domingo, 8 de diciembre de 2013

Relación entre plantas y estados físicos, emocionales o mentales humanos, por Jordi Cañellas



El conocido axioma hermético de “como arriba es abajo; como abajo es arriba” define el uso de la analogía para comparar cosas de apariencia distinta pero que comparten un algo, una esencia. Usamos la analogía a diario en la terapia floral, porque relacionamos la energía de una flor, su esencia, con un estado físico, emocional o mental humano. Plantas y humanos no nos parecemos en lo externo, pero la analogía no busca parecidos físicos, sino sentidos profundos y a este nivel de profundidad el reino vegetal y el reino humano son partes distintas de un mismo Todo y por lo tanto a pesar de las diferencias siguen unas mismas leyes de expresión.
Si pensamos en la raíz de un vegetal, metida en la tierra, en la oscuridad, oculta a nuestra observación no podemos sino asociarla a esos aspectos también ocultos que se esconden en nuestro interior, de los que en determinadas ocasiones tenemos algún atisbo, pero de los que en la mayoría de las veces son como la sombra a nuestra espalda. El inconsciente, el subconsciente, nuestros antepasados y el pasado temporal en toda su posible extensión (¿karma?), son las raíces ocultas de nuestro ser, unas raíces que al tiempo que nos mantienen erguidos, también nos condicionan, para bien o para mal. Es ese punto ciego del retrovisor que nos trae sorpresas que no vemos hasta que ya están a nuestro lado.
Los humanos luchamos contra nuestras raíces, contra nuestras oscuridades y al hacerlo las reforzamos, les damos importancia, fijamos nuestras conciencias en ellas y las hacemos crecer. ¿Habéis visto alguna vez alguna planta luchar contra sus raíces? Las plantas aceptan sus raíces y la tierra en la que crecen, se abrazan a ella, se mecen en ella, absorben y se dejan absorber por ella, como la Madre que es y tratan de sacar lo que necesitan del sitio en el que les ha tocado vivir.
Si nos fijamos en los tallos o troncos de las plantas enseguida podemos percibir que suelen ser el centro del vegetal, siempre se trata de un eje a partir del cual se podrán desarrollar ramas, hojas, flores y frutos y un eje, por definición está en el centro. Y ¿qué parte de nuestro ser está en el centro? ¿qué parte nos permite relacionarnos con el mundo, idear y materializar nuestras ideas?. Esta parte, equivalente al tallo de los vegetales, es nuestra personalidad, una personalidad muy condicionada por la raíz, es decir por el pasado y lo inconsciente. Una personalidad que es el centro a partir del cual nos relacionamos con los demás, una personalidad que definirá el tipo de ideas que tengamos y la energía disponible para llegar a realizarlas.
Según como sea este centro serán nuestras creaciones. Un tallo rastrero, que apenas se levanta del suelo, como en Rock Rose definirá una personalidad paralizada por los miedos, muy atraída por la gravedad de lo oculto que condiciona su interior, ya que curiosamente dispone de raíces muy profundas. Un tallo muy liviano, como en Clematis, le permitirá ascender para tratar de recobrar su contacto con el “paraíso”, perdido en la encarnación. Un tallo oculto bajo tierra en forma de rizoma nos dirá que las personalidades Agrimony tienen mucho miedo a mostrar y están condicionadas por su subconsciente enormemente. Un tallo cuadrado, de tintes rojos y altamente ramificado hacia todos lados, como es el caso de Vervain nos hablará de personalidades rígidas, con mucha energía y con la tendencia a ocupar el espacio vital de sus semejantes. Así podríamos seguir con todas las flores de Bach y con todas las flores de otros sistemas de esencias florales. Con todas las plantas del mundo...
Y de repente nos acordamos que la naturaleza es verde, que los tallos a pesar de ser el centro del vegetal no son lo primero que vemos, que antes están las hojas que permiten el milagro de la fotosíntesis y la expulsión residual de un oxigeno vital para nuestros cuerpos. En las hojas se dan los intercambios de gases, la alquimia fotosintética y la refrigeración vegetal. Las hojas son la parte del vegetal que más intercambios con el mundo realiza y en esta analogía vegetal-humano sería el equivalente a nuestras relaciones con el mundo, aquello que tomamos del mundo y lo que damos al mundo y de nuevo no tiene que sorprendernos la enorme diversidad foliar que encontramos. Así tenemos hojas que pinchan en su margen, como en el caso de Holly, que nos dicen que no está de humor para relacionarse abiertamente y cuando lo hacen es con fuerza, hiriendo; o en el caso de Vine, que modifica una hoja y le da forma de zarcillo para adherirse a otras plantas, para poder seguir en su ascensión, igual que hacen dichas personalidades en sus relaciones; ascender, a menudo a costa de otros. O las hojas de Larch, que son caducas, y se caen en invierno como si pensara que no va a poder mantenerlas al llegar el frío y las dificultades y por tanto prefiere dejarlas caer antes de intentarlo, como hacen las personas en dicho estado con sus proyectos.

Ah, las flores,..., las flores son evidentemente algo muy especial, con sus estambres y sus pistilos. En las flores se da la máxima capacidad creativa del vegetal, tanto por las múltiples formas y colores que toman, como porque realmente en ellas se da la reproducción física. Así antes de la fecundación, antes de la entrada del grano de polen en el óvulo la energía potencial de creatividad es máxima y es entonces, según decía Bach, cuando debían prepararse los remedios. En ese momento sagrado la energía creativa llega a su culminación; es el momento último de dualidad antes que de nuevo se produzca la fusión de lo masculino y lo femenino en la semilla, constituyendo una nueva totalidad repleta de vida; un pequeño universo preparado para un nuevo “Big Bang” germinativo. Y los humanos, como le escuché decir al Dr. Jorge Carvajal en un congreso, “somos flor”, florecemos cuando pensamos, cuando fluyen nuestras ideas, cuando deseamos y por eso las esencias se preparan con las flores y no con las semillas o con las hojas o raíces.

La energía de creatividad propia de una especie vegetal resuena por simpatía con la energía de nuestras flores interiores, nuestras estructuras de pensamiento y los deseos que de ellas se forman y si las nuestras están en desarmonía, gracias a las flores vuelven a recordar sus notas y se van afinando por vibración armónica.
Y finalmente el fruto, que contiene las semillas, que son el nuevo ser en potencia y al tiempo la culminación del viejo ser. En nosotros, los frutos son aquellas ideas y proyectos (flores) que hemos alcanzado a materializar, lo que hemos llegado a hacer y también el cómo nos manifestamos en nuestro entorno, lo que dejamos en el. “Por sus frutos les conoceréis” decía Jesús y así es. Como el energético fruto de Wild Rose, que aporta vitamina C para reforzar nuestro cuerpo y nuestra mente y ayudarnos a salir de la apatía; o el venenoso de Holly, que acumula la ira en una baya roja que puede llegar a ser mortal si se consume en exceso; o las semillas de Impatiens que salen impacientes y a veces inmaduras por la precipitación de su expulsión; o las de Clematis que tienen una arista plumosa que las lleva a volar y volar lejos del suelo; o las de Agrimony, que tienen unos ganchos que se pegan al pelo de los animales y nos dicen que hay una gran necesidad de los demás para perpetuar su estado hiper-social y adictivo; o las manzanas de Crab Apple, que son altamente purificantes, pero que tiene unas semillas venenosas que muestran que el fruto de una acumulación de impurezas no puede ser sano.
Todas estas partes de la planta, al igual que las nuestras que les corresponden, son solo eso, partes, partes de un todo mayor; partes todas imprescindibles que en la planta se manifiestan en equilibrio, a menudo polar. Raíces, hojas, tallos y frutos manifiestan una parte de la polaridad (la que asociaríamos a aspectos negativos), mientras que las flores manifiestan la virtud opuesta. Al preparar esencias florales preparamos esencias de virtudes que permitirán a nuestro ser en desequilibrio recordar la virtud necesaria que al interiorizarse nos ayuda a evolucionar. Siempre centrándonos en la virtud y no en el defecto, como dejó escrito el Maestro Bach.
En resumen, la raíz la asociamos a lo inconsciente, al pasado y a la energía de la Tierra; el tallo a la personalidad; las hojas a las relaciones con el mundo; las flores a nuestras capacidades creativas a todos los niveles y los frutos a nuestra capacidad de concreción y materialización. A estas cinco relaciones entre planta y humano las llamo Código Primario y sirven para establecer un puente de comprensión entre el reino vegetal y el humano, para ir fraguando un diccionario que nos permita entender los vegetales, traducir sus expresiones de vida y de creatividad a un lenguaje humano. Después está el Código Secundario, que se fija en aspectos botánicos y ecológicos y el Código Terciario, que recoge toda la información que la humanidad ha descubierto de la especie vegetal en estudio. La suma de conocimientos de los tres códigos nos dan una aproximación bastante completa de los dones que una especie vegetal determinada puede ofrecernos a través de su esencia energética y podrían ser una pauta científica en la que puedan apoyarse los elaboradores de esencias florales junto con su propia capacidad de observación e intuición.
Título original: La signatura y los tres códigos para comprender los vegetales.
Autor: Jordi Cañellas, biólogo especializado en Botánica y Ecología, terapeuta floral y energético. Autor del libro “Cuaderno botánico de flores de Bach. Una guía científica para ver el alma de las plantas a partir de su signatura”. Editorial Integral-RBA. 2008.
http://www.flobana.org/PDF/B2_TRES_CODIGOS.pdf
Para contactar con el autor: www.eljardidelesessencies.com



