser más persona de lo que había aprendido a ser en 40 años. 
Lo que trato de decir con esto es que si yo he podido, tú también puedes. Tus hijos cuando crezcan también podrán y cualquier persona con Asperger puede.

Fuente: http://soyasperger.com/soy-padre-y-soy-asperger

miércoles, 27 de septiembre de 2017

"La Cultura, el Conocimiento, la Tradición no son la Obra de autores” Carta de Horacio Potel



Esta mañana ha fallecido mi amigo Horacio. 
Aunque la carta que publico a continuación no tiene que ver con la temática de mi Blog, lo hago para que su memoria no se borre de Internet.

Carta publicada por Horacio Potel en su Blog el 19 de mayo de 2009

Hola, a todos:
Mi nombre es Horacio Potel, tengo 49 años, me divierte la filosofía, empecé a estudiarla ya de grande, como un hobby al principio, pero el pasatiempo me fue apasionando cada vez más. Siempre tuve un cierto carácter coleccionista, y de niño mi gran colección era mi biblioteca. En 1998 me compré una computadora después de ahorrar todo un año. Todo me parecía maravilloso, pero sobre todo la Web, era para mí el sueño del pibe, podía tener acceso a tantas cosas que antes solo podía soñar, libros agotados, reproducciones de obras de arte, que antes solo podía ver de “prestado” en las librerías, ya resignado a no tener jamás esos hermosos y carísimos libros. La lectura que hice de la web en ese primer momento, en ese primer encuentro, en ese instante del conocimiento, fue: acá están todas las posibilidades ya no habrá más escasez de bienes culturales, con esta herramienta una parte inmensa del conocimiento humano puede estar disponible para todos.
Un planteo un tanto ingenuo, desde luego, pero bueno nunca fui bueno para los negocios y no pensé a la web, como debería pensarla todo ciudadano consciente de su pertenencia al capitalismo: un almacén de ventas de baratijas. Para mí era más que evidente que al menos en el campo de la filosofía, todas las obras de todos los filósofos y en general toda la producción filosofía, podía y debía estar on line. Recuerden ustedes que yo estudiaba filosofía y entonces estaba sujeto a horas perdidas tratando de encontrar artículos de revistas que no estaban en ninguna biblioteca, libros que no se publicaban hace décadas porque no era redituable hacerlo. Las revistas de papel especializadas en filosofía me parecían una pérdida de tiempo, una especie de locura. Sacar 100 ejemplares de una revista, para que con suerte fuera archivada en dos o tres bibliotecas donde las comería el tiempo, se me ocurría un gasto loco de trabajo desperdiciado, pudiendo colocarse toda esa producción on line de forma tan fácil y barata.
Soñaba con poner a los empleados de todas las bibliotecas universitarias a digitalizar textos, pero claro, la ley 11723 ley del año 1933, no contempla medidas de privilegios o excepciones para las bibliotecas, éstas están impedidas de copiar su propio material, aún si es para fines de preservación. Si hay que creerles a los carteles que suelen adornar los libros, el préstamo mismo estaría prohibido y no sería de extrañar, si esta embestida de las corporaciones que se creen dueñas de la cultura no para, que las mismas bibliotecas se vean obligadas a pagar derechos de autor o se vean obligadas a cerrar. Cómo ha pasado con dos de mis tres bibliotecas on line especializadas en filosofía.
El derecho al acceso a la información es algo que al parecer a nadie le importa en esta época de barbarie. Barbarie que al menos en Argentina no para de crecer. Se está acabando con conquistas que uno suponía eran la herencia intocable de la Ilustración y que no eran más que un espejismo. Ahora hay que estar explicando los motivos por los cuales uno decidió difundir filosofía en la web, sin intentar sacarle dinero a nadie, porque eso es visto como un delito, una locura, una forma de terrorismo y una rebeldía adolescente.
La gente de bien no se plantea estas cuestiones. La lógica del don, para los mercaderes es subversiva. Porque además ¿quién es este que se mete a decidir qué hacer público o que no, cuando ese siempre fue nuestro papel, nuestro privilegio y nuestro monopolio? Así piensan las corporaciones del libro de papel y el sinnúmero de pseudo – instituciones y publicaciones y eventos y ferias que lucran con el negocio de la venta de “cultura”.
Todo esto para contar que no hice ni pretendía nada raro, sólo subir a la web, en forma ordenada y con cierto control de calidad todo lo que pudiera encontrar sobre los filósofos que me apasionaban. Las posibilidades técnicas convirtieron por sí solas a estas “bibliotecas” en máquinas privilegiadas para la producción cultural, dando la posibilidad de buscar en instantes un término en toda la obra de un filosofo, tener linkeado en el texto no sólo la cita sino el texto al que se alude, o las distintas versiones de una misma conferencia, no sólo en castellano, como fue la idea original, sino particularmente en el caso de Derrida, también en francés.
No sé si a mis colegas o a los estudiantes estas herramientas -que hoy ya no están en la web- les habrán sido de utilidad -al parecer sí, teniendo en cuenta los mensajes de solidaridad que he recibido de todo el mundo- pero para mí eran imprescindibles, teniendo esos textos en mi computadora, el trabajo empezaba igualmente siempre en la web, las distintas formas de ordenación del material así como la posibilidad de usar buscadores, reducían el trabajo en horas a la vez que producían el encuentro de lo no esperado dado su carácter maquínico: no era yo solo tratando de recordar y asociar, era yo más la máquina.
Supongo que estos artefactos deberían darle a su “autor” -en este caso a mí- algún derecho, pero parece que no, han sido borrados por el capricho de una editora francesa que no trabaja en Argentina y que no sabe qué hacer para demostrar su codicia, su egoísmo, su afán apropiador. Dicen en los diarios que esta editorial me conminó a bajar todos los sitios, no se limitó a hacer una demanda por los cinco o seis libros de Derrida -entre cientos- que alguna vez publicó, no, yo según ellos, y a una orden de ellos, debería sacar todas las obras de Derrida, cuyo copyright no les pertenece, así como las de Heidegger y Nietzsche. El resto es conocido: Minuit le escribió al agregado “cultural” de la embajada de Francia en Argentina y este señor para defender la cultura francesa terminó con el lugar más visitado y completo dedicado a la obra de uno de los principales filósofos franceses del siglo XX.
La Cámara Argentina (o francesa, ya no sé) del Libro, hizo una denuncia que fue tomada con inusitado vigor por fiscales argentinos, así que una triple alianza de Corporaciones patronales, embajadas neocoloniales y poder judicial argentino, se juntaron para bajar de la web sitios que difundían filosofía y de paso joderle la vida al boludo, loco y terrorista que había tenido la idea de compartir las herramientas que usaba para trabajar en filosofía. Porque el trabajo de profesor de filosofía tiene como una de sus obligaciones la escritura, no hay la menor necesidad de tentar a nadie con los ridículos derechos de autor que podría recaudar una obra sobre el ser en el Heidegger tardío, las obligaciones del oficio obligan a escribir. En este campo la mentira que dice que los derechos de autor fomentan la producción intelectual no se hace solo evidente sino hasta insultante, pensar que Nietzsche o Hölderlin escribían para cobrar dos mangos de derechos de autor, como si fueran vulgares autores de libros de autoayuda, da la idea de los valores con los que se mueven estos mercachifles.
La cultura, el conocimiento, la tradición no son la obra de “autores”. Es curioso que los mismos señores que han terminado con las ideas ilustradas del sujeto libre y soberano, para vendernos el sujeto sujetado al consumo, apelen a la metafísica de la subjetividad a la hora de buscar más dinero. Es curioso que lo hagan en este caso ya que tanto Heidegger como Derrida, hoy censurados y prohibidos en la web, se han opuesto a esta idea de una subjetividad creadora como origen y causa de la “Obra”. No hay átomos privilegiados por la Musa repartiendo la luz entre masas pasivas. No hay átomos y la constitución del “autor” como cualquier otra se con-forma con la alteridad que la preexiste. Heidegger y Derrida han señalado cómo antes de constituirse o en la constitución misma de algo así como un sujeto, de algo que diga “yo”, todo un mundo previo ya preexiste, que estamos formados antes de ser, por la herencia y la tradición, la transmisión, la pervivencia del mensaje, aún más para Derrida todo empieza con una llamada un “Ven” el ven es el envío llamando a los envíos, el primer mail exigiendo la correspondencia en la que somos, correspondencia con el otro que está siempre antes. Cortar los envíos, es la muerte, y es esto los que los militantes fundamentalistas del copyright quieren imponer en la Web, quitándole todo potencial para domesticarla como instrumento de venta de baratijas.
Pero como alguna vez dijo Derrida: “Heredo algo que también debo transmitir: ya sea algo chocante o no, no hay derecho de propiedad sobre la herencia“. Es esta herencia que no le pertenece a nadie y que nos forma a todos, esta herencia que es el don común sobre el que se construye lo nuevo, lo que se está atacando al atacar la difusión y el acceso de todas y todos a la misma. Es lógico la herencia de la filosofía, del pensamiento crítico es demasiado peligrosa para los hombres del mercado, puede hacer creer que no necesitamos de tutores ni de encargados para atrevernos a saber, tal como en la lejana época en que la burguesía era aún ilustrada, quería el viejo Kant.
http://filosofiaencastellano.blogspot.cl/2009/05/envios.html

Horacio Potel: Arquitecto y profesor de Filosofía, ha realizado una labor divulgativa enorme al recopilar a través de tres páginas web una ingente cantidad de textos de los filósofos Nietzsche, Heidegger y Jacques Derrida que no habían sido traducidos al castellano. Estos sitios ofrecen una completa relación de los textos, vida y obra de los tres filósofos, además de fotos, biografías, comentarios y enlaces. El más antiguo es el de Nietzsche, que cuenta desde su inicio en 1999 y hasta hoy con más de cuatro millones de visitas. 
Horacio Potel fue denunciado por infracción a la ley 11.723 de propiedad intelectual. Tras muchos años de juicio, el caso finalmente fue sobreseído por orden del Ministerio Público Fiscal y los sitios webs se encuentran disponibles y perfectamente operativos hoy en día. (2012)
https://oxcars12.xnet-x.net/program/



domingo, 24 de septiembre de 2017

"Tener una Actitud Positiva es una Decisión Consciente"



"Se puede despojar de todo a un ser humano. Lo único que no se le puede arrebatar es la última de sus libertades: la elección de la actitud que decide tomar ante cualquier circunstancia"  Viktor Frankl

La Actitud Positiva es una Decisión 

La actitud positiva no es algo con lo que naces. Esta actitud se desarrolla gracias a nuestras experiencias y nuestra forma de pensar, sentir y comportarnos acerca de ellas. Tampoco es algo con lo que te despiertas o no cada día. 

Tener buena actitud no es una eventualidad, es una decisión consciente y, por tanto, es tu responsabilidad hacer que nazca, crezca y se reproduzca en tu vida.
Tú no puedes controlar todas las cosas que pasan en tu vida, pero sí que puedes controlar la forma en la que respondes ante ellas. Esta es la diferencia entre el éxito y el fracaso, entre bienestar y malestar. 
En tus manos está el poder de cambiar la forma en la que reaccionas ante las cosas negativas. No se trata de ignorarlas, sino de aprender de ellas.
Tampoco se trata de reprimir tus sentimientos o pensamientos cuando las cosas no andan bien. Lo que debes evaluar es si tus respuestas son coherentes con lo que te pasa. 
A veces nos ahogamos en un vaso de agua porque no vemos el cuadro completo. En otras ocasiones, racionalizamos y pensamos demasiado, haciendo que nuestra mente se sobrecargue por algo que no merece tal importancia. En otras circunstancias, dejamos que nuestras emociones determinen nuestros pensamientos y nuestras acciones al punto de que no pensamos las cosas con "la cabeza fría".
Así, nos vemos inundados por emociones y pensamientos que, en lugar de permitirnos afrontar un problema, nos lo agrandan. 
Luego de que reconocemos que la actitud es nuestra responsabilidad, resta hacerla positiva momento a momento. Este es un trabajo arduo al principio, pero a medida que se convierta en un hábito, se te hará cada vez más fácil.


Aprende de las personas positivas y optimistas

Cuando escuchamos un gran orador motivacional que es capaz de contagiarnos de emociones positivas no podemos evitar sentirnos renovados, con un poco más de energía, con un poco más de motivación. Tanta es la habilidad de estas personas para despertar emociones positivas y transmitirlas al público, que algunos se vuelven adictos a este tipo de conferencias y discursos.
Las personas que tienen una actitud positiva, y que son capaces de conservarla a pesar de las vicisitudes de la vida, se ganan nuestra admiración casi de inmediato. Y las admiramos precisamente porque nos gustaría tener esas mismas cualidades.
Aunque observarlas y seguirlas es el primer paso para desarrollar esta habilidad, tenemos que comenzar a trabajar en lo cotidiano, como ante el transporte público cáotico y lento, la falta de cultura ciudadana, las discusiones familiares, las decepciones personales, etc.
Todos nosotros necesitamos una persona con carisma en nuestras vidas. Por eso amamos a las personas que son encantadoras: porque tienen una actitud desbordante, alegre, descomplicada; porque nos muestran que las cosas no son tan malas. Las personas encantadoras son también persuasivas: su poder de influencia está determinado por su positivismo y por su energía.
Cuando nos enfrentamos a una situación ambigua, en la que no estamos seguros de lo que debemos hacer, recurrimos a nuestros líderes, a las personas que mantienen la calma y no se dejan llevar por las emociones y los pensamientos negativos, sino que se concentran en una solución. Las personas con buena actitud son confiables.
Imagina lo que pasaría en tu vida si las personas pudieran reconocer estas capacidades en ti: lograrías ejercer un poder que no se obtiene con el dinero ni con el conocimiento.
¿No sería sensacional adoptar una actitud positiva para contagiar a los demás con el simple hecho de entrar en contacto con esas personas?
¿Acaso no es deseable que nuestra actitud positiva se vea recompensada cuando nos llega duplicada o triplicada de vuelta?
Existen cientos de libros y miles de páginas de internet dedicadas a explicar por qué una actitud positiva es la mejor herramienta para tu éxito. No obstante, no pretendo detenerme en todos y cada uno de estos aspectos por ahora.
Tan solo quiero que pienses un poco en la manera en la que serías percibido si tuvieras siempre la actitud adecuada. Sin duda alguna, serías influyente, las personas querrían estar contigo y escucharte. Contagiarías a los demás de una manera positiva y las personas estarían encantadas de recompensarte de una y mil maneras por ello.
La decisión de tener una buena actitud es simplemente una que se toma por conveniencia. Es lo mejor que podemos hacer para nuestro bien.

Aprende de las personas negativas y pesimistas

El caso contrario ocurre cuando queremos alejarnos de personas que son difíciles de agradar y complacer, que tienen una actitud derrotista, que son inconformistas y que no encuentran motivos para sentirse bien o hacer sentir bien a los demás.
Seguramente conoces a alguien con este perfil. Esa persona que siempre se está quejando, para quien nunca nada es suficientemente bueno, que siempre encuentra el lado negativo a todo lo que sucede. 
Cuando preguntas por su estado de ánimo, con un simple "Hola, ¿Cómo estás?", responde de alguna de las siguientes maneras:
  • Podría estar peor.
  • Como siempre.
  • Más o menos.
  • Mejor ni pregunte.
  • Supongo que bien.
  • Ya sabe, nunca faltan los problemas.
  • He tenido días mejores.
  • "Estoy", ya es algo.
  • Cansado del clima.
  • Fastidiado con tanto calor.
  • Fastidiado con esta lluvia.
¿Cómo te sientes tú después de oír una respuesta así? ¿Cómo crees que se siente esa persona al decirlo?
Las personas pesimistas no tienen ese magnetismo que nos hace sentir atraídos. Por el contrario, nos repelen. Tratamos de rehuir a estas personas porque tienen el poder de desanimarnos.
Todos nosotros nos hemos sentido mal o hemos tenido días terribles. Sin embargo, el truco está en la forma en que describimos y comunicamos nuestros estados de ánimo. Hay que entender la importancia de las palabras con las que estamos alimentando nuestras emociones.
Comencemos a pensar y hablar en positivo para cambiar nuestras emociones. 
Fíjate en el impacto que tienen las siguientes afirmaciones en ti, independientemente de tu estado de ánimo actual. Imagina que estas son tus respuestas el día de mañana cuando te pregunten cómo te va:
  • Estoy excelente.
  • Cada día mejor.
  • Positivo. Animado. Con mucha energía. 
  • Muy bien. Hoy es un estupendo día.
  • Me encuentro muy motivado.
  • Genial. Hoy es otra oportunidad para disfrutar las cosas buenas de mi vida.
  • Me encantan los días lluviosos.
  • Me parecen fantásticos los días soleados.
Para Hacer
  • Elabora una lista de los eventos de tu vida en los que tener una buena actitud te facilitó las cosas.
  • Piensa en una persona que se caracterice por su actitud positiva. Pregúntale acerca de los métodos que utiliza para mantener esa actitud.
  • Escribe 3 razones por las que debes sentirte bien a pesar de los problemas en tu vida.
  • Identifica 3 cosas que hacen que tu actitud mejore. Piensa cómo puedes potenciarlas.

"Nunca un pesimista ha descubierto los secretos de las estrellas, ni ha navegado hacia tierras inexploradas, ni ha ofrecido un nuevo cielo al espíritu humano" Hellen Keller


Fuente: http://tucambioesahora.blogspot.cl/2014/10/actitud-positiva-tu-decides.html

viernes, 22 de septiembre de 2017

"Consejos para Prevenir el Suicidio en Adolescentes"


El suicidio en adolescentes es una realidad preocupante en nuestra sociedad. Según la OMS, es la segunda causa de muerte entre los 10 y los 24 años. Además esta tendencia va en aumento.
En este artículo veremos por qué se suicidan los adolescentes y lo plantearemos desde la prevención. Te damos estrategias y técnicas útiles para que puedas anticipar y apercibir este problema en tu familia.

Causas del suicidio en adolescentes

Se asume que detrás de los suicidios hay enfermedades mentales como la depresión o el trastorno bipolar. Se ha encontrado, sin embargo que esta asunción está sobredimensionada.
En el caso de los adolescentes se ha demostrado que las causas principales para cometer un suicidio son de origen psicosocial. La familia y las relaciones sociales son los factores que más determinan dicha conducta. Este hecho es alentador para intervenir en la prevención del suicidio durante la etapa adolescente.
Para que te hagas una idea, ejemplos de estas circunstancias psicosociales adversas serían:
  • Relación familiar: sentirse abandonado dentro de la propia familia o tener emociones negativas respecto a la pertenencia al núcleo familiar.
  • Grupo de iguales: ser traicionado o humillado por el grupo o alguien de dentro del mismo. Sufrir acoso escolar o ciberbullying también tienen cabida en este apartado.
Otros factores relacionados con el suicidio en adolescentes

La prevalencia del suicidio en esta etapa viene además rodeada además por otras variables:
  • Baja tolerancia a la frustración: inexperiencia en el manejo de ciertas emociones desagradables como consecuencia de su corta edad y falta de habilidades de gestión de impulsos.
  • Ingesta de alcohol u otras sustancias: su cerebro está aún por completar su desarrollo y esas conductas le son más nocivas que a un adulto.
  • Ser víctima de un suceso traumático como abusos físicos o sexuales: este tipo de traumas, además destruyen la autoestima, la confianza y la personalidad.
Estos factores son realmente preocupantes si aparecen todos simultáneamente. Además se encuentra que se ven amplificados si concurren junto a condiciones psicosociales adversas.

Desmitificando el suicidio
A continuación se muestran ciertos mitos del suicidio sobre los que se puede actuar. Todos son más o menos aceptados sin someterlos al juicio de la razón. Sin embargo, la mayoría son falsos, tanto para el suicidio adolescente como el de adultos.
Estos son algunos de los mitos en torno al suicidio que se pueden escuchar de forma habitual:
  1. Si de verdad se fuera a matar, jamás lo diría.
  2. Quien diga que se va a suicidar acaba por no hacerlo.
  3. Solo intentan suicidarse para alardear de ello y llamar la atención.
  4. Si en verdad desease morir se tiraría delante de un tren y ya.
  5. Para suicidarse, hay que ser un enfermo mental auténtico.
  6. Un suicidio es imprevisible ya que los suicidas actúan por impulso.
  7. Solo los profesionales pueden prevenir el suicidio y hablar sobre él.
  8. Los niños no se suicidan.
  9. Es mejor que los medios de comunicación no publiquen noticias de suicidios porque lo único que consiguen es darle publicidad.
Los datos reales sobre el suicidio

Los mitos que te hemos presentado se pueden rebatir con las estadísticas que existen en torno al problema:
  1. Nueve de cada diez personas que se suicidan avisan claramente antes de hacerlo y el resto lo deja entrever. Casi la totalidad de los suicidas ha expresado verbalmente o mediante un cambio de conducta su intención de suicidarse.
  2. Las personas que intentan suicidarse no lo hacen para impresionar a los demás. Mantener este mito condiciona a la gente para ignorarles.
  3. Que los enfermos mentales se suiciden con mayor frecuencia no invalida que una persona sana sufra y desee morir.
  4. Es cierto que un profesional cuenta con más experiencia y puede tener más facilidad para ayudar en estos casos. Sin embargo, esto no significa que la ayuda de otras personas no sea eficaz.
  5. Una vez que un niño asimila el concepto de muerte ya tiene la capacidad para cometer suicidio. Aunque no son lo habitual, en la niñez también se han registrado este tipo de muertes.
  6. El “efecto llamada” (Copycat) que pudiera despertar la noticia sobre un suicidio es irrelevante en general. Incluso para los adolescentes.
Consejos para prevenir el suicidio en adolescentes

Teniendo en cuenta todos los datos que hemos aportado sobre el asunto, te proponemos cinco consejos para prevenir el suicidio:
  1. El entorno familiar es clave para evitar la ideación suicida. Mantener una familia que transmita seguridad y apoyo es la mejor estrategia para la prevención.
  2. Los amigos y el grupo de iguales de tu hijo pueden contribuir de forma clave para determinar un suicidio. Estar conectado con el mundo de las amistades y relaciones sociales de tu hijo puede ser una buena forma de prevenir problemas en el medio plazo. Las redes sociales y la actividad que tu hijo desarrolla y recibe en ellas también son parte de este ámbito.
  3. Antes de un suicidio se presenta un periodo conocido como síndrome presuicidal. Éste se puede detectar e intervenir para evitar la conducta suicida. Estar alerta ante cambios inesperados y mantener una comunicación fluida en la familia ayudará a que puedas advertir esta situación.
  4. No se deben subestimar las intenciones suicidas. Si has llegado a un punto en que tu hijo se plantea el suicidio y lo manifiesta abiertamente deberías acudir a un profesional.
  5. La ayuda profesional es eficaz en estos casos. Pero ten en cuenta que también el entorno familiar y las amistades pueden contribuir a mejorar el problema. Si tu hijo está en un periodo de crisis intenta que se comunique y se vea respaldado por personas significativas para él.
Fuente: http://psicopedia.net/1259/prevenir-suicidio-adolescentes/

jueves, 21 de septiembre de 2017

"Nuestras Fallas Geológicas son nuestros Traumas, los Sismos nuestras Crisis" por Eduardo Grecco

Suelo enseñar que, en las crisis, la memoria de la ayuda retorna a nuestra vida cotidiana como el caudal de un río que ha sido desviado a su curso original. De pronto, nos volvemos solidarios donde hasta ayer competíamos. Tal vez, “desorganizados solidarios”, pero solidarios. Ahí nos damos cuenta que la eficacia no es lo importante, sino la intención amorosa que la alienta
En el dolor de tanto dolor, es bueno reencontrase con ese sentimiento tan humano, y tan reprimido, como la solidaridad. Ser solidario no consiste en imponer nuestra asistencia sino comenzar por preguntar ¿Qué necesitas? Y esto supone una disposición a dar lo que el otro requiere, no lo que nosotros queremos otorgar. 
Ser solidarios implica conectarnos, profunda y empáticamente, con los otros y con sus sufrimientos y carencias. Las crisis nos enfrentan a la finitud de las cosas y de la vida. De tal modo que, uno debe aprender a vivir el ahora, a no dejar para mañana los anhelos que se pueden realizar. Los deseos que reprimimos, los traumas que experimentamos, los sueños que postergamos, las personas que excluimos, los enojos que guardamos, no desaparecen sino que son fantasmas que moran agazapados en nuestra sombra. Así, como las placas tectónicas de la tierra se acomodan y, en este movimiento, producen sismos (aunque no es la única causa), así las placas tectónicas del inconsciente se reacomodan y producen crisis en nuestra vida. 
La magnitud de las crisis depende de la magnitud de lo reprimido. Represión es lo contrario de expresión, de modo que el tamaño de una crisis es proporcional a la capacidad expresiva de nuestra vida. Más expresión, menos intensidad de las crisis. Por eso, es bueno que, nosotros que somos terapeutas, nos preguntemos ¿Qué necesitamos? Uno da lo que ya tiene; contesta las respuestas que se ha contestado. 
México ha vivido el pánico de Rock Rose. Vi a tanta gente conmocionada y abracé a tantas personas llorando, que mis ojos y mis brazos están cansados. 
Caminé de regreso a mi casa, tanto tiempo, al lado de tanta gente, que por la noche caí rendido y dormí lo que no había dormido en meses. Hoy, aun la gente tiene miedo. Busca reunirse con las personas de sus afectos. No sabe que puede pasar mañana. Muchos están esperando una réplica del terremoto muchas más ayudando como saben. Hoy por la mañana entré en mi estudio, barrí los vidrios de unos cuadros rotos, junté libros que se habían caído de los estantes, prendí la computadora, contesté mails, mensajes y whatsapp de gente preocupada por mí y por México. 
Es muy grato sentir que tanta gente te quiere, es bello sentirse envuelto por tanto amor. Tal vez, las crisis nos recuerdan la necesidad de recargarnos de amor en nuestra vida. Bach, señalaba que Rock Rose es un remedio pasa ser usado en la depresión. (“En casos de gran urgencia, de gran peligro, de miedo intenso o terror o depresión, en todos los casos de máxima necesidad cuando la situación parece desesperada…” y “Cuando existe peligro mental, como amenaza de suicidio, locura o crisis nerviosa, miedo a la muerte o una depresión incurable.”) Y, la depresión, es una pena de amor. En este día, no he dejado de pensar como Rock Rose, al recordarnos la solidaridad dormida, también nos hace tener a la vista la fuerza del amor. Las crisis Rock Rose son, además de muchas otras cosas, monumentos que conmemoran traumas de amor de nuestra vida, y los reviven para sanarlos. Las placas tectónicas de nuestra sombra están formadas por nuestros desamores más arcaicos. Sobre ellos trabaja Rock Rose. 
Hay que recordar, curiosidad valiosa, que la palabra “tectónica” deriva del griego antiguo y alude a constructor, carpintero, en suma labores alquimistas, y que, terremoto (movimiento de la tierra) o sismo (temblor de la tierra), es un fenómeno, de sacudida brusca y pasajera, de la corteza terrestre, producida por la liberación de energía acumulada en forma de ondas sísmicas que, en general, se producen por la actividad de fallas geológicas.
Nuestras fallas geológicas son nuestros traumas, los sismos nuestras crisis, producto de la energía que hemos reprimido y que quiere expresarse y, como no puede hacerlo de manera sana, lo hace así, como una explosión. Ojalá aprendamos lo que la tierra nos enseña y cultivemos el arte de expresar y hagamos alquimia en nuestra vida.

Fuente: https://www.facebook.com/eduardohoracio.grecco/posts/1482472508503299

domingo, 17 de septiembre de 2017

"¿Qué es la Felicidad? según Humberto Maturana"

El no tener aspiraciones ni deseos, vivir la vida en la armonía de las circunstancias.
Esto no quiere decir vivir flotando. Uno hace lo que hace porque quiere hacerlo y si no resulta, hace otra cosa. 
La gente cree que la felicidad está en todas las cosas que uno hace, algunas andan más o menos, algunas resultan bien, otras mal.
La infelicidad es el apego a que resulten bien, uno se entusiasma, se ciega en la celebración. Entonces uno anda por la vida de saltos en saltos, de la angustia a la felicidad. 
Yo por lo menos no ando así, pero soy alegre justamente por eso.
Sufro, a veces. Pero no tanto.

Fuente: https://www.facebook.com/Matriztica/posts/10154830402551516

lunes, 4 de septiembre de 2017

"Cuadros Inspirados en las Flores de Bach"

Flores de Bach” se llama la muestra del artista Rodrigo Cabezas. 
La inauguración  se llevó a cabo el Jueves 31 de Agosto en el espacio "Infrarrojo", Barrio Italia, comuna de Providencia. 
Las pinturas expuestas son representaciones libres de las llamadas Flores de Bach.
Rodrigo Cabezas utiliza una figuración extrema enlazada con manchas y trazos provenientes del expresionismo, fusionando dos estilos discontinuos que no conviven habitualmente en una obra, dotando a estas pinturas de un aspecto único e irreal.
Las pinturas de mediano y gran formato son de fuerte colorido y expresivo gesto pictórico y buscan producir en el espectador un estado emocional que rememore o imite al efecto que Bach buscaba entre estas flores.


Con ocasión de la inauguración de la muestra tanto las bebidas como la comida integrarán las esencias florales de Bach en su preparación.
La muestra surgió del interés que el artista ha sentido por la terapia alternativa que el entusiasta investigador inglés Edward Bach desarrolló, en las primeras décadas del siglo XX, para el tratamiento de estados anímicos.
“Estoy dando un giro hacia la pintura de flores. Me interesa agregar sentido a este género pictórico. He intentado representar la ‘vibración’ que Edward Bach decía percibir en ciertas flores silvestres. Como trabajé con acrílico, le puse flores de Bach al agua que utilicé para pintar. Fue como un experimento y creo que quedó bastante bien”, comenta el expositor.
“Me sirvió pintar esta gran serie de cuadros de flores, y te cuento que yo estoy tomando flores también. El día de la inauguración, de hecho, las bebidas fueron a base de licores florales, champagne y flores de Bach. Las cosas comestibles, además, incorporaron flores y esencias de Bach”, comenta, sin especificar cuáles fueron las circunstancias personales que lo llevaron a interesarse en esa forma de medicina alternativa.

El Autor  Licenciado en Arte de la Pontificia Universidad Católica de Chile, discípulo de Eduardo Vilches. Master en Estética y Teoría de las Artes en la Universidad Autónoma de Madrid. Desarrolla su trabajo desde los 80, formando parte activa de la escena plástica local desde ese entonces. Ha exhibido en Chile y el extranjero, destacándose su Mural en el edificio de la OEA en Washington. Sus últimos trabajos exhibidos en el Museo de Artes Visuales, MAVI, han significado una nueva etapa en su trabajo, de los que hoy vemos sus últimas creaciones, a partir del estudio de las Flores de Bach, Rodrigo Cabezas revisita uno de los motivos mas recurrentes de la pintura como es la naturaleza muerta y la pintura de motivos florales, desde un novedoso punto de vista.
Fuente
https://www.facebook.com/santapizza/photos/a.10154906042120479.1073741828.106898590478/10154906044340479/?type=3&theater
http://www.lun.com/Pages/frmPrintNews.aspx?ItemID=%20379745&NewsType=Search&SF=1&SupplementId=0
http://www.estoy.cl/sitio/evento/flores-de-bach
http://www.santapizza.cl/en-transito-rodrigo-cabezas-expo-flores-de-bach/

domingo, 3 de septiembre de 2017

"Practicando el Poder del Ahora"


El ser no sólo es trascendente; también impregna profundamente cada forma, y su esencia es invisible e indestructible. Esto significa que ahora mismo puedes acceder al Ser porque es tu identidad más profunda, tu verdadera naturaleza. Pero no trates de aferrarlo con la mente. No trates de entenderlo.
Sólo puedes conocerlo dejando la mente en silencio. Cuando estás presente, cuando tu atención está plena e intensamente en el ahora, puedes sentir el Ser, pero nunca podrás entenderlo mentalmente.
La iluminación es recuperar la conciencia del Ser y residir en ese estado de «sensación-realización».
La palabra iluminación suscita la idea de un logro sobrehumano, y al ego le gusta que sea así; pero no es más que tu estado natural en el que sientes la unidad con el Ser. Es un estado de conexión con algo inconmensurable e indestructible, con algo que es esencialmente tú, y sin embargo es mucho mayor que tú. Es encontrar tu verdadera naturaleza más allá del nombre y de la forma.
La incapacidad de sentir esta conexión crea la ilusión de que estás separado de ti mismo y del mundo que te rodea. Entonces te percibes, consciente o inconscientemente, como un fragmento aislado. Surge el miedo, y los conflictos internos y externos pasan a ser la norma.
El mayor obstáculo para experimentar la realidad de tu conexión es la identificación con la mente, que hace que el pensamiento se vuelva compulsivo. Ser incapaz de dejar de pensar es una enfermedad terrible, pero no nos damos cuenta de ella porque casi todo el mundo la sufre y se considera algo normal. Este ruido mental incesante te impide encontrar el reino de quietud interior que es inseparable del Ser. También crea un falso yo fabricado por la mente, que lanza una sombra de miedo y sufrimiento.
La identificación con la mente produce una pantalla opaca de conceptos, etiquetas, imágenes, palabras, juicios y definiciones que bloquean toda verdadera relación. Esa pantalla se interpone entre tú y tú mismo, entre tú y tu prójimo, entre tú y la naturaleza, entre tú y Dios; crea la ilusión de separación, la ilusión de que tú y el «otro» estáis totalmente separados. Entonces te olvidas del hecho esencial de que, debajo del nivel de las apariencias físicas y de las formas separadas, eres uno con todo lo que es.
La mente es un instrumento soberbio si se usa correctamente. Sin embargo, si se usa de forma inapropiada, se vuelve muy destructiva. Para decirlo con más precisión, no se trata tanto de que usas la mente equivocadamente: por lo general no la usas en absoluto, sino que ella te usa a ti. Ésa es la enfermedad. Crees que tú eres tu mente. Ese es el engaño. El instrumento se ha apoderado de ti.
Es como si estuvieras poseído sin saberlo, y crees que la entidad posesora eres tú.
La libertad comienza cuando te das cuenta de que no eres la entidad posesora, el pensador. Saberlo te permite examinar la entidad. En el momento en que empiezas a observar al pensador, se activa un nivel de conciencia superior.
Entonces empiezas a darte cuenta de que hay un vasto reino de inteligencia más allá del pensamiento, y de que el pensamiento sólo es una pequeña parte de esa inteligencia. También te das cuenta de que todas las cosas verdaderamente importantes —la belleza, el amor, la creatividad, la alegría, la paz interna— surgen de más allá de la mente.
Empiezas a despertar.

LIBÉRATE DE TU MENTE

La buena nueva es que puedes liberarte de tu mente, que es la única verdadera liberación. Y puedes dar el primer paso ahora mismo.
Empieza por escuchar la voz que habla dentro de tu cabeza, y hazlo tan frecuentemente como puedas. Presta una atención especial a cualquier patrón de pensamiento repetitivo, a esos viejos discos de gramófono que pueden haber estado dando vueltas en tu cabeza durante años.
Esto es lo que llamo «observar al pensador», que es otra manera de decir: escucha la voz dentro de tu cabeza, mantente allí como presencia que atestigua.
Cuando escuches la voz, hazlo imparcialmente. Es decir, no juzgues. No juzgues ni condenes lo que oyes, porque eso significaría que la misma voz ha vuelto a entrar por la puerta de atrás.
Pronto te darás cuenta de esto: la voz está allí y yo estoy aquí, observándola. Esta comprensión Yo soy, esta sensación de tu propia presencia, no es un pensamiento. Surge de más allá de la mente.
Así, cuando escuchas un pensamiento, no sólo eres consciente del pensamiento, sino también de ti mismo como testigo del pensamiento. Ha hecho su aparición una nueva dimensión de conciencia.
Cuando escuchas el pensamiento, sientes como si hubiera una presencia consciente —tu yo profundo— por debajo o detrás de él. De este modo el pensamiento pierde su poder sobre ti y se disuelve rápidamente, porque ya no energetizas tu mente mediante la identificación con ella. Es el principio del fin del pensamiento compulsivo e involuntario.
Cuando el pensamiento se aquieta, experimentas una discontinuidad en la corriente mental, una brecha de «no-mente». Al principio las brechas serán cortas, tal vez duren unos segundos, pero gradualmente se irán prolongando. Cuando ocurren estas discontinuidades, sientes cierta quietud y paz dentro de ti. Es el principio del estado natural de sentirte unido al Ser, generalmente nublado por la mente.
Con la práctica, la sensación de quietud y de paz se va ahondando. De hecho, esa profundidad no tiene fin. También sentirás una sutil emanación de alegría elevándose desde lo más hondo de ti: la alegría de Ser.
En este estado de conexión interna estás mucho más alerta, más despierto que en el estado de identificación mental. Estás plenamente presente. Y también se eleva la frecuencia vibratoria del campo energético que da vida al cuerpo físico.
A medida que profundizas en este reino de la no-mente, como a veces se le denomina en Oriente, vas alcanzando el estado de conciencia pura. En ese estado sientes tu propia presencia con tal intensidad y alegría que, en comparación, todo pensamiento, toda emoción, tu cuerpo físico y todo el mundo externo se vuelven relativamente insignificantes. Sin embargo, no es un estado de egoísmo, sino de desprendimiento y generosidad. Te lleva más allá de lo que pensabas que era «tu identidad». Esa presencia es esencialmente tú, y al mismo tiempo es inconcebiblemente mayor que tú.
En lugar de «observar al pensador», también puedes crear una apertura en la corriente mental por el simple hecho de dirigir el foco de tu atención al ahora. Basta con que te hagas intensamente consciente del momento presente.
Esto es algo por demás satisfactorio. De este modo retiras la conciencia de tu actividad mental y creas una brecha sin mente en la que estás muy alerta y consciente, pero no piensas. Ésta es la esencia de la meditación.
En tu vida cotidiana puedes practicar esto tomando cualquier actividad rutinaria, que habitualmente sólo es un medio para un fin, y darle toda tu atención para que se convierta en un fin en sí misma.
Por ejemplo, cada vez que subas o bajes las escaleras en tu casa o en tu puesto de trabajo, presta mucha atención a cada escalón, a cada movimiento, incluso a tu respiración. Mantente totalmente presente.
O cuando te laves las manos, presta atención a todas las percepciones sensoriales asociadas con esa actividad: el sonido y la sensación del agua, el movimiento de tus manos, el aroma del jabón, etc.
O cuando entres en tu coche, después de cerrar la puerta, detente durante unos segundos y observa el flujo de tu respiración. Toma conciencia de una silenciosa pero intensa sensación de presencia.
Hay un criterio que te permite medir el éxito logrado en esta práctica: el grado de paz que sientas en tu interior.
El paso más vital en tu camino hacia la iluminación es éste: aprende a no identificarte con tu mente. Cada vez que creas una apertura en el flujo mental, la luz de tu conciencia se fortalece.
Puede que un día te sorprendas sonriendo a la voz que suena en tu cabeza como sonreirías a las travesuras de un niño. Esto significa que has dejado de tomarte el contenido de tu mente tan en serio, y que tu sentido de identidad ya no depende de él.

De "Practicando El Poder del Ahora"
Eckhart Tolle

sábado, 2 de septiembre de 2017

"Captura tu Atención antes que ella te Capture a Ti." Interesante Teoría sobre el Origen de Enfermedades Mentales


David Kessler parece saber de lo que habla. Antes fue comisionado de la FDA (Food and Drug Administration) y tiene evidentemente mucha experiencia tratando con adicciones y los efectos psicotrópicos de diferentes sustancias. En su nuevo libro Capture propone una teoría unificada de las enfermedades mentales, con base en un análisis histórico de diferentes casos y personajes que han padecido diferentes enfermedades mentales y adicciones. Kessler considera que en todos los casos existe un proceso neurológico en común, al cual llama "captura" y define como una atención selectiva que se enfoca --muchas veces obsesivamente-- en uno o en una serie de estímulos y no en otros (en los millones de estímulos que nos bombardean cada instante). Es decir, algo nos captura y esto echa andar un circuito de respuestas neuronales que con el tiempo se convierten en una enfermedad. 
Esto sugiere que una enfermedad mental es, sobre todo, una forma de ver el mundo, una perspectiva que al reforzarse, al fijarse obsesivamente y recibir el peso de una atención psíquica constante, nos encasilla y encierra en un estado determinado (y por el peso y la presión nerviosa hace que se desgaste la estructura cerebral). Esta perspectiva altamente selectiva suele ser desequilibrada, pero no es el resultado de un desequilibrio o un desbalance químico del cerebro, sino es esta tendencia la cual al reproducirse tiene efectos químicos en el cerebro (en esto Kessler propone una teoría radicalmente divergente de lo que la medicina moderna supone).
Algunos ejemplos de cómo sucede esto. Te encuentras trabajando en tu casa y en la calle ubicas el ruido relativamente quedo de una persona reparando una instalación eléctrica, un zumbido. Tu mente no deja de atender a ese sonido y después de un rato domina completamente el espacio, no puedes dejar de escucharlo y no puedes concentrarte en tu trabajo. Hay miles de otros sonidos, los pájaros, la música de la otra casa, los autos, etc., pero no puedes resistir fijarte en ese zumbido eléctrico que además te produce tanta ansiedad. 
Otro ejemplo: un día concluyes que tienes un gran defecto y simplemente no puedes hacer las cosas, tiendes siempre a procrastinar, por alguna razón, quizás genética o simplemente un hábito tan arraigado que es parte de tu naturaleza ya, tienes una pereza permanente, abulia, una debilidad de carácter. Todos los días cuando te levantas y quieres hacer algo --eso que sabes te puede hacer sentir mejor-- no lo haces porque no tienes la fuerza de voluntad, no eres suficientemente bueno. Eso sí, pasas el día dedicándole mucha energía a pensar en qué sucedería si hicieras eso y si tuvieras aquello necesario para hacer las cosas, eso que no tienes. Un circulo vicioso: un circuito o un bucle neural de retroalimentación negativa.
Un ejemplo en el sentido opuesto. Alguien dice algo sobre ti que toca una fibra especialmente sensible. Generalmente esto te produce enojo, estrés, desconsuelo. El enojo suele convertirse en un dolor de cabeza al final del día, en un aturdimiento, en un estado mental que te impide ser productivo y afecta todas tus relaciones. Sin embargo, ahora en vez de reaccionar lo dejas pasar, lo observas y reconoces pero no te genera ningún apego, la situación surge y prontamente desaparece puesto que no la has subrayado con tu atención. El enojo no ocurre, tu mente no se estresa, no queda registro de este evento, sigues con tu quehacer notando otras cosas que igualmente surgen y llaman tu atención pero desaparecen igualmente cuando no les das importancia específica.
Kessler señala que la "captura" opera a través de tres elementos básicos: 
"hace más estrecha la atención, una percepción de no tener control, y un cambio afectivo o emocional". De esta forma lo que capturamos va esculpiendo nuestra mente y puede llevarnos a una enfermedad neurodegenerativa, a un comportamiento compulsivo y a un estado general de ansiedad y depresión. Sin embargo, la captura necesariamente tiene también un aspecto positivo (en realidad es neutral, dice Kessler) y este foco de atención reducido puede tener también un efecto magnificante para sacarnos adelante, como ha sido el caso de personas que han logrado imponerse a enfermedades (como Winston Churchill) o como es el caso de personas que se apoyan en la espiritualidad. 
Todos los mecanismos con los que se tratan las enfermedades mentales, explica Kessler, actúan a través de una selección dirigida de la atención: "lo que las drogas hacen es que disminuyen mi reactividad y siento menos, la psicoterapia hace que vea la vida de forma distinta para que algo diferente capture mi atención, la espiritualidad hace que me desapegue de los estímulos". Esto es una forma un tanto reduccionista de explicar cómo operan estos métodos, pero ciertamente tiene algo de cierto. 
Las drogas que se toman para tratar la depresión, por ejemplo, tienen los efectos de hacernos sentir menos e incluso llegan a producir problemas para tener erecciones u orgasmos; la psicoterapia suele ser una forma de encauzar la atención hacia una perspectiva en la cual el paciente pueda integrar las obsesiones y ansiedades que lo asedian; al final de cuentas es fundamentalmente una forma de incidir en cómo vemos y en qué vemos; filosofías como el budismo, por ejemplo, sugieren que todas las cosas son impermanentes, y por lo tanto no tiene sentido reaccionar y formar apegos (ya que seguramente sufriremos si lo hacemos); el budismo esgrime una forma distinta de capturar la realidad, de hecho postulando la no captura como esencia de salud y libertad.
El mismo mecanismo psicodinámico opera en todos los casos que distintivamente van moldeando nuestras mentes, esto es un circuito de neuronas que "habiendo disparado juntas, se conectan", "lo que nos captura es el resultado de capturas previas", dice Kessler. Así tenemos una especie de cristalización o concentración de un proceso emocional o de un programa cognitivo (ese repetirnos que somos así o que el mundo es así), el cual se convierte en un circuito neuroquímico que corre constantemente o con alta frecuencia, con un sello neuronal distintivo de hormonas y sustancias químicas. He ahí cuadros como la depresión, el trastorno obsesivo-compulsivo o la adicción.

La realidad, sugiere la teoría de Kessler, es experimentada a partir de nuestra selección de un paquete limitado de estímulos dentro de una plétora innumerable, e inabarcable para nuestra percepción, de estímulos. Esta selección está ocurriendo todos los instantes, pero nuestra mente tiene una tendencia altamente selectiva, que fácilmente lleva a la obsesión, y decide enfocarse en una serie muy estrecha de pensamientos, memorias y concepciones que alguna vez fueron estímulos presentes, pero que hemos convertido en una realidad fantasma constantemente reproducida y superpuesta sobre la realidad de los estímulos directos.
Por último me parece que la teoría de Kessler tiene importantes paralelos con la filosofía de Buda y su noción de la formación de agregados y fabricaciones volitivas que constituyen de alguna manera la sustancia misma del sufrimiento. Kessler dice que el origen de todo el sufrimiento mental es una atención endeble que se vuelve víctima de sus propios deseos y obsesiones, hasta el punto de enmarañarse y paralizarse en una serie de hábitos. Las "capturas" que hacemos a su vez nos capturan. 
La doctrina de las cuatro nobles verdades de Buda parte de la realización de que el mundo es sufrimiento (dukha), y que el origen del sufrimiento es el deseo y el apego a las cosas placenteras y desagradables. En la enseñanza de los 12 nidanas el budismo explica que la ignorancia de que todas las cosas son impermanentes (anicca) produce construcciones o fabricaciones volitivas (sankharas), que son deseo de tener o sentir esta u otra sensación. En ciertos contextos, los sankharas pueden entenderse de manera equivalente al karma; tenemos entonces que el sufrimiento, que es el resultado de la avidez o la aversión que generan las cosas (que son impermanentes), persiste a través de una formación o un compuesto inicialmente producido por la mente pero que se fija en el cuerpo como una especie de nudo y memoria que puede permanecer en un nivel inconsciente. El cuerpo y sus lastres, nuestro karma y nuestras obstrucciones, los hábitos a los cuales estamos aferrados y el sufrimiento que generamos al reproducirlo serían solamente el edificio --de solidez y realidad ilusoria-- generado por estos sankharas, por este agregado de capturas... capturas sobre capturas, deseos sobre deseos.
El sankhara como un mal hábito pero también como un proceso neural reiterativo se alimenta y se mantiene como una sustancia compuesta en el cuerpo por la atención que le seguimos otorgando, la energía psíquica del deseo que sigue fijando, como un esmalte, esta volición mental y haciendo que se reproduzca. Estos sankharas serían las semillas de todas las enfermedades (no sólo mentales, según la visión budista), las cuales crecen en la medida que reciben nutrimento, una especie de agua y sol psíquico que puede proveer solamente la atención, el aferramiento de la mente, muchas de las veces el cual puede ocurrir de tal forma que, paradójicamente, debido a su constancia, se escape de nuestra atención consciente. Un reforzamiento que puede estar ocurriendo con cada percepción y pensamiento sin que el sujeto tenga noción clara de que está vitalizando su propia enfermedad.
En el Maha-satipatthana Sutta se enseña que la liberación de estos compuestos, de estas fabricaciones mentales anquilosadas, es posible a través de un acto de observación (mindfulness) en el cual una persona observa las sensaciones que surgen, pero no se aferra a ellas y así observa también su origen dependiente (su carencia de esencia) y su impermanencia. Una vez que una persona entiende que aquello que deseamos es impermanente y no tiene sustancia, entonces cuando se presenta (aquello que suele capturar nuestra atención), no existe impulso o volición de poseer o perseguir esa cosa y entonces el sankhara entra en un proceso de surgir y desaparecer y se desarrolla una ecuanimidad. El nirvana, de hecho, es descrito como el estado libre de formaciones o construcciones, un estado sin sankhkaras, un estado libre, es decir, sin captura, en el que todo pasa y todo se observa con delicia y ligereza, pero nada se coagula o cristaliza.

De todo lo anterior podemos avanzar una noción que me parece importante. Como señalan los antiguos textos budistas e hinduistas, la mente es en su naturaleza bruta un elefante salvaje y cuando se deja ir sin brida suele destruir, como un elefante, todo lo que toca. La energía mental, al estar focalizada por la atención obsesiva, como un rayo de Sol en una lupa, llega a quemar y lastimar aquello a lo cual se dirige. Por eso es fundamental entrenar la mente a que se tranquilice y relaje (domar al elefante), de otra forma la energía que dirige y la energía que gasta es demasiada (¡su poder es verdaderamente enorme!). Fácilmente podemos dejar que nos atrape la mente, una mente veleidosa y tiránica, que en vez de cumplir su función de ser una herramienta, una especie de altamente sofisticado secretario, asume una realidad hegemónica, monolítica y monomaníaca. Hasta la fecha creo que el ser humano no ha ideado una mejor técnica para fomentar la relajación de la mente y esa capacidad que celebró el psicólogo William James como la marca del genio, el poder dirigir la atención a voluntad, que la meditación, la disciplina de concentración y purificación de la mente. Si Kessler está en lo correcto y todas las enfermedades mentales (o al menos muchas) están relacionadas con este proceso de captura --una captura que tiende a procesos negativos, a fijaciones incontrolables-- entonces seguramente tenemos en la meditación una forma de tratamiento milenario, probado y altamente efectivo, especialmente cuando puede utilizarse de manera preventiva. Captura tu atención antes de que ella te capture a ti. 

Fuente: http://pijamasurf.com/2016/04/cientifico-sostiene-que-todas-las-enfermedades-mentales-tienen-esta-misma-causa/

viernes, 1 de septiembre de 2017

"Compasión, con los Otros y con Uno Mismo"



“El problema humano básico es la falta de compasión. Mientras este problema subsista, subsistirán los demás problemas. Si se resuelve, podemos esperar días más felices.”,
Dalai Lama.

En este mundo tan competitivo que hemos creado, la compasión es una cualidad olvidada. Sí, a veces la sacamos a pasear ante grandes desastres y calamidades, como cuando nos muestran en televisión imágenes terribles de niños que han sido víctimas de la guerra. Ahí desactivamos el automático y rememoramos por un instante nuestra humanidad. Sin embargo, rara vez sentimos compasión de forma cotidiana, por gente de nuestro entorno por ejemplo, y nunca o casi nunca sentimos compasión por gente que nos resulte amenazadora. Con frecuencia estas personas amenazantes son simplemente nuestros iguales, a quienes no dudamos en conceptualizar como nuestros competidores y, a veces, como potenciales fuentes de dolor en diversos sentidos, ya sean reales o imaginarios. Así las cosas, cuando nuestros iguales son básicamente enemigos, es normal que la compasión nos sea un sentimiento ajeno y extraño.
Pero, ¿en qué consiste exactamente la compasión? ¿Cómo se hace para ser compasivo? ¿Qué caracteriza a una persona compasiva? No basta con sentir pena o piedad, como quien da una limosna en la calle, sino que debe existir un sentimiento más proactivo y transformador. Voy a relatar un ejercicio que a mí me ayudó mucho a comprender y a sentir lo que significa la compasión.
En un curso sobre Psicoterapia y Mindfulness que se impartió el profesor Ronald Siegel, de la universidad de Harvard, nos propuso el siguiente ejercicio:
Nos pusimos por parejas y nos sentamos frente a frente de un desconocido. El ejercicio consistía en mirarnos fijamente a los ojos sin hacer ni decir nada. Evidentemente era bastante molesto. Resultaba amenazante tener a un desconocido a menos de un metro de distancia escudriñándote atentamente. Entonces el profesor Siegel nos invitó a viajar al pasado e imaginar el nacimiento de la persona que teníamos delante. Visualizamos al otro en los días en que era un bebé recién nacido. Imaginamos cómo sus padres lo cogían en brazos por primera vez. Lo vimos crecer, como cualquier persona, como nosotros mismos, sometido a su ambiente particular y respondiendo a las demandas de su entorno. Lo vimos desarrollándose hasta llegar a convertirse en la persona que teníamos delante, un producto de su genética y de sus experiencias vividas. De repente, esa persona ya no resultaba en absoluto amenazadora. La compasión había vencido al miedo.

El secreto de la compasión es saber mirar al prójimo con los ojos con los que lo miraría su madre. Aceptar sus virtudes y sus defectos sin juzgarlo. En lugar de protegernos ante su presencia, observarlo tal y como es, aceptarlo en nuestro espacio y compartir sus sentimientos. Desear que esté bien y que en su vida desaparezcan las dificultades. Más allá de criticar su conducta, hacer un esfuerzo por comprenderla. Ir tirando del hilo de las causas que le han llevado a ser como es. Entender sus acciones, pensamientos y sentimientos como partes de procesos más amplios, más que como estados puntuales que o nos gustan o nos disgustan. Y desde ahí, desde esa mirada de interés, respeto y comprensión, sentir el deseo de ayudarle a alcanzar un estado de bienestar.

¿Y qué ocurre con nosotros mismos? Nada muy diferente. Muchas veces actuamos como nuestro propio supervisor implacable. Estamos atentos a nuestros defectos y fracasos y nos los echamos en cara a la mínima oportunidad. Pero no para educarnos y para ayudarnos a mejorar como haría una madre, sino como lo haría un desconocido sin compasión, sin conciencia sobre el proceso de nuestras vidas, con fría intolerancia e inoportunas exigencias. Esto nos mantiene en un perpetuo estado de autoexamen que no nos permite estar relajados. Tenemos al enemigo dentro, un capataz con su látigo dispuesto. Ante esta continua amenaza, nuestra autoestima se ve afectada. No podemos desarrollar una imagen sana de nosotros mismos. Por eso es importante practicar la autocompasión.
¿Qué podemos hacer para desarrollar la autocompasión? Muy sencillo: tratarnos de forma amable y con cariño. Hablarnos a nosotros mismos como lo harían unos padres amorosos; con sabiduría y firmeza, pero con benevolencia. 
No se trata de hacernos frágiles, de sentirnos víctimas o vulnerables; eso es autocompasión mal entendida y morbosa (también llamada autoconmiseración); sino de querernos y de fortalecernos a través del amor que nos prodigamos. Se trata de dirigirnos a nuestro yo como haría alguien que nos quiere y que quiere lo mejor para nosotros. Hablarnos como le hablaríamos al niño que fuimos si pudiéramos viajar al pasado, sabiendo comprenderlo, aceptando sus defectos con buen humor y proponiéndole soluciones constructivas y a su alcance. 
Tampoco se trata de autoengañarnos. No se trata de decirnos a nosotros mismos que somos maravillosos cuando seguramente no es verdad. Ya sabemos que no somos los mejores, pero nos aceptamos y nos queremos como lo hacen los padres con sus hijos, como cada cual puede hacer consigo mismo.

Fuente: http://www.psicologoengijon.es/la-importancia-de-la-autocompasion/

"La Comida no es el problema"


"Si tenemos algún hábito compulsivo, 
cualquiera que éste sea, 
en vez de pensar en lo terribles que somos, démonos
 cuenta de que no lo tendríamos 
si en nuestra conciencia no hubiera la necesidad de tenerlo..."
Louise Hay

Estoy a salvo y seguro en mi mundo

El exceso de peso siempre ha significado protección. Cuando te sientes inseguro o asustado, te aíslas con esa protección. 
Te pasas la vida enfadado contigo mismo por ser gordo, y cuando comes te sientes culpable. 
El peso no tiene nada que ver con la comida. En tu vida está pasando algo que te hace sentir inseguro. Puedes pasarte veinte años peleando con la grasa, y seguirás siendo gordo porque no habrás abordado la verdadera causa. 
Haz a un lado el problema del peso y trabaja primero en el otro problema, en la pauta que expresa: «Necesito protección, me siento inseguro». 
No te enfades por tu exceso de peso; no olvides que las células responden a nuestras pautas mentales. Cuando tu necesidad de protección desaparezca, cuando empieces a sentirte seguro, la grasa se irá disolviendo por sí sola. Empieza a decir: «Yo solía tener problemas de peso», y empezará a cambiar la pauta. 
Lo que hoy decidas pensar, irá creando tu nueva figura del mañana.

Puedes repetir la siguiente afirmación positiva:
«Me dispongo a liberarme de la necesidad de tener problemas de peso. Me dispongo a liberarme del miedo. Me dispongo a liberarme de la necesidad de esta forma de protección. Estoy a salvo».

"Pensamientos del Corazón" 
Louise Hay