sábado, 16 de diciembre de 2017

"Heather , el Reencuentro con el Amor a Uno Mismo" Eduardo Grecco



Heather es el tercer Ayudante, un remedio que muchas veces es reducido a un pegajoso y latoso personaje. De esta manera, lo que se logra, es desperdiciar los talentos que esta esencia expresa, desconociendo así su real valor terapéutico. 
Bach lo preparó en Gales, casi al mismo tiempo que Rock Water, muy cerca del lugar donde, hacía un tiempo, había encontrado Mimulus e Impatiens, es decir, en el bello valle de Gryne Fawr y, en especial, de “Table Mountain” (en cuyo pico se encuentran los restos de una fortaleza Celta), sobre Crickhowell lugar cercano al poblado de Sugar Loaf, toda una mágica geografía poblada de memorias, leyendas y mitos.
Cuando uno conoce este lugar siente que los pulsos y el corazón se agitan, en muchos sentidos, y que se despierta el deseo de explorar, no sólo la pequeña, hospitalaria y encantadora ciudad rural de Crickhowell, por cuyas calles caminó Bach, sino también los alrededores, plenos de abundante verde y sosiego, acariciados por una suave brisa reparadora. Hay un un castillo normando en ruinas, un encantador puente de trece arcos sobre el río Usk, que data del siglo XVI, la iglesia de San Edmundo del siglo XIV junto a, maravillosas muestras de arquitectura familiar, que reflejan influencias medievales, georgianas y victorianas. Uno comprende, al recorrer los senderos, que el tiempo fue labrando con el paso de personas y animales, las razones por las cuales Bach amaba ese sitio.
Heather y Gorse están emparentados no solo en los tiempos del descubrimiento de Bach sino por algunas otras razones. Entre ellas por la vinculación con el elemento fuego y aire que cada una representa unidos como componentes que definen el Alma, pero, también, por la polaridad complementaria de las épocas en las cuales florecen: Gorse en el inicio de la primavera, Heather en el principio del otoño. Períodos, uno de comienzos y otro de desprendimientos. Remedios equinocciales que enseñan llegadas y partidas, así como, Oak y Rock Water, se anudan con los solsticios.
Es muy interesante seguir los pasos de los escritos de Bach sobre Heather y observar cómo va adquiriendo una arquitectura singular que, sin embargo, mantiene firme sus raíces de origen a lo largo de los desarrollos posteriores.
En los primeros textos en los cuales Bach habla sobre Chícory, se aprecia que Heather está implicado allí, en el mismo corazón de este remedio. Y, lo mismo sucede con lo que de Heather dice en los Doce Curadores y los Cuatro Ayudantes, aunque hay allí, además, un cierto tinte Vervain, que no desluce el hecho de que es posible concebir a Heather como una particular especialización de Chicory. Esto supone que, en cierta medida, es necesario comprender al Brezo desde la ventana de Chicory.
Si observamos con una mirada terapéutica a Heather, es posible descubrir que resulta una propuesta de interés para sanar dependencias afectivas, adicciones a vínculos tormentosos, conductas invasivas, avidez que consume la energía ajena y relaciones aglutinadas, entre otras cuestiones.
Basado tanto en la clínica como en la doctrina, quiero insistir en el valor de Heather como sanador de la falta de amor a uno mismo
Ubicado en la otra orilla de Chicory, que redime la falta de amor interpersonal, Heather es característico de personas
 “… que se preocupan por los problemas de los demás, no sobre las grandes cosas de la vida, sino por los asuntos diarios. Les gusta tener cuidado de las personas que tienen dificultades y son bastante enérgicos cuando lo intentan. Les contraria y perturba que los demás rechacen su consejo cuando creen que es beneficioso para ellos. Intentan por todos los medios posibles convencer o incluso forzar a los demás para que hagan lo que les parece correcto. Ciertamente sus intenciones son buenas y su criterio suele ser juicioso, pero se exceden en su deseo de apremiar a aquellos a los que aprecian.” (Bach)
A pesar de las diferencias de orientaciones en torno al amor, Chicory y Heather comparten la presencia, en su interior, de un bloqueo en la expresión de este sentimiento, un obstáculo que manifiesta sus efectos en direcciones inversas pero complementarias. Uno requiere aprender a amarse, el otro amar a los demás. De ahí que esta pareja floral escenifique el mandato evangélico: 
“Ama a tu prójimo como a ti mismo.” 
Sorprende ver que la ingesta de Heather en una persona solitaria, que siente que es capaz de autoabastecerse sin necesidad del otro, que imagina que no hay mejor compañía que la de su reflejo, le produce una mágica transformación. Esta persona descubre que no es bueno estar sólo y que amistad, camaradería y complicidad con los semejantes, son experiencias disfrutables. Miremos esta acción clínica en los tipos Water Violet e Impatiens y tendremos una interesante visión de otro costado de Heather que, en general, se pasa por alto.
Me despierta curiosidad la primera descripción que Bach hace del Heather, la más larga de todos sus retratos sobre los remedios. Pero no solo es por eso el fisgoneo. Es más a causa del hecho de sentir la presencia de Chicory y Vervain, en esa narración, sumado a la sorpresa que me produce el cambio de mirada, tan notable, que sobre Heather aparece en la última reseña que Bach hace sobre esta flor, escrita en el verano de 1936: 
“Aquellos quienes siempre están buscando la compañía de cualquiera que esté disponible, porque encuentran necesario discutir sus propios asuntos con los demás, no importa quienes sean. Son muy infelices si tienen que estar solos durante cualquier tiempo.”
Ahora bien, ¿Por qué este sufrimiento? ¿Cuál es la razón que alienta la infelicidad? En el decir de Bach está la respuesta: soledad. Pero, ¿Qué genera esta condición que lo lleva a construir la coraza de personalidad que edifica? 
La soledad y la sensación de estar aisladas de las demás personas, hace que, Heather, se vea atrapado por una necesidad imperiosa de hablar de sí misma ante cualquier otro que aparezca en su horizonte. Pero no es un cualquier hablar, sino una narración obsesiva, lineal y aburrida, cuyo tema único es lo que a Heather le acontece. Algo así como un discurso auto-referencial con una pizca de narcisismo. Tal comportamiento es, en realidad, una defensa que le permite canalizar una ansiedad insoportable y, hasta cierto punto, descontrolada, que denuncia la profunda insatisfacción de amor que lo carcome. Tal vez, al igual que Oak y Gorse hay en Heather un trozo de desesperanza no manifiesta. Lo urgente de su ansiedad esconde un poderoso temor al futuro que lo lleva a ser controlador, dominante e inclinado a la desconfianza. 
Así, como la ansiedad en Impatiens lo conduce a imaginar que el tiempo de que dispone no le va a alcanzar y lo que espera parece no llegar nunca, en Heather su voraz vocación por la compañía expresa miedo al vacío y la falta de valía que percibe sobre sí mismo.
Mi querido amigo y maestro Mario Satz, señala algo bien agudo: “La ansiedad tiene dos ramas secretas de las que poco se habla: la ambición y la codicia, que suelen aportar al tronco del que parten y de regreso, aires arrogantes.” Aquí vale la pena citar a Edward Bach en referencia a Heather: “Son tan seguros de sí mismos y ciertamente tan competentes, que nunca dudan de su capacidad de aconsejar y brindar ayuda.” Pero, Mario, agrega otro condimento importante: “La ambición puede estar, a su vez determinada por el deseo de acopio o el de figuración, mientras que la codicia es vecina de la envidia…” Ambición, deseo de acopio, codicia, envidia, deseo de figuración…. Temas sobre los que hay que reflexionar al discurrir sobre Heather y en su relación con Chicory y Vervain. 

Hay relatos que nos hablan de los estados emocionales que atrapaban a Bach en el tiempo en el cual preparaba Heather y Rock Water, esencias polares en la falta de delimitación o el exceso de ella. Así, la tendencia a la simbiosis Heather no deja de reclamar la exuberancia de reglas de Rock Water para alcanzar cierto punto de equilibrio. Tratemos de comprender el momento que Bach vivía en esa época para intentar alumbrar la razón de la búsqueda de esas esencias, tanto a partir de algunas referencias sobre Heather y su tendencia a la simbiosis como a datos de ese momento de la vida de Bach.
Todos los seres vivos, de cualquier especie, incluyendo los seres humanos, no caben en ninguna definición estrecha. Realizan múltiples actos de interacción: emparejamiento, dependencia, enfrentamiento, diversión, reproducción, placer… y muerte. Y, entre las muchas actividades que llevan a cabo, se reúnen y asocian. No existe nada, en estas maneras de relacionarse, sin sentido. Por lo contrario, todo vínculo responde alguna razón creativa e intencional de la especie. Y, lo que ocurre de modo general en lo vivo es aún más elocuente entre la personas, en donde, hasta la simbiosis, implica una primicia. Es que si tenemos una actitud apreciativa es posible ver que, en varios niveles, la simbiosis, supone un intento de alcanzar formas más extensas e inclusivas de integración. Y, lo que la naturaleza y la cultura enseñan, es que, esta forma de conexión, no resulta un fenómeno marginal o raro sino algo natural y cotidiano.
A pesar de lo mucho que me simpatiza Darwin tengo que admitir que el nuevo conocimiento que aporta la moderna Biología cambia “…la visión demuestra la evolución como una competición continuada y sanguinaria entre individuos y especies. La vida no conquistó el planeta mediante combates, sino gracias a la cooperación. Las formas de vida se multiplicaron y se hicieron más complejas asociándose a otras, no matándolas". (Lynn Margulis) De modo que, las relaciones simbióticas, a pesar de lo que la Psicología y la Psicopatología enseña, son vínculos en donde existe una particular sinergia. En ese entramado, las personas que aprenden a convivir mutuamente, se benefician de un efecto multiplicador propio de ese proceso. De una simbiosis creativa es potencial el nacimiento del éxtasis y el orgasmo.
Me parece que estas razones nos llevan a pensar en la necesidad de revalorizar la estructura de Heather. Por una parte, representa una dinámica, muy importante, de mutualidad de la vida, que si es bien aplicada permite lograr un paso evolutivo, significativo, a las personas y, por otra, pone en evidencia el paso del paradigma de lucha en Oak, a la cooperación en Heather, entre los Siete Ayudantes. Aún nos falta conectar todo esto con el transcurso interno de Bach.
Estamos tanteando una respuesta a la pregunta acerca de cuál era la razón que motivaba, a Bach, a ir a buscar Heather. El que haya un impulso personal es un hecho que no hay que dejar de lado y ojalá tuviéramos más información biográfica para ver la conexión del momento de la historia de Bach con la necesidad de contar con la labor de esta esencia. Pero, lo que sí es claro, es la vinculación existente entre el texto de Marlow Bucks, escrito unos meses antes, en aquello que se refiere a la actividad de servicio con lo que Bach escribe sobre Heather al respecto. En “Un Cuento del Zodíaco”, Bach comenta "...la disposición para servir de Heather,..." Y, en el texto de Marlow Bucks: “El único camino sea el servicio desinteresado, realizado, no para el avance espiritual, sino únicamente por el deseo de servir.” No quiero abundar en citas pero hay las suficientes para sostener este planteo.
Sin embargo, si repasamos los escritos de Bach, del tiempo en el cual prepara Heather, es sorprendente descubrir cuales son. El primero de ellos, “La historia de Centaury por sí misma”, plasmada en Septiembre de 1933. Allí dice: 
Centaury. Soy débil, sí, sé que soy débil, pero ¿por qué? Porque he aprendido a odiar la fuerza, el poder y el dominio, pero si erro un poco en la debilidad, perdonadme, ya que sólo es una reacción a la aversión a lastimar a los demás, y pronto aprenderé a saber cómo encontrar el equilibrio entre ni lastimar ni ser lastimado. Pero, por el momento, prefiero haber sufrido que haber causado un momento de dolor en mi hermano. Así que tened paciencia con vuestra pequeña Centaury, que es débil, lo sé, pero es una debilidad en el lado correcto, pronto creceré y seré más grande y más fuerte y más hermosa hasta que todos me admiréis por la fuerza que os proporcionaré.” 
¿Tiene todo esto alguna relación con el comentario de Bach sobre Heather: “Son tan seguros de sí mismos y ciertamente tan competentes, que nunca dudan de su capacidad de aconsejar y brindar ayuda.”?
El segundo texto de este tiempo es “La historia de Clematis por sí misma”, del mismo mes y año que el anterior. 
Clematis. ¿Os sorprende que desee marcharme? Veréis, he centrado mis pensamientos en cosas terrenales, en personas terrenales y si ellos se van, entonces yo deseo seguirlos. Sólo quiero emprender el vuelo y estar donde ellos están. ¿Podéis reprochármelo? Mis sueños, mi ideal, mi romance. ¿Por qué no debería estar con todas estas cosas y qué podéis ofrecerme que sea mejor? Yo no veo nada. Sólo me ofrecéis materialismo frío, una vida en la tierra con todas sus dificultades y penas, y allí lejos está mi sueño, mi ideal. ¿Me reprocháis que lo siga?
Entonces apareció Clematis y dijo, “¿Son tus ideales los ideales de Dios? ¿Estás seguro de que estás al servicio de Él, El que te ha hecho, El que te ha creado, El que te ha dado la vida o simplemente estás escuchando a otro ser humano que intenta reclamarte y, por ello, estás olvidando que eres un hijo de Dios con toda Su Divinidad dentro de tu alma, y en lugar de esta realidad gloriosa estás siendo atraído simplemente por otro ser humano? Sé cuánto anhelamos emprender el vuelo a reinos más maravillosos, pero, hermanos del mundo humano, primero cumplamos nuestro deber e incluso no sólo nuestro deber sino nuestra alegría, y así quizás podáis adornar los lugares donde vivís y esforzaros por embellecerlos tal como yo procuro hacer que los setos sean gloriosos, de tal forma que me llaman la “Alegría de los viajeros.”
Otro hecho significativo, es que, en el intercambio de cartas para la publicación de los “Los Doce Curadores” (1933), Bach le pide a su editor que destaque una frase: “Y podremos tener alguna vez dicha…”
Creo que es posible situar el descubrimiento de Heather en relación a estos los estados emocionales de Centaury y Clematis. Heather da seguridad al primero y capacidad de arraigo al segundo. Pero, ¿Se sentía Bach débil y con ganas de marcharse? ¿Había recuperado la fortaleza y la alegría para seguir adelante con su obra? 
La verdad, amigos, me hubiera gustado estar acompañando como cronista, a Bach durante sus recorridos pero solo me queda el consuelo de recrear, a partir de retazos, una imagen, con la esperanza que se acerque a la realidad.

Bach dialoga con una mujer conocida para él. Ese diálogo tiene que ver con el descubrimiento del Heather. “Ella estaba ‘auto-centrada y completamente terrenal’ y él dijo ¿Cuál es la más hermosa vista en el mundo? ¿Ha visto algo que la haya hecho pensar de que es posible que haya un Dios?’ Su respuesta fue ‘Sí, las montañas cubiertas de brezo’.” (Nora Weeks)
Es singular la conexión que esta mujer hace, de Heather con lo divino, que pone en evidencia como, para algunas personas, el universo de lo sutil puede convertirse en un seguro para salir del aislamiento. (Un aspecto que vale conectar con Clematis) Ocurre que, la vivencia de vacío e incomunicación que, paradójicamente, transporta a la persona a construir la coraza Heather, nace de una poderosa angustia en torno del sentido de la existencia y del significado de la vida. Es usual ver en la clínica que en estas personas hay una historia de cristalización progresiva de miedo e inseguridad, un desasosiego escondido en torno de vida y la muerte. En suma, la soledad se ha convertido en un nudo trágico que las atrapa.
Al respecto, Julian Barnard comenta: 
“Debemos preguntarnos si esa persona es capaz de vivir sola. Sin otras personas para hablar, con quienes intercambiar los pequeños problemas y trivialidades de la vida Si hay dudas de que los amigos y compañeros deseen realmente oírlos, ¿qué debe hacerse? Mientras que haya optimismo y fe en sí mismo, puede manejarse la vida. Pero cuando la duda se establece, la soledad sigue. Eventualmente, Bach colocó Brezo dentro del mismo grupo de remedios de Impatiens y de Violeta de Agua: el grupo para la soledad. A diferencia de Brezo, los otros dos disfrutan estando solos. Brezo debe retornar a esa misma facilidad y aceptación de sí mismo.” 
El comentario de Barnard, que la clínica avala, indica que Heather está prisionero en la no aceptación de si mismo.
Si miramos de cerca esta cuestión nos enfrentamos ante el hecho de que el no saber convivir con uno mismo tiene una importante conexión con el fluir constante de la vida. Aunque imaginemos que las cosas funcionan de otro modo, que todo es estable, en realidad nada es permanente, ni aún el amor, un tema que es crucial en Heather. Esta flor habla de una coraza que tiende a complicar las cosas con su conducta absorbente y su deseo de permanencia. El no comprender que si uno acepta el fluir de la vida, todo se simplifica. En este punto se asemeja a White Chestnut. Pero, a pesar de lo que Heather anhela, la vida sigue adelante, la dinámica de la relaciones no se detiene y su profunda necesidad interior se manifiesta en ansiedad y sensación de carencia. Esto lo lleva a buscar encontrar “ruido, barullo” para tapar la angustia que no puede tolerar y que lo consume. Habla incesantemente para no escucharse. El punto nodal radica, entonces, en un aprendizaje que se niega a realizar: hasta que la persona no hace carne el hecho de que no puede estar sola, seguirá repitiendo el mismo patrón de vinculación interpersonal que la confina a vivir en la situación que más teme: la soledad. ¿Por qué? Como nadie la aguante, lo evaden y rehúyen su companía.
Water Violet e Impatiens, cada cual a su modo, imaginan que la libertad se restringe al mancomunarse con otras personas mientras que, para Heather, la soledad es vivida como una experiencia aniquilante que lo lleva a no poder estar solo. Es válido preguntarse, a raíz de esta flor ¿Cuál es la razón de no querer, gustar o lograr estar solo? Una respuesta posible es que, cuando estamos con nosotros mismos surgen ante los ojos de nuestra consciencia aspectos personales que rechazamos. Ante ello, la respuesta Heather es atestarse de la presencia de los demás, para no verse a sí mismo.
Es común que en los textos florales se insista en el hecho de que las personas con coraza Heather poseen una tendencia a tomar la energía y la vitalidad de los otros. Y, lo hacen a través de una serie de mecanismo entre los que se destacan, por una parte, una compulsiva necesidad de cercanía física y, por otra, una adictiva exigencia de tener la boca llena, de palabras o de comida. Ambas marcas hablan de la presencia, en su historia, de una huella de abandono muy primario. Es que, la herida que Heather carga, es la pérdida de su sentido de unidad con las demás personas que es compensado por una manera forzada e imperativa de escenificarla: afanosa necesidad de compañía. 
“Llora en silencio mi alma solitaria, / excepto cuando esté mi corazón / unido al tuyo en celestial alianza / de mutuo suspirar y mutuo amor.” (Lord Byron). 
Es por esto que, al ingerir Heather, uno siente que es parte de un todo del cual se había separado.
“Tu ausencia me rodea / como la cuerda a la garganta, / el mar al que se hunde.”  (
Jorge Luis Borges)
En “La Historia de los Viajeros”, Bach comenta:
"...Heather estaba muy seguro de que conocía el camino y quería que todos los compañeros siguieran su camino.” "...Heather ha aprendido que cada viajero debe caminar a su manera y anda a zancadas en silencio delante de ellos para enseñarles que se puede hacer." 
Interesantes comentarios que, más allá de hacernos recordar por la actitud a Vervain, nos muestra que la transformación Heather no le hace abandonar la creencia de que debe estar en primer plano. Aunque guarde silencio su conducta sigue siendo “Síganme, yo sé”. En “Los Doce Curadores y los Cuatro Ayudantes” Bach señala que, 
“La característica de las personas Heather es que se preocupan por los problemas de los demás, no sobre las grandes cosas de la vida, sino por los asuntos diarios. Les gusta tener cuidado de las personas que tienen dificultades y son bastante enérgicos cuando lo intentan. Les contraria y perturba que los demás rechacen su consejo cuando creen que es beneficioso para ellos. Intentan por todos los medios posibles convencer o incluso forzar a los demás para que hagan lo que les parece correcto. Ciertamente sus intenciones son buenas y su criterio suele ser juicioso, pero se exceden en su deseo de apremiar a aquellos a los que aprecian. Es un estado de excesiva preocupación por el bienestar de los amigos y conocidos, y un intento enérgico de corregirlos. Este estado mental está tan arraigado en su naturaleza que llega a considerarse como su carácter.” 
Creo que el escrito es lo suficiente elocuente para ameritar comentario alguno. Sin embargo, es bueno destacar la observación sobre la esencia de un comportamiento que puede ser tomado, de un modo equivocado, como personalidad. Y, si bien es cierto que esto ocurre en cada uno de los “Siete Ayudantes”, es peculiar que Bach lo remarque de un modo específico en Heather. ¿Cuál sería la intención de este señalamiento? También, luego de leer el texto anterior, amerita el preguntarse por la razón que llevó a Bach a incluir a Heather en el grupo de la soledad y no en el del exceso de preocupación por el bienestar de los demás. 
Tal vez, quede claro que, en el balance de lo prioritario, es más significativo, en Heather, la soledad que el servicio. Esto llevó, durante mucho tiempo, en la práctica floral, al olvido de este aspecto de preocupación por los otros que Heather carga. “…y son profusas en realizar esfuerzos excesivos por los demás. Este remedio puede mejorar mucho su salud, calmar sus miedos y aliviar su preocupación por el bienestar de las personas que les interesan.” (Bach).
 Una ayuda con interés, es cierto, pero ayuda que a ellos les hace sentir que son valiosos y que su vida pose sentido. “Les gusta que las personas dependan de ellos y les complace sentir que son útiles y ayudan a cualquier persona que tenga dificultades. Son tan seguros de sí mismos y ciertamente tan competentes, que nunca dudan de su capacidad de aconsejar y brindar ayuda.” Olvidar esta dinámica nos hace perder de vista ciertas aplicaciones de Heather que brindan utilidad significativa en la clínica.

Veamos algunos aspectos físicos de Heather. Bach las describe de este modo: 
“… a menudo son corpulentas, con un color de cara vivo, con buen aspecto, físicamente fuertes y llenas de energía y actividad" (Los Doce Curadores y los cuatro Ayudantes). “Personas grandes, robustas y fuertes, joviales y enérgicas. Se preocupan mucho por todos los detalles de sus enfermedades y les parece que cada pequeño elemento tiene gran importancia. En general no han estado muy enfermas e incluso una pequeña dolencia les puede parecer grave" (Los Doce Curadores y los Siete Ayudantes).
El cuadro corporal, que vale la pena que se compare con Chicory, va acompañado con ciertos rasgos hipocondríacos (“También tienden a sentir un poco de miedo por ellos mismos incluso si tienen un problema pequeño”. Bach) o, por lo menos, excesivo detallismo en torno de sus dolencias, cuestión que le sirve como motivo de conversación con otras personas. Sin embargo, aunque sus enfermedades por lo general “… no suelen ser demasiado graves hasta que llegan a la vejez pero pueden sufrir una cantidad considerable de molestias e interferencias a la vez, en su vida diaria, durante años a causa de enfermedades leves.” (Bach).
De manera que, es importante, en Heather, tener una consideración sobre la edad del paciente en torno de la naturaleza de sus padeceres, ya que, tal como comenta Bach, la vejez impone un cambio en torno a la gravedad de sus enfermedades, tal vez vinculado con la restricción de sus capacidades.
Si analizamos ahora sus malestares típicos “… sufrir problemas de corazón, palpitaciones, jaquecas con palpitaciones, indigestión…” (Bach) las causas de los mismos se debe, aquí, a la presencia de “…excitación ansiosa y un esfuerzo intenso de ayudar a los demás en los asuntos corrientes de la vida.” Esta ansiedad no es de cualquier naturaleza si no que se vincula con el hecho de no encontrar mucho motivo en la vida para hacerla significativa. De ahí se deriva, en Heather, un proceso que trascurre en el anonimato de su consciencia y que, inclusive, no es descubierto por los otros con los cuales tiene contacto: inseguridad y preocupación por el ciclo de vida y muerte. Todo esto remite a una ausencia de verdadera y sólida identidad que Heather compensa con aparente fortaleza y dominación del entorno. Tal máscara conlleva a ciertas conductas compensatorias: quitar energía a otras personas. Y, Heather lo hace a través de la imperiosa necesidad que tiene de cercanía física y la plática tenaz que no cesa y que provoca, en quienes se ven atrapados en sus redes, a sentir que no pueden apartarse de escucharlo y cortar con esa circunstancia. 
Creo que es posible advertir, con estos comentarios, que la cuestión de libertad y dependencia no debe ser dejada de la lado a la hora de indagar sobre las dinámicas que sustentan el comportamiento Heather. 
“Si las palabras clave negativas de brezo son auto-centrados, auto-preocupados y auto-obsesionados, entonces las positivas deben apuntar hacia una liberación, un sentido de unidad, de ser parte del todo sin una frontera o límite. La mayoría de los comentarios sobre los remedios de Bach han adoptado una visión negativa de brezo y concentrado en los síntomas desagradables de la persona solitaria. Pero todo acerca del remedio apunta hacia una visión más amplia, un significado más profundo y una aplicación más válida que incluso la que Bach escribió en su descripción de los Doce Sanadores.” (J. Barnard) 

Heather es una buena propuesta para sanar el entrecruzamiento vincular aglutinado, tanto como el proceso, en el cual, la pareja desaparece cuando se abraza. Punto, éste, en el cual, Red Chestnut brinda una ayuda cierta al facilitar romper con los lazos invisibles que enlazan a las personas y que las privan de grados de libertad, en total o gradual, falta de conciencia en torno de lo que están viviendo, mientras que Rock Rose, al contribuir a liberarse de los sistemas de creencias (identidad), autoriza redescubrir el verdadero Ser cuando parece derrumbarse en nuestra vida.
Asimismo, Chicory permite sanar el desgarrón que genera la lejanía de la persona a quien se ama, mientras que Centaury no solo facilita dejar atrás patrones de vínculos de dependencia que se repiten, sino no consentir que esta energía nos robe la vida, nos aleje o acerque, no desde nuestra intención, sino bajo la influencia de las mareas emocionales que nacen desde una posición de carencia.
Los invito a cruzar a la orilla de Heather y mirar a esta esencia con otros ojos. Veremos, entonces, al expandir nuestra percepción, un personaje que, en sus entrañas, es habitado por una enérgica presencia solar y que, además, a su corazón lo alienta una vocación de servicio, profunda e inherente a su propia naturaleza. Y, este doble carácter, solar y asistencial, explica la razón por la cual Bach lo asociara con Vervain.
Heather se vincula con el amor y nos vincula al amor. Entre otras cosas, su acción nos hace darnos cuenta que, en ocasiones, amamos a personas con las cuales interactuamos pero que, de modo singular, ignoramos lo que en realidad sentimos por ellas. Ese sentimiento está ahí presente ante nosotros, sin que lo registremos y Heather nos lleva a descubrirlo, a la conciencia de su existencia. Al igual que Chestnut Bud, es una esencia que nos permite distinguir lo que se esconde más allá de lo aparente e inmediato.
Por otra parte, es notable su acción como restaurador del amor a uno mismo, cuando falta, y la disolución del narcisismo cuando sobra. En ese sentido produce un doble descentramiento en la persona: del Yo al Otro y de la Personalidad al Alma. Es decir, la persona deja de mirarse desde el ombligo de su personalidad para ver al otro desde el ventanal del alma.
Es interesante, por otra parte, el hecho que Heather restablece la conexión entre las personas cuando existen, entre ellas, ciertos tipos de alejamientos y rupturas, que parecen no tener sentido. Por eso, Heather, vuelve a reunir a quienes se separan y distancian pero que participan de ideales, intenciones, valores, deseos y comienzos comunes. Además, genera espíritu de cuerpo. Suaviza, al igual que Olive y Beech, con su poderosa energía venusina, las asperezas y desconfianzas que alejan a las personas y les impiden crear un espíritu grupal, mutualidad y proyectos compartidos.
Al mismo tiempo, impulsa la creación de un nuevo tipo de vínculo entre las personas. Estamos acostumbrados a imaginar que una relación se gesta desde las mutuas carencias esperando que el otro complete lo que a nosotros nos falta. Heather provoca el empuje de unirnos desde la totalidad de lo que somos, no buscar quien llene nuestras ausencias sino con quien compartir nuestra abundancia.
Es posible agregar otras reflexiones sobre Heather pero, la idea que motivaba este viaje, en torno de este Ayudante, era intentar mostrar que la realidad clínica floral se teje de matices. 
Las emociones, como los colores y sonidos, tienen gradientes y, el arte terapéutico floral, reside en esa capacidad de advertir que los tonos y escalones de la gama afectiva se correlacionan con los tintes y modalidades de la paleta de esencias florales. De manera que, estudiar la “escala floral” de un remedio no es ocioso. Supone indagar en los repliegues de su alma. 

La cuestión de la cercanía o lejanía no sólo se reduce a cuestiones espaciales sino que toca los puntos sensibles de toda relación interpersonal, conectados con las razones que llevan a una persona a los brazos de otra.
Lo que une a las personas no sólo, ni siempre, es el amor. Con frecuencia es la necesidad inconsciente de expiación, como se aprecia en Oak, o el deslumbramiento del vínculo ciego que anuda a los seres humanos desde el extravío y la ofuscación emocional, como sucede en Heather. Esta actitud limita o impide ver al otro tal cual es. Y, esto provoca que nos preguntemos a quien amamos cuando decimos que amamos, a ti o a mi amor por ti.
También las lealtades invisibles impiden un verdadero amor. A partir de ellas, que Heather suele disolver junto a los obstáculos que impiden que el “nosotros”, que identifica a una auténtica relación, exista, la persona, en lugar de vivir en el amor vive en la satisfacción de una necesidad narcisista o carencial.
¿Cómo abordar esta circunstancia en donde el espacio en común de una relación se construye con fantasmas del pasado, cegueras románticas o carencias infantiles, en lugar del natural ir y venir de ser fiel a uno mismo y zambullirse en la experiencia del ahora?
Es cierto que hay flores que contribuyen, como Holly, a lograr un encuentro libre de presiones ajenas al alma. Pero, queda una cuestión abierta: tras las condiciones neuróticas de “falso amor” (expiación, amor ciego y lealtades), existe, en las personas, una dinámica emparentada con la tendencia a la fusión o la separatividad como respuesta ante la demanda de labrar el espacio en común de una relación. Allí donde debería generarse una individualidad solidaria, el miedo al “nosotros” lleva a la fusión o a la disociación vincular.
Mencionemos aquí una herramienta floral que permite enfrentar las dinámicas que se derivan del triángulo de cercanías y distancias Chicory-Vervain-Water Violet, al mismo tiempo que proporciona un beneficio clínico en personas que afrontan problemas para estar cerca sin fusionarse con el otro o el no estarlo por temor a perder la individualidad. Me refiero al Heather.

Fuente: https://www.facebook.com/eduardohoracio.grecco
Nota: Me he tomado la libertad de juntar en un sólo texto una serie de artículos que Eduardo Grecco ha ido subiendo durante algún tiempo a su facebook

No hay comentarios.:

Publicar un comentario