domingo, 1 de diciembre de 2013

Las Energías Femeninas, por Eduardo Grecco



Partimos de la certeza de que la Terapia Floral es una psicoterapia auxiliada con
esencias florales, ya que su objetivo no es prescribir remedios sino ayudar a que el
paciente conozca la causa real de su enfermar. Causas que se identifican con la
presencia de emociones sofocadas que desde la sombra retornan como síntomas,
como vínculos y como sueños. Emociones que hay que hacer aflorar a la conciencia
para sanarlas, ya que nada puede ser curado en ausencia y sin antes haberlo vivido
intensamente. Esto implica considerar, entonces, a la Terapia Floral no solo como un
arte clínico, sino también mayéutico, al mejor estilo Socrático.
Al decir que las emociones sofocadas vuelven como síntomas, sueños y vínculos,
estamos implicando que las emociones son la presencia del pasado en el presente, la
fuerza del ayer en el hoy. En suma: son un modo de recordar.
Lo que es emoción sofocada en la personalidad es herida esencial en el alma, y entre
estas dos estructuras existe una dinámica que hace que lo que cada uno reprima no
sea azaroso, sino que se relaciona con el tipo de lección que cada uno tiene que
aprender.
Al decir que las emociones son memoria, estoy afirmando que son la vuelta de antiguas
experiencias. Experiencias que no provienen de un único lugar, ni que están escritas en
un mismo libro, sino que sus fuentes son de tres ordenes: transpersonal, personal y
prepersonal.
Todas las emociones ponen de manifiesto que lo que no se aprende, lo que queda
pendiente, insiste. De modo que los síntomas, los sueños y los vínculos, que expresan
los afectos sofocados, son insistencias de un pasado sin resolver, marcas que pueden
provenir de mi biografía, de mi vida intrauterina o del universo transpersonal.
Estas cuestiones pendientes se expresan en emociones que se registran en el cuerpo,
que quedan guardadas en el cuerpo. 

Aquí vale la pena recordar, antes de continuar, que las relaciones pueden concluir pero los vínculos permanecen, y permanecen registrados en el cuerpo. De modo que el cuerpo recuerda lo que la conciencia quiere olvidar, el cuerpo revive lo que la conciencia quiere silenciar. Como se apreciará, todo parece reconducirnos al cuerpo. Y es que el cuerpo es el pivote de nuestra existencia, el instrumento de nuestra encarnadura. 
Volvamos atrás. Dentro de la memoria transpersonal conviene distinguir tres áreas:
aquélla que se genera a partir de vidas pasadas o memoria kármica, la arquetípica y la
constelar familiar.
Sobre la primera, merece un lugar especial el maravilloso trabajo que viene desplegando
el Dr. José Luis Cabouli, quien ha puesto en evidencia, en sus textos y en su enseñanza oral, el carácter constitutivo de las experiencias de otras vidas como cinceladoras de mucho de lo que hoy nos acontece. No hay espacio aquí para explayarse, pero recomiendo un acercamiento a la obra del Dr. Cabouli para comprender el valor de las emociones como reproducción de experiencias, como intentos de saldar el pasado.
Respecto a la memoria arquetípica, Jung fue bastante explícito en mostrar cómo esos
restos de experiencias colectivas construían patrones de la vida que reiteramos, al
punto que arquetipos y repetición forman una pareja mancomunada. El proceso de
individuación consiste, justamente, en desprenderse de esta fuerza de atracción que
nos ancla a emociones antiguas y colectivas. Su eficacia para condicionar la conducta
actual muestra cómo esa memoria está activa. 
Finalmente, la constelación familiar, el pasado familiar impregna toda nuestra vida. 
La conciencia de la identidad familiar es tan fuerte que los seres humanos somos capaces
de cualquier sacrificio, aún la enfermedad y la psicosis, con tal de no perderla y
pertenecer. Muchas veces nuestros síntomas, nuestros vínculos y nuestros sueños son
expresión de las deudas, fantasías, deseos, maldiciones y muchas otras cosas que
danzan en el inconsciente familiar.
Así, como el cuerpo es el pivote de la existencia, así como existir es coexistir, del
mismo modo la coexistencia es el pivote de la evolución. Y la matriz esencial donde
aprendemos, descubrimos y recordamos nuestros vínculos, es la familia. Los sueños,
los vínculos y los síntomas son en lo individual lo que los mitos, los arquetipos y los
ritos son en lo colectivo y el puente mediante el cual lo individual se hace presente en
lo colectivo, y lo colectivo en lo individual es la familia. Del mismo modo que las
emociones y los vínculos, la familia está en el cuerpo, es cuerpo.
En otro orden, tanto en lo colectivo como en lo individual y en lo familiar, siempre hay
una sombra que ignoramos y que pulsa por hacerse a luz. Son las heridas que cada
persona, cada sociedad y cada familia deben sanar, las lecciones que tienen que
aprender. Son heridas, pero también modos que tenemos de herir a los otros y
maneras que tenemos de curar. Así, cada familia está herida, posee una forma de herir
a sus integrantes y, al mismo tiempo, ofrece un camino de sanación posible. Todo esto,
circulando por mediación de los intercambios e interacciones que acontecen en una
familia.
En realidad lo que en una familia intercambia, tras la máscara de objetos, palabras,
síntomas y otras cosas más, es energía, y una de las energías que circula en la familia
es la femenina.
El mundo de las energías femeninas, tanto en lo individual como en lo familiar,
responde a cuatro estructuras básicas que representan, cada una de ellas, un patrón
ancestral arquetípico. Estas cuatro fuerzas se asocian, de a dos, en parejas que
guardan entre sí un antagonismo complementario.
La primera pareja está integrada por el arquetipo de la Madre y el de la Hetaira.
La Madre centra su accionar en el cuidar, proteger y nutrir a los demás, sin que le
importe mucho si estos necesitan o no de estas acciones. Se trata de Demeter, por
ejemplo, que rescata a su hija Core (Perséfone) de los brazos de Hades.
Esta energía proporciona seguridad, firmeza, estabilidad y sabiduría instintiva, pero
también puede devorar, poseer y destruir a sus hijos. Su función esta asociada al
proceso de comunicación inicial de la madre con el bebé y de ella derivan patologías
que se asocian con el sistema óseo, la piel, el sistema circulatorio y la variada gama de
padeceres de la obstrucción y el estancamiento. 
Hay aquí algunas flores interesantes que trabajan diferentes niveles de este arquetipo, como Chicory, Mariposa Lily, Lady´s Mantle y, en general, muchos de los lirios aportan a esta función interesantes caminos sanadores.
Por su parte la Hetaira, la opuesta al arquetipo Materno, es la amante y compañera
erótica. El encanto, la belleza y el misterio que despierta Afrodita pueden generar en el
hombre el deseo hacia su realización creativa, pero en su aspecto negativo puede
seducir para frustrar y así herir al hombre que espera de ella un compromiso para el
cual es incapaz de asumir. Flores como Hibiscus y Pomegranate dan cuenta del
trabajo de este arquetipo.
Lo común entre estos primeros arquetipos es que dirigen la energía hacia el afuera,
hacia las relaciones, y están conectados fuertemente con los aspectos instintivos de la
mujer. Llevan a la mujer a relacionarse, de modo lunar o venusino, con los hombres.
La otra pareja es el arquetipo de la Médium y de la Amazona, que dirigen las fuerzas
hacia la intimidad personal. La primera de ellas es la energía de la Médium, como Casandra o Medea. 
Se trata de una energía porosa, que facilita la recepción de los mensajes inconsciente de otras personas. Muy sensible a los sentimientos e ideas no manifiestos, como si poseyera un radar para capturar los mensajes de la sombra, parece alguien que vive en otro mundo,
poco práctico y que está concentrado más en el "ser" que en el "hacer". Sin embargo,
tiene un costado histérico que arrastra como un vendaval a relaciones emocionales
complejas y enredadas, llenas de tormento. Relaciones infecciosas tanto en lo anímico
como en lo físico. Pero bien aspectada, esta energía transforma a la mujer en alguien
muy capacitado para ayudar a los otros a sanar sus heridas y a crecer emocionalmente. Flores como Downy Avens y Glassy Hyacinth son buenas herramientas para armonizar este tipo de energía.
El último arquetipo es el de la Amazona, que representa el principio de la autosuficiencia. Su placer está en la independencia y la reserva, en expresar sus talentos y capacidades como logros exclusivamente personales. Su relación con los hombres puede ser de rivalidad, de cooperación o de enfrentamiento, pero depender de un hombre es inconcebible para ella. Le importa la actividad práctica y el triunfo en el mundo y es una personalidad por derecho propio: su sentimiento de identidad no deriva de las personas que dependen de ella o con quienes se relaciona.
Su lado oscuro puede llevar a una mujer presa de este arquetipo a ser arrogante,
dominante, desdeñosa, castradora y solitaria. Es la imagen de Artemis: orgullosamente
soltera y completa consigo misma, que en su sombra incluye una agresividad
destructiva hacia los hombres y el principio masculino, avidez de poder, obsesión por la
autosuficiencia, hasta el punto de ser incapaz de relacionarse con los hombres, y a
partir de ello, en ocasiones, llegar a la esterilidad emocional y también la física.
Por otra parte, la Amazona es el arquetipo de lo femenino heroico y se encuentra en la
sombra de toda tímida ninfa, etérea y medíúnica hija de papá. Si la mujer no llega a
relacionarse amorosamente con el principio masculino, tanto en lo interior como en lo
exterior, el resultado es su mutilación emocional y la infertilidad. Como la mujer
amazona tiene la natural tendencia a rechazar los instintos femeninos por temor a que
éstos la supediten a un hombre, su sexualidad puede permanecer latente o bien
convertirse en un impulso obsesivo utilizado para fines no de placer sino de poder. De
cualquier modo, una mujer amazona mal aspectada ve a los hombres como enemigos
a quienes hay que conquistar, explotar y dominar valiéndose de la sexualidad o de
cualquier otro medio a su alcance. Flores como Quince, Hinahina, Water Violet y
Lehua ayudan significativamente a equilibrar esta fuerza.
Ahora bien, el logro no solo de la presencia armónica de cada una de estas cuatro
fuerzas, tanto en lo individual como en lo familiar, sino de un equilibrio complementario
entre ellas, depende de la combinación de por lo menos dos factores. El primero es el
que realiza de un modo maravilloso Shasta Lily conduciendo el desarrollo de la
individuación en la mujer individual así como de la energía femenina de una familia. El
segundo es la capacidad personal y familiar de poder ponerse en el lugar del otro, de
pasar del amor al Yo al amor al Tú, para dar lugar a la formación de una nostridad
amorosa y creativa. Y, al mismo tiempo, poder pasar no solo del Yo al Tú, sino del
amor de la personalidad al amor del alma. Y esto es lo que aporta muy elocuentemente
la esencia floral del Heather.
En la practica terapéutica con familias o en el trabajo sobre las constelaciones
familiares de los pacientes individuales, se advierte que alguna de estas cuatro
energías femeninas están presentes de un modo dominante y que guían y limitan la
forma en como se relacionan tanto hombres como mujeres. Son modelos que
condicionan la manera de percibir la realidad, a los otros y a uno mismo. Así, por
ejemplo, la energía amazónica si bien es la fuerza que puede despertar el impulso a la individuación y a la liberación del sometimiento en una mujer o en una familia, puede
explicar la reiteración generación tras generación, en una familia, de una tendencia a la
soltería de muchos de sus integrantes, o que algunos de sus miembros se casen,
tengan hijos y casi inmediatamente se separen o, inclusive, mujeres que alejan, luego
de nacido, al hijo de su padre.
El poder pensar en términos de arquetipos familiares permite comprender muchas
cosas en una familia, entre ellas, que no estamos ajenos a su influencia. Que esto sea
así no es un error de la naturaleza sino parte del trabajo de la evolución. Como estoy
convencido que la familia que tenemos es la mejor que pudimos tener, los arquetipos
que en ellas dominan son oportunidad de aprendizaje. Muestran la dirección de la
herida que debemos sanar y para nosotros los varones, es una buena guía del tipo de
mujer que debemos sanar dentro de nosotros para no tener que estar, una y otra vez,
teniendo que buscarla afuera, ya que la sombra que no se ve adentro, se proyecta en
cada relación.

http://www.energiafloral.com/LasenergiasfemeninasGrecco.pdf

El Dr. Eduardo Horacio Greco, formado en el campo de la Psicología y el Psicoanálisis,
estudió posteriormente Bionergética y Psicología Transpersonal. Ha publicado más de
30 libros sobre temas de su especialidad entre los cuales se puede mencionar:
“Terapia Floral y Psicopatología”, “A Flor de Piel”, “Los afectos están para ser sentidos”,
“Muertes inesperadas”, “Sexo, amor y esencias florales”, “Sexualidad, erotismo y
vínculos de amor”, “Volver a Jung”, “Jung y Flores de Bach”, entre otros. Actualmente
reside en México y es el presidente de la Asociación Iberoamericana de Terapeutas
Florales.

jueves, 28 de noviembre de 2013

El Amor Alquímico, por Eduardo Grecco


La alquimia persigue la transmutación del alma, su purificación, su liberación, la salud y la inmortalidad del hombre. El proceso de maduración del plomo en oro o de preparación del elixir de la vida eterna son metáforas de un trabajo personal de transformación interior de la persona.
En un vínculo, el otro funciona como la piedra filosofal que la vida nos ofrece para trasmutar, para ver como en un espejo aspectos de nosotros que permanecen en la sombra. De este modo, la perspectiva alquímica de una relación siempre plantea comenzar por lo que ignoramos de nosotros mismos, por lo que rechazamos, por lo más oscuro y abismal que yace en nuestro inconsciente, ya que, el otro, aparece en nuestra existencia para que nos hagamos cargo de eso que no queremos aceptar, para ayudarnos a integrar lo que queremos mantener separado de la conciencia.
En esta orientación del amor no se busca la perfección, no se tiene por meta la ausencia de conflictos, sino el aceptar al otro como el otro es, aceptar sus males y amarlo, no a pesar de ellos, sino, también, amar sus males, no como algo psicológicamente posible, sino como la única forma completa en como se puede amar.
Los griegos tenían dos miradas sobre al belleza: la apolínea y la dionisíaca. La primera responde al ideal del orden equilibrado y armonioso, la perfección del triángulo, del ascetismo monacal, de la recta y la simetría. La segunda, a lo irregular, el conflicto, la pasión, la curva y la asimetría. Hay amores apolíneos y heroicos, relaciones simétricas, formales y concordantes y hay otros dionisíacos y alquímicos, asimétricos, vívidos y discordantes. A veces plenos de conflictos, pero siempre creativos y en movimiento, imaginativos y desbordantes de vitalidad y búsqueda.
Hay relaciones solares, fijas y estables, que vencen trabajo tras trabajo, que empujan el arado por un surco regado de piedras sin desviarse del objetivo y hay relaciones lunares, móviles, dinámicas, que ponen el acento en la siembra y no en la cosecha. El hombre oscila entre estas dos polaridades: lo solar y lo lunar, lo fijo y lo mutable, la razón y la imaginación, el pensamiento y el corazón, lo conveniente y la pasión, el deber y el desear, el poder y el placer. Ambas nutren el alma, ambas son necesarias y ambas son inherentes a la estructura arquetípica del espíritu humano.
Pero hay que liberar la energía que ata el alma a la montaña del castigo, la culpa y el esfuerzo y hacer fluir la estancada aspiración alquímica a gozar de la vida y de conquistar ese goce, no por el desfiladero duro del dolor, sino por el ancho territorio del disfrute. Un disfrute que puede estar no exento de trabajo, pero un trabajo no vivido como sufrimiento sino como experiencia de crecimiento.
Para el sendero alquímico el amor no es un paraíso futuro e inaccesible, sino ese espacio que se habita en cada instante, ese sitio al cual se bombea el oxígeno del compromiso con la vida, con los otros y con uno mismo, ese oxígeno que se llama entrega y se alimenta del anhelo de “probarlo todo, para aprenderlo todo”, ese oxígeno que nos rodea aquí y ahora y que nos dice que la dificultad es una creencia que esta dentro de nosotros como una ilusión. Una ilusión de la cual hay que desprenderse, una ilusión que no nos deja vislumbrar los horizontes esenciales de la vida.

martes, 26 de noviembre de 2013

El Amor como Historia, por Eduardo Grecco.



Así como el amor posee un carácter mítico, desde donde nace su fuerza convocante, también puede ser visto como una historia. De hecho es común oír hablar de “historias de amor”.
En tanto historia, el amor es la narración de sucesos entre seres que se aman. Tristán e Isolda o Romeo y Julieta, son historias en las cuales lo importante no es si se trata del orden de lo verdaderamente sucedido, aunque se pueda mostrar el balcón de Verona o cualquier otro sitio consagrado por el imaginario colectivo.
La “historia” que interesa, en el amor, es aquella en la cual los acaeceres que narra no se corresponden a ninguna realidad objetiva, ya que los “hechos históricos de esa relación” son lo que, según quien cuenta, son constituidos como tales. Lo que vale no es lo que al hombre le sucede con el amor, sino lo que hace con lo que le sucede; lo que vale no son los hechos en si mismos sino como fueron vividos por sus participantes. Los hechos de amor no le acontecen al hombre sino que el hombre le acontece a los hechos. Dicho de otra manera, una relación de amor o de sexo nunca es un tema abstracto, sino continua resignificación. ¿Qué quiere decir esto?
El significado que una persona atribuye a un conjunto de experiencias eróticas, en un tiempo dado, depende de los mitos, creencias y cosmovisiones interiores que hacen que lea los acontecimientos que atraviesa de una determinada manera, con un cierto cristal. Seguramente, a medida que el tiempo transcurre y la arena se escurre, esta lectura se va modificando y cambiando de sentido hasta un punto que resulta imposible reconocer el original. A veces, inclusive, el olvido carcome al recuerdo y las vivencias se vuelven humo.
¿Por qué algunas vivencias de amor permanecen en la memoria y otras se olvidan? Así como, en lo colectivo, el relato de Romeo y Julieta pervive porque atisba la arqueología arquetípica del espíritu humano y es un símbolo vivo de un rito de amor, así en las vidas individuales cuando un amor o un encuentro sexual roza o muerde los patrones vinculares inconscientes, construidos a lo largo de una historia, perdura en el recuerdo. Esta permanencia da lugar a que los vientos de la imaginación, la emoción y el corazón vayan transformando, al compás del transcurrir del tiempo, el registro de lo sucedido de acuerdo a las necesidades internas de cada persona haciendo que nunca los recuerdos sean expresión de una foto congelada sino más similar a una reconstrucción en movimiento que muy poco tiene que ver con el suceso de partida.
Cada persona imagina lo que anhela ser y lo que anhela concretar en una relación y va reescribiendo lo que vive por el tamiz de este sueño. Después de todo, el hombre es más auténtico cuanto más se asemeja al ideal que sueña ser.

martes, 17 de septiembre de 2013

"TIC® Técnicas de Integración Cerebral, la nueva Psiconeuroterapia"

Con los ojos como ventana a los hemisferios cerebrales y otros métodos basados en la neurofisiología, las Terapias de Avanzada® buscan resolver problemas mucho más rápido que las psicoterapias tradicionales. El consenso general y el criterio de la mayoría de los médicos y psicólogos es que la curación de cuadros emocionales o psiquiátricos debe ser necesariamente lenta y trabajosa. En realidad, desde los comienzos de la psicoterapia con Sigmund Freud o Pierre Janet hasta nuestros días, este concepto cambió poco.

¿Psicoterapia estancada?
Pero pensemos un instante. ¿Es acaso concebible que, frente a adelantos en áreas tan dispares como cirugía, diagnósticos por imágenes, comunicaciones, transportes, terapéutica antibiótica, robótica, televisión o telefonía, no exista algo acorde con ese progreso en el campo de la psiquiatría? ¿Podemos concebir que la psicoterapia haya quedado estancada en niveles semejantes a los de hace más de un siglo?.

Nuevo enfoque
La respuesta es compleja. Sin la menor duda Freud fue un pionero genial, pero a un pionero se le debe pedir la primera palabra y no la última. Muchos olvidaron esto. Recientemente, ciertos investigadores desarrollaron nuevos enfoques, que no se basan en los contenidos de las ideas de Freud, sino en la neurofisiología.

Cambiar de sistema
A lo que se apunta es a cambiar la información guardada en el sistema, de manera disfuncional, cambiando así el contenido de los pensamientos y de las emociones, y por ende, de las conductas y de la manera de mirar la vida. 
El paralelo sería como cambiar la información de un archivo a otro en una computadora. Esto se aplica a las Terapias de Avanzada®.

Técnicas Innovadoras
Pueden resolver la perturbación de un conflicto o trauma  de entre una a tres horas de trabajo, constituyéndose como métodos innovadores de hacer psicoterapia. Las técnicas están divididas en dos grupos. 
El primero son las Técnicas de Integración Cerebral (TIC®), que incluyen la Desensibilización y Reprocesamiento por Movimiento Ocular (EMDR), las técnicas de los anteojos hemisféricos y de un ojo por vez. 
En todas se trabaja con la información que cada uno de los hemisferios cerebrales tiene del hecho perturbador o traumático. 
Con métodos determinados se logra equilibrar los hemisferios con respecto al tema planteado y se consigue la reducción de la perturbación (angustia o miedo, por ejemplo) a un mínimo adecuado y adaptativo. 
La perturbación no vuelve una vez desensibilizada y los resultados se mantienen en el tiempo. En tanto, en la práctica se trabaja con anteojos diseñados para activar por separado los hemisferios cerebrales, o con movimientos oculares, tapándose un ojo por vez y pensando en el tema perturbador con el otro ojo y, después, alternando. O estimulando ciertos puntos del cuerpo que son puntos de liberación de estrés.

Secuencia
Primero se hace concentrar al paciente en el problema por tratar, colocando el tema en el campo del pensamiento, donde se van a producir las modificaciones. “Por ejemplo, en situaciones de duelo, recientes o antiguas, donde el dolor o el recuerdo traumático del fallecido embarga al sujeto impidiéndole continuar su vida en paz. 
Después de un breve trabajo terapéutico, no más de una sesión, el dolor cesa, la angustia desaparece y queda el recuerdo pacífico y comprensivo de la situación vivida, encontrándose la persona en paz con el hecho por primera vez desde que ocurrió.
Existe un consenso generalizado en la gran mayoría de los médicos y psicólogos, como en el público en general, que la curación de los cuadros psicológicos es necesariamente lenta y difícil y que se necesitan años para conseguir algún resultado. Esto ya no es así. 
En las últimas décadas ha habido un vertiginoso crecimiento en el desarrollo tecnológico en la medicina para el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades como el pánico, las fobias, los traumas, las secuelas de violaciones, abuso sexual infantil, estrés y miedos en general.
Las Terapias de Avanzada® nacieron hace pocos años como una necesidad creciente de dejar atrás los lentos y costosos tratamientos psicoterapéuticos clásicos.
En Chile, el Centro de Terapias de Avanzada® trae dos veces al año a dictar entrenamientos en estas técnicas a la doctora Raquel Ferrazzano de Solvey y al doctor Pablo Solvey, quienes son dos prestigiosos médicos argentinos, especialistas en las llamadas Terapias de Avanzada®. Formados en EE.UU., ellos fueron los primeros en introducirlas y difundirlas en nuestro país.
Estas novedosas terapias están basadas no en el diálogo y la interpretación, método clásico, sino en corregir las funciones cerebrales que, a causa de una situación perturbadora, no están funcionando de manera integrada, produciendo por este motivo síntomas, motivos de la consulta. 
Su objetivo es curar lo que perturba. 
“Con ellas la posibilidad de hacerlo en forma veloz, sin necesidad de un trabajo arduo por parte del paciente posibilita abreviar la duración y el costo de los tratamientos en forma drástica, con beneficios que se mantienen en el tiempo”.
En el caso de la Técnica de los Anteojos Hemisféricos®, la más novedosa y revolucionaria, se trabaja con un par de anteojos especialmente diseñados, que permiten abordar el problema a tratar viéndolo desde dos puntos de vista diferentes: uno tal como lo ve la persona con su angustia, y el otro tal como lo puede ver de manera positiva y realista. 
Después de unos minutos de comparación de ambos puntos de vista, se instala la realidad y desaparecen los miedos y las angustias inapropiadas.
Una joven de 24 años había sido sometida hacía un año a dos operaciones de cerebro por un tumor, que la dejaron muy asustada. Desde entonces la joven no podía pensar en otra cosa y los recuerdos de las cirugías y el sufrimiento pasado la asaltaban permanentemente, con síntomas físicos diversos como palpitaciones, mareos, nudo en el estómago, etc. 
En pocas palabras, un estrés postraumático. Se trabajó con ella en una sesión de 35 minutos con los Anteojos Hemisféricos® que le permitieron cotejar la visión traumatizante con la situación actual de buen pronóstico, hasta que se le borraron las imágenes traumáticas y se desensibilizó toda la situación. A la semana siguiente, en un seguimiento, sus síntomas físicos habían desaparecido y el recuerdo de las cirugías estaba distante. 
Casi no podía pensar en ellos, aún intentándolo. Por lo tanto, se le dio el alta. Y este no es un caso aislado, es muy frecuente que en una o dos sesiones se resuelvan este tipo de situaciones.
Ya no hace falta explorar durante meses o años la manera de pensar del paciente. Con estas terapias en un breve lapso se obtienen resultados espectaculares, se logra corregir las emociones y conductas inapropiadas en forma rápida, eficaz y de manera permanente.

Terapias de Avanzada® es un nuevo paradigma basado en las neurociencias. La posibilidad de desensibilizar traumas en forma veloz, sin necesidad de un trabajo arduo ni por parte del paciente ni por parte del terapeuta posibilita abreviar la duración de los tratamientos.

Al colocar en la pantalla de la mente un tema problema o disfuncional, que genere una emoción negativa, se produce un desequilibrio eléctrico entre ambos hemisferios cerebrales; objetivable con un mapeo cerebral o con una resonancia magnética funcional. Las Terapias de Avanzada® corrigen este desequilibrio, resolviendo velozmente los síntomas del cuadro clínico. Gracias a ellas podemos tratar con éxito una gran gama de patologías, brindar alivio o curación, de manera veloz y duradera.
Todas ellas se pueden integrar fácilmente a los tradicionales métodos de psicoterapia, y lo ideal es tener una variedad por la cual optar en el curso de un tratamiento, de modo que si alguno no funciona -pues no hay método que funcione todo el tiempo para todo el mundo- tenemos una gama de opciones, todas ellas viables e igualmente eficaces.

¿Quiénes se pueden beneficiar con estos tratamientos?
Los cuadros clínicos que se pueden beneficiar con las Terapias de Avanzada® son numerosos. A grandes rasgos y genéricamente, todos los cuadros no psicóticos, y algunos síntomas de los cuadros psicóticos.
Trastornos de Ansiedad: Trastorno de Pánico, Agorafobia, Fobias, Trastorno de Ansiedad Generalizada, Trastorno de Estrés Post Traumático, Fobia Social, Duelos, tanto normales como patológicos, Cuadros Depresivos, como la Depresión Mayor, la Distimia.
Otros cuadros psicopatológicos: Dismorfofobias (preocupación exagerada por algún rasgo físico o parte del cuerpo que es vivida como desagradable), los Trastornos Disociativos de la Identidad, las secuelas de abusos sexuales o físicos, los traumas agudos (Trastorno de Estrés Agudo) como los sufridos por las víctimas de violencia o de secuestros, tanto recientes como pasados, etc.


Autor: Mariella Norambuena. Entrenadora y Terapeuta Certificada para Chile de las Técnicas de Integración Cerebral TIC®. 
Fundadora y Directora del Instituto Chileno de Terapias de Avanzada – ICHTA.

martes, 13 de agosto de 2013

Hipersensibilidad



2.- Agrimony:

Es una planta herbácea, perenne, de hasta un metro de alto, de un color verde profundo. Sus flores son pequeñas, amarillas, de cinco pétalos y cada una de ellas se adhiere a una espiga. Florece entre junio y agosto en el hemisferio norte. La Descripción del Dr. Bach: “Para la gente jovial, alegre, humorística, que ama la paz y se aflige por discusiones o peleas hasta el punto de renunciar a muchas cosas con tal de evitarlas. Aunque generalmente tienen problemas y se atormentan e inquietan y preocupan en mente o en cuerpo, ocultan sus preocupaciones detrás de su humor y chistes y son considerados como muy buenos amigos. A menudo toman alcohol o drogas en exceso, para estimularse a sí mismos y para ayudarse a soportar los tormentos con alegría.” Es la Flor del Dr. Bach para la persona que enmascara sus preocupaciones bajo una apariencia de alegría. El individuo Agrimony no quiere por ningún motivo sufrir, pero esto se le hace muy difícil dada su excesiva sensibilidad. Esta hipersensibilidad lo lleva a percibir como exageradamente doloroso todo lo desagradable. Arquetípicamente está representado por el payaso, que sufre internamente de angustia mientras que exteriormente muestra una eterna sonrisa. Suele ser el alma de la fiesta y sus cercanos son a menudo los últimos en enterarse de que algo anda mal en su vida.

Estas personas eluden los conflictos, siendo incapaces de enfrentar sus verdaderas emociones, las que ocultan detrás de una fingida despreocupación. Para estas personas, una simple discusión es una amenaza a su necesidad de vivir alegremente, por
lo que evaden todo atisbo de conflicto. Actúan como si nada estuviera pasando, pero interiormente los problemas siguen intactos, provocándoles una ansiedad que suele manifestarse como opresión en el pecho. Agrimony es un ser atormentado interiormente por angustias, temores y ansiedades que le provocan mucho sufrimiento. Esto lo lleva a huir de la soledad y de sí mismo rodeándose de personas y actividades que lo mantienen distraído. Esta actitud escapista, puede, en muchos casos, llevar a una adicción, considerando que una de las características comunes del adicto es que tiende a “anestesiarse”, ya sea con alcohol, drogas, comida, sexo, etc., escapando así de sus emociones y de su realidad. La flor ayudará a la persona a aceptar y enfrentar los aspectos oscuros de la vida y de sí misma, de modo de convertirse en un ser humano íntegro. A partir de esto su sentido del humor permanecerá intacto, peero se reirán de sus preocupaciones para disiparlas y ya no más para ocultarlas.

lunes, 12 de agosto de 2013

Hipersensibilidad...



“Me gusta oír los ecos, los zumbidos, los murmullos de la selva. Me gusta sentir el empuje amoroso de las raíces a través de la tierra, el latido de mi corazón, la sangre que inunda mis pulmones, el aire puro que los orea en inspiraciones y espiraciones amplias. Me gusta olfatear las hojas verdes y las hojas secas, las rocas negruzcas de la playa y el heno que se apila en los pajares. Me gusta oír el escándalo de mi voz, forjando palabras que se pierden en los remolinos del viento…”
De “Canto a mí mismo”, Walt Whitman

La persona hipersensible es intuitiva, creativa, consciente, con una desarrollada sintonía emocional consigo mismo y con los demás. En el caso del poeta, la hipersensibilidad le permite captar matices y sutilezas que en general pasan inadvertidos. Y su especial capacidad de percibir la belleza es un verdadero don. Sin embargo, también representa un desafío, porque tiende a tener emociones muy intensas que le pueden generar reacciones desproporcionadas. Para los momentos en que la hipersensibilidad deja de otorgar beneficios, el Dr. Bach indicó las siguientes flores:


1.- Centaury
Pequeña planta anual, de tallo recto que alcanza entre 5 y 35 cm de altura. Crece en campos secos, al borde de los caminos o en lugares áridos. Pisarla es sumamente fácil, porque está escondida entre las matas, sometiéndose a ellas. Las pequeñas flores violeta-rosadas, en forma de estrellas, están insertadas en la punta de las ramas. Florecen entre junio y agosto y se abren cuando sale el sol y se cierran al atardecer. En palabras del Dr. Bach: “Gente amable, reservada y bondadosa que se desvive por servir a los demás. Exceden sus fuerzas en sus empeños. Su deseo de servir va tan por encima de ellos que llegan a convertirse más en sirvientes que en ayudantes dispuestos. Su naturaleza noble los lleva a hacer más de su propia parte del trabajo, y con esto pueden llegar a descuidar su propia y particular misión en la vida”. Para aquellos extremadamente sensibles a los requerimientos de los demás. Influenciables, carentes de voluntad, complacientes y dependientes de la aprobación de aquellos con caracteres más fuertes. Son incapaces de imponerse y satisfacen sumisamente las demandas de los otros. Son terreno fértil para los abusos, se someten a la desconsideración, confundiendo la entrega con el autosacrificio. Derrochan su vida cuidando sacrificadamente a algún miembro de la familia o sometiéndose al poder de un superior jerárquico. Son usuales en ellos frases como “sus deseos son órdenes para mí” o “no puedo decir que no”. En su aspecto positivo, Centaury siempre está dispuesto a ponerse a disposición del otro para ayudar, con una gran capacidad de servicio hacia las buenas causas, pero siendo capaz de discernir entre lo positivo y lo negativo y teniendo el carácter necesario para decir que no a esto último si lo considera destructivo.

jueves, 27 de junio de 2013

"CINE Y SUEÑO: similitudes...y una diferencia", por Luis Teszkiewicz


Se apagan las luces, nos rodean las tinieblas. La sala, las butacas, nuestros acompañantes, quedan sumidos en la oscuridad. Un rectángulo iluminado concentra nuestra atención. Durante una hora y media o dos horas la ficción que se proyecta en el rectángulo se vestirá con las cualidades de la realidad, y nuestra realidad, la de que estamos sentados en la oscuridad, se difuminará en nuestra conciencia. Esa misma noche apagaremos la luz, cerraremos los ojos, nos dormiremos y el mundo exterior habrá desaparecido. Aparentemente nosotros, como sujetos, también habremos desaparecido; pero no totalmente, porque en el transcurso de la noche soñaremos.
En principio, las similitudes entre cine y sueño son muchas. También son muchas sus diferencias. Una, al menos aparentemente, parece la más evidente: del sueño sólo nosotros somos responsables ¿quién sino?

EL CINE COMO SUEÑO DIRIGIDO
En cambio, en el cine, sabemos que un conjunto de personas (guionista, director, productor) han programado esa suerte de realidad ficticia que es una película. La industria del cine es, como tantas veces se ha dicho, una “fábrica de sueños”, esos sueños fabricados, por tanto, no nos pertenecen; pero, desde el momento en que hemos pagado nuestra entrada, hemos aceptado voluntariamente dejarnos llevar por ellos. Sueño dirigido, entonces, con la ventaja de contar con nuestra conciencia adormecida.

CONDICIONES
Para que este fenómeno oniroide se realice, son necesarias, al menos, dos condiciones que no siempre se cumplen: PROYECCION (LUMIÈRE VS. EDISON).
La primer condición es una sala oscura, una butaca cómoda y una gran pantalla. Eso ya es bastante difícil. Las más de las veces (al menos si nos gusta ver las películas en versión original o no nos apetece ir al centro) vemos las películas en unos asientos bastantes incómodos y en una pantalla apenas más grande que la de nuestro televisor. O demasiado cómodos: en nuestra cama, pero en una pantalla aún más pequeña y con constantes interrupciones.
En cualquier caso, el cine, como hecho material, audiovisual, es el mismo. Pero entonces el inventor del cine es Edison, como sostienen los americanos, puesto que Edison inventó la “fotografía en movimienrto”, la película cinematográfica tal cual la conocemos.
Pero los europeos sostenemos que los inventores del “cinematógrafo” fueron los hermanos Lumière, y no creo que sea sólo cuestión de chauvinismo. Los hermanos Lumière inventaron la proyección cinematográfica, y el efecto fue muy diferente al logrado por Edison. Es de sobra conocida la anécdota de la primer proyección: al ver a un tren abalanzarse sobre la platea muchos espectadores salieron corriendo. La ilusión de realidad era perfecta, muy distinta a la del kinetoscopio de Edison: nadie salía corriendo al ver un tren por el pequeño visor.
Los espectadores del primer espectáculo Lumière no repararon en que la imagen era bidimensional, en blanco y negro, ni en que ese tren no hacía ruido. Percibieron un tren y huyeron. ¿Pero es tan sorprendente? Si soñamos que un tren se abalanza sobre nosotros, puede que no sepamos el color del tren, puede que no oigamos su sonido, pero lo más probable es que la angustia que sintamos sea real, porque el peligro que ese tren representa se nos presentifica como real. Si no salimos corriendo es porque nuestro cuerpo duerme.
Los espectadores del cinematógrafo Lumière estaban despiertos y reaccionaron con una acción motora. Después los espectadores aprendieron a quedarse sentados, pero desde sus orígenes el cine se mostró como un espectáculo capaz de producir “emociones fuertes”.
También quedó marcado, desde su nacimiento, por esta “impresión de realidad” que, como dice André Bazin, diferencia al cine “respecto al sistema tradicional de las artes”.
La segunda condición, aún más difícil de obtener que la primera, es que la película esté “bien hecha” CINE “BIEN HECHO” No me refiero a ninguna calidad o valor artístico, sino a que sea capaz de producir en nosotros la ilusión de realidad que se propone.
Desvanecida la ilusión de realidad de la ficción que se nos ofrece en la pantalla, perdemos todo interés en ella y nos vemos forzados a regresar a otra ilusión de realidad, a la de la ficción que constituye nuestras vidas. 
EL CINE (HECHO COMERCIAL-INDUSTRIAL) TIENE COMO MISIÓN FUNDAMENTAL LLENAR LAS SALAS: Para eso debe, ante todo, “satisfacernos”, “realizar” nuestros deseos, en primer lugar el deseo de “entretenernos”, “divertirnos”, es decir: descansar de nuestra vida cotidiana (como el sueño). Y, como el sueño, debe procurar que no “despertemos”, que en el cine equivaldría a desentendernos de la película y volver a la representación de la sala, de las butacas o de nuestras preocupaciones de la vigilia.

CINE E IDENTIFICACIÓN: Uno de los recursos más poderosos (sino el más poderoso) con que cuenta para ello es el de la identificación. Fenómeno extraño este de la identificación en el cine, por el que, sin dejar de ser totalmente nosotros mismos, somos también el héroe o heroína de la historia.
Tanto más extraño en cuanto este héroe o heroína, generalmente bello, y elegido por su belleza entre miles de aspirantes, atlético, sin un gramo de grasa y capaz de las mayores hazañas sin despeinarse, no se nos parece. Y, sin embargo, es una imagen especular en la que nos reconocemos (o nos desconocemos). Podría pensarse que la identificación sería más perfecta si el héroe fuera idéntico a nosotros, o, al menos, si participáramos de la ficción desde su mirada, pero no es así.
Partiendo de esta idea en la década del 40 se hizo una película (”La dama del lago”) íntegramente en lo que se llama “cámara subjetiva”, es decir que al protagonista no se lo veía nunca y toda la película se la veía desde sus ojos. Se esperaba que así el espectador viviera la película desde el lugar del protagonista.
El resultado fue el contrario: el público no encontraba en la pantalla a quién identificarse, perdía interés y se desentendía de la película. Nos identificamos con alguien que está en la pantalla, no fuera de ella. Esto sólo puede sorprender a quien desconozca los mecanismos de lo imaginario: En nuestros sueños, en nuestros recuerdos (verdaderos o falsos), en nuestras fantasías, estamos en escena, nos vemos ahí desde un punto de vista que no es el nuestro, sino el de una mirada que nos abarca…. Pero esto nos lleva un poco demasiado lejos.
PERO NO SÓLO NOS “IDENTIFICAMOS” CON LOS BUENOS. Lo que cualquier analista sabe, por experiencia, es que en el sueño el soñante no se representa sólo en su propia imagen, sino en la de cualquier personaje del sueño (o en un animal, o en un objeto, o en la acción misma).
Algo análogo ocurre en el cine: no sólo nos identificamos con “el bueno”, también podemos identificarnos (de hecho lo hacemos) con “los malos”, con personajes que rechazamos (aunque también tenemos la libertad de rechazar lo que, en una película, nos identifique en un lugar que no nos gusta.
De esta manera el cine nos permite realizar fantaseadamente cosas que de otra forma no aceptaríamos. Por ejemplo: ¿cuántas películas hemos visto en las que un policía se salta las leyes a la torera para detener un delincuente ante la mirada complaciente (y complacida) de un espectador que, probablemente, es un ciudadano escrupuloso y respetuoso de las leyes? ¿O cuántas personas pacíficas asisten alegremente a las masacres en cadena de “Rambo”? EL CINE Y LAS FANTASÍAS PERVERSAS (¡OJO CON EL TÉRMINO!): Tampoco esto es sorprendente.
Hace algo más de un siglo que Freud descubrió que los neuróticos (y para el psicoanálisis todos somos neuróticos, excepto los psicóticos y los perversos) producimos, consciente o inconscientemente, fantasías perversas, de todas las perversiones imaginables. Eso precisamente nos hace neuróticos (los perversos se limitan generalmente a una sola perversión y, en su caso, no es fantasía).
Cuando decimos que el cine realiza nuestras fantasías y nuestros deseos a estos deseos y estas fantasías nos referimos:

VOYERISMO: ¿QUÉ PASA CUANDO EL PERSONAJE NOS MIRA A LOS MIRONES? La más evidente de las fantasías “perversas” que el cine nos ofrece es el voyerismo: No hace falta recurrir al ejemplo más manifiesto, el de “La ventana indiscreta” de Hitchkock, en la que James Stewart se dedica a contemplar con un prismático a sus vecinos (y nosotros con él). Todas las películas son espectáculos para voyers: en ellas “espiamos” (sin ser vistos) escenas de intimidad sexual o psicológica, violencias físicas o psíquicas; vemos una historia y, de paso, satisfacemos nuestra pulsión de mirones. Por eso, quizás, cuando el personaje mira directamente a cámara y “descubre” nuestra mirada, siempre se produce una sensación de incomodidad, la ilusión de realidad se desvanece y despierta la conciencia de estar viendo una película.

SADISMO – “EL SILENCIO DE LOS CORDEROS” Si el voyerismo es consustancial al cine, otras fantasías perversas se cuelan en la historia. Señaladamente, y cada vez más, las escenas sádicas. Muchas películas contemporáneas están construidas en torno a la figura de un sádico, y los “buenos” son realmente personajes secundarios que se nos ofrecen para tranquilizar nuestras conciencias. De paso podemos identificarnos, a la vez, con la víctima y con el victimario (generalmente con la víctima conscientemente y con el victimario inconscientemente, quizás porque el masoquismo goza de mayor tolerancia social que el sadismo). Pero, sin llegar a esos extremos, casi todas las películas de consumo masivo dan múltiples oportunidades de descargar nuestros impulsos agresivos; mejor si el agresor es “bueno” y sus golpes y disparos están motivados por una “buena causa”.

PAIDOFILIA (“LOLITA”) FETICHISMO – ETC. Claro que si la violencia, o lo que sea, es excesiva, siempre podemos volver la cara, cerrar los ojos o salir del cine; pero tampoco es para tomárselo tan a la tremenda, después de todo es sólo una película…. ¿Nunca les ocurrió en medio de un sueño, cuando se vuelve demasiado angustioso, pensar “es sólo un sueño”? Es bastante común.
EL CINE EN LA CLÍNICA Freud propuso en 1900 a la interpretación de los sueños como el “camino real” para dirigirse al inconsciente. Las similitudes señaladas entre sueño y cine permiten también utilizar al cine en la clínica.

MUCHAS VECES UN PACIENTE NOS CUENTA ESPONTÁNEAMENTE UNA PELI. Recuerdo en particular que, hace ya muchos años, en una misma semana 3 pacientes me hablaron de “E.T.”, que habían visto en compañía de sus hijos. La película había movilizado recuerdos y fantasías infantiles, amigos imaginarios o reales perdidos, muñecas que volvían del olvido… no siempre el afecto producido se correspondía con una película aparentemente amable.

CLARO QUE EL SUEÑO ES INDIVIDUAL… Podemos decir que el sueño es una experiencia individual e intransferible, pero la visión de una película también lo es. Si a la salida de un cine pidiéramos al público que simplemente nos contara el argumento, encontraríamos diferencias y matices realmente significativos.

DIJIMOS QUE EL CINE ES UN SUEÑO DIRIGIDO, GUÍADO POR OTRO… ¿Y EL SUEÑO?. Dije al principio que el cine está hecho por otros y el sueño es creación nuestra, pero es ¿realmente así? ¿Acaso dirigimos nuestros sueños?, ¿no hacemos muchas veces en ellos cosas que despiertos no haríamos y que repugnan a nuestra conciencia o a nuestro pudor? Pero entonces ¿quién los dirige? Esa es la experiencia que propone el psicoanálisis: experimentar al Director y así, probablemente, hacer con nuestra vida, dentro de los límites que fija la realidad, nuestra propia película.

Fragmento de una conferencia sobre Cine y Psicoanálisis. Casa de América – Madrid – 1999

jueves, 16 de mayo de 2013

"El Placer Negativo", por Bárbara Brennan


En alguna parte de nuestro interior, nos complace estallar. Dar salida a la energía supone un alivio, aunque no lo hagamos de una forma clara y directa, aunque no asumamos la responsabilidad cuando lo hacemos. Hay una parte de nosotros que disfruta vertiendo nuestra negatividad sobre los demás. Esto se denomina «placer negativo», y se origina en el ser inferior. 
Estoy segura de que usted recordará haber sentido placer en alguna acción negativa que haya hecho. Cualquier movimiento de energía, negativo o positivo, es placentero. 
Esas acciones transmiten placer porque son estallidos de energía que se ha almacenado en el interior. Si usted experimenta dolor cuando la energía empieza a moverse, pronto seguirá el placer porque, a medida que suelta el dolor, libera también la fuerza creativa, que se experimenta siempre como placer. 
El placer negativo tiene su origen en el ser inferior. Nuestro ser inferior es la parte de nosotros que ha olvidado quienes somos. Es la parte de la psique que cree en un mundo separado y negativo y que actúa de acuerdo con él. 
El ser inferior no niega la negatividad, sino que la disfruta. Tiene la intención de gozar del placer negativo. Puesto que el ser inferior no niega la negatividad, como sí lo hace la máscara, es más honesto que ésta. 
El ser inferior es veraz respecto a su intención negativa. No finge ser bueno, porque no lo es. Impone sus intereses y no se anda con rodeos. Dice: «Yo me ocupo de mí, no de ti». No puede ocuparse de sí mismo y de otro por causa de su mundo separado. Gusta del placer negativo y quiere más. Conoce el dolor existente en la personalidad, y no tiene ninguna intención de experimentarlo. La intención del ser inferior es preservar la separación, hacer todo cuanto quiere hacer, y no sentir dolor. 
Por supuesto que durante el proceso de maduración no toda nuestra psique está separada del núcleo. Una parte de nosotros es franca y afectuosa, sin ánimo de lucha. Está directamente conectada a nuestra divinidad individual interna. Está llena de sabiduría, amor y valor. Establece conexión con el gran poder creativo. Facilita todo lo bueno que ha sido creado en nuestra vida. 
Es la parte de nosotros que no ha olvidado quienes somos. 
Donde haya paz, alegría y satisfacción en su vida, es allí donde su ser superior se ha manifestado a través del principio creativo. 
Si se pregunta qué se entiende por «quién es realmente» o «su verdadero ser», explore estas áreas de su vida. Son una expresión de su verdadera esencia. Nunca asuma que un área negativa de su vida expresa su verdadero ser. Las áreas negativas de su vida son expresiones de quien no es usted. Son ejemplos de cómo ha bloqueado la expresión de su verdadero ser. La intención del ser superior es la verdad, la comunión, el respeto, la individualidad, una autoconciencia clara y la unión con el creador. 

Nota: Bárbara Ann Brennan es una sanadora, terapeuta y científica. Después de completar un master de Física Atmosférica en la Universidad de Wisconsin fue investigadora de la NASA. Durante los últimos años ha estudiado y trabajado en el campo de la energía humana, y ha participado en proyectos de investigación en la Universidad Drexel y en el Instituto de Nueva Era. Se ha especializado en terapia bioenergética.

domingo, 14 de abril de 2013

Inteligencia Emocional: hacernos cargo de lo que sentimos y ponernos en el lugar del otro.




En los años 90 dos psicólogos norteamericanos, Peter Salovey y John Mayer, dieron nombre a una facultad primordial del comportamiento humano que tiene que ver con la forma como nos adaptamos a las contingencias de la vida, denominándola “inteligencia emocional”. Hay dos pilares básicos en los que se fundamenta la inteligencia emocional: tomar contacto con lo que sentimos en cada momento y ponernos en el lugar del otro, para intentar comprender también lo que el otro siente. Sin embargo, esto por sí sólo no es suficiente; para desarrollar la inteligencia emocional necesitamos aprender a gestionar la información. Es decir, debemos visualizar con una nueva mirada ese conglomerado de pensamientos, imágenes, emociones y sentimientos que fluyen de forma incesante en nuestra mente, hasta transformarlo en una herramienta que nos ayude a canalizar el pensamientos y las acciones, de manera adecuada y según nuestros propósitos.
Solamente cuando somos capaces de encausar los sentimientos, los pensamientos y las acciones de forma productiva, por voluntad propia y de acuerdo con nuestra realidad, en nosotros mismos a la vez que con el entorno, podemos decir que poseemos una adecuada inteligencia emocional. Como sabemos, el que una persona posea esta capacidad no significa que tenga un coeficiente intelectual alto, aunque puedan haber rarísimos casos en los que de forma innata se den ambas cosas. Lo más común es encontrar personas muy inteligentes intelectualmente pero incapaces de experimentar el bienestar en su vida, debido a las ataduras autoimpuestas provenientes de las propias inseguridades y/o de aquellos aspectos emocionales no resueltos. También hay personas que proyectan su vida de forma parcelada, utilizando o desarrollando sus recursos sólo en una faceta de su existencia, sobresaliendo en una área pero débiles o infelices en los demás aspectos; de ahí que se hable de inteligencia social, física, verbal, espiritual, etcétera. Otros en cambio, sin tener una inteligencia brillante, logran proyectar y concretar sus anhelos, encausar los cambios necesarios, innovar y desarrollar una vida personal, familiar y social de forma productiva a la vez que armónica.

Para comprender estos mecanismos que secundan nuestro despliegue en la vida, lo primero que debemos tener presente es que generalmente tan sólo el 10% de la información que circula por nuestra psiquis se relaciona con la experiencia presente -es el porcentaje de la actividad mental que denominamos consciente-; el 90% restante viene de nuestro pasado, aflorando desde el inconsciente: experiencias que van quedando registrada en la psiquis y que posteriormente emergen, transformadas en emociones, imágenes o pensamientos que condicionan nuestra forma de reaccionar y actuar. Por esto, a veces no comprendemos porque respondemos de una u otra forma ante una determinada situación, o porque tomamos una decisión y no otra.

En el artículo anterior explicaba de manera similar el mecanismo de la intuición, y es porque la intuición forma parte de la inteligencia emocional, necesaria para el desarrollo de nuestra vida y su proyección hacia el futuro. Por lo tanto, debemos tomar contacto con nuestras emociones ya que son una fuente de información importantísima, útil para nosotros mismos y para conducirnos en la vida. En su libro “El directivo emocionalmente inteligente” David R. Caruso y Peter Salovey exponen seis afirmaciones que deberíamos tener presente:


1. La emoción es información.
2. Podemos intentar ignorar la emoción, pero no podemos ignorar cómo actúa en nosotros o en los demás.
3. Ignorar la emoción no es tan bueno como se piensa comúnmente.
4. Las decisiones deben incorporar las emociones para que sean efectivas.
5. Las emociones siguen patrones lógicos, aunque no lo parezca.
6. Existen emociones universales, pero actúan de un modo específico en cada persona y según las circunstancias.


En otras palabras, a través de las emociones descubriremos un camino para explorar de forma honesta tanto nuestros recursos como las debilidades que poseemos y, al mismo tiempo encontraremos las fortalezas necesarias para redibujar y proyectar nuestra vida. Sin embargo, la mayoría de nosotros tendemos a procesar la información de la misma manera como nos la han entregado y ni siquiera intentamos averiguar si hay otras alternativas. Etiquetamos y organizamos todo con los patrones aprendidos: lo que sentimos, el pensamiento, lo que vemos e incluso las emociones.

Si logramos desestructurar esos patrones, intentando visualizar la vida, los miedos, el dolor, la enfermedad, las alegrías, la familia o los proyectos que tenemos desde otra perspectiva, desplegaremos una mirada distinta a la habitual, relacionaremos de otra forma los sucesos vividos, permitiendo que afloren nuevos canales de conocimiento y percepción; conseguiremos así romper con ese viciado código con el que nuestra mente acostumbra a funcionar.

Por eso también la creatividad es un componente de la inteligencia emocional, ya que nos permite explorar las cosas y los hechos desde una perspectiva diferente a la que estamos habituados, nos permite ir más allá de esa forma de pensamiento alienado, a la que la rutina del día a día y la sociedad en la que vivimos nos conducen. Según la experiencia que he tenido al impartir mis talleres, he corroborado cómo las personas que se han comprometido seriamente con el proceso experimentado en el taller, además de impresionarse a sí mismas por los logros estéticos o plásticos realizados, consiguen una proyección más honesta y más libre de su vida; de este modo, reforzados en su valía personal comienzan a visualizar cada día como un reto creativo, seguros de que poseen todos los recursos para enfrentarlo.

Pensar que “nada puedo cambiar” o “que mi vida es así y no hay más” no es la mejor forma de luchar por una existencia más plena. Tal vez no podamos cambiar algunas cosas o personas de nuestro alrededor -aunque les puedo asegurar que podemos mucho más de lo que creemos-, pero sin duda lo que sí podemos cambiar es el prisma con el que vemos las cosas. Además, al transformar la mirada nos liberamos y dejamos salir el amor y la sabiduría interior que poseemos. Es un buen comienzo ya que en este prisma se sustenta el sentimiento de la felicidad; a partir de ahí dependerá de nosotros hacia dónde queramos llevar nuestro personal proceso de transformación. ¡Os invito a dejar de lado la comodidad y los temores, buscad formas de transformar la mirada y cogeréis las riendas de vuestra vida!


http://procreartevida.wordpress.com

Patricia Abarca ... Matrona, Doctora en Bellas Artes


domingo, 10 de marzo de 2013

Una nueva Comunicación, N. D. Walsch.



Vamos a cambiar la palabra hablar por la palabra comunicarse. Es un término mucho mejor; resulta más completo y más apropiado. Cuando tratamos de hablar a otros - tú a Mí, Yo a ti -, inmediatamente nos vemos restringidos por la increíble limitación de las palabras. Por esta razón, no me comunico únicamente con palabras. En realidad, rara vez lo hago. Mi modo usual de comunicarme es por medio del sentimiento. 
El sentimiento es el lenguaje del alma.
Si quieres saber hasta que punto algo es cierto para ti, presta atención a lo que sientes al respecto
A veces los sentimientos son difíciles de descubrir, y con frecuencia aún más difíciles de reconocer. Sin embargo, en tus más profundos sentimientos se oculta tu más alta verdad. El truco está en llegar a dichos sentimientos. 
El pensamiento y los sentimientos no son lo mismo, aunque pueden darse al mismo tiempo. Al comunicarme con el pensamiento, a menudo utilizo imágenes. Por ello, los pensamientos resultan más efectivos como herramientas de comunicación que las mismas palabras. Además de los sentimientos y pensamientos, utilizo también el vehículo de la experiencia, que es un magnífico medio de comunicación. Y finalmente, cuando fallan los sentimientos, los pensamientos y la experiencia, utilizo las palabras. 
En realidad, las palabras resultan el medio de comunicación menos eficaz. Están más sujetas a interpretaciones equivocadas, y muy a menudo a malentendidos.¿Y eso por qué? Pues debido a lo que son las palabras. Éstas son simplemente expresiones: ruidos que expresan sentimientos, pensamientos y experiencia. Son símbolos. Signos. Insignias. No son la verdad. No son el objeto real. Las palabras le pueden ayudar a uno a entender algo. La experiencia le permite conocerlo. Sin embargo, hay algunas cosas que uno no puede experimentar. Por eso existen otras herramientas de conocimiento: son los llamados sentimientos; y también los pensamientos. 
Se le da tan poco valor a la experiencia que, cuando la experiencia difiere de lo que se ha oído, automáticamente se desecha la experiencia y te quedas con las palabras, cuando debería ser precisamente lo contrario.
Tu experiencia y tus sentimientos sobre algo representan lo que efectiva e intuitivamente sabes acerca de ello. 
Las palabras únicamente pueden aspirar a simbolizar lo que sabes, y a menudo pueden confundirlo.

Del libro "Conversaciones con Dios"....

domingo, 3 de marzo de 2013

Cómo benefician a los niños las Flores de Bach


¿Cómo es la consulta con un terapeuta floral? 
Lo primero es una entrevista con el niño, que provee al terapeuta de un bagaje 
importante de datos para el momento de decidir qué flores irán en su fórmula. Se 
observa la postura, el modo de hablar, la carita, la mirada del niño...
Las flores de Bach, ¿curan enfermedades? 
No curan enfermedades, sino que equilibran emociones. Los niños tienen fuerzas 
internas potenciales, que cuando no se pueden expresar es porque están ausentes, 
como un niño triste, abatido, que le falta la alegría natural. En ese plano entrará a 
actuar la esencia floral, en el desequilibrio emocional, y eso naturalmente tendrá un 
correlato en su cuerpecito. Por eso se dice que no curan males específicos, sino los 
desequilibrios emocionales que se producen con estos problemas. Cada niño tiene 
un temperamento, que es biológico y que trae como carga genética, y que es 
modificado por el medioambiente. 
¿Cómo actúan las flores de Bach?, ¿cuáles son sus propiedades?
Básicamente son agua, no tienen ningún compuesto químico. El agua es un muy 
buen vehículo; es el mejor transportador o conductor de energía, y lo que hay en 
los frascos es energía floral, capturada de las 38 flores elegidas por el creador del 
sistema, el Dr. Edward Bach. Las flores tienen una propiedad vibratoria, cada una 
vibra en forma diferente, y cuando ese patrón vibratorio resuena con el nuestro, se 
consigue la curación. 
¿Se pueden comprar en cualquier lugar? 
Sí, pero quizás la eficacia no es la misma que si es preparada por un terapeuta, 
porque las emociones son mezclas de estados, no son emociones puras, por lo que 
es mucho mejor hacerlo como una fórmula. Pero se puede. 
¿Se pueden usar esencias de un niño en otro niño con el mismo mal? 
No, porque cada fórmula está pensada para cada persona. 
¿Desde qué edad se pueden usar? 
Desde el momento de nacer, cuando se sale del vientre de su mamá. 
¿Hay niños a los que nos les hace efecto? 
La experiencia clínica dice que la esencia floral hace todo el esfuerzo por 
restablecer la armonía del niño y sacarlo adelante, pero si el niño está en un 
medio de desamor, no pasará nada. Si está en un ambiente de agresión, de 
violencia intrafamiliar o indiferencia, ninguna fórmula, por precisa que sea, logrará 
hacer algo. Los medicamentos tampoco hacen efecto si no se hace modificación del 
entorno. 

Las dos flores más utilizadas en los niños: 
Luego de la evaluación de cada niño, el terapeuta elaboran una mezcla de estas 
flores que trabajarán con cada emoción perturbada. Sin embargo, destacan dos que son especialmente utilizadas en el mundo infantil: 
- Impatiens: para el niño irreflexivo, intolerante a la frustración, impulsivo, de 
actividad mental desmesurada, inquieto, impaciente. Puede presentar torpeza 
motora o atropellamiento al hablar y dificultad para fijar la atención por períodos 
prolongados. Se irrita fácilmente y en la casa parece ser un tornado de actividad. 
En el colegio colma la paciencia. Es un niño que se accidenta a menudo, que se 
rompe sin querer, que está continuamente moviendo los pies, que se sienta en su 
puesto como si fuera a salir disparado en cualquier momento o hace sonar los cubiertos mientras esperan que le sirvan la comida.  Es poco prolijo. Olvida cuadernos y 
estuches debajo del banco, no sabe si por la mañana salió con más ropa de la que 
lleva puesta, es de juego brusco, no le gusta ceder su turno ni esperar a que 
llegue. 
En el plano físico, suele presentar contracturas musculares, dolores de 
cabeza, bulimia, tics, malos hábitos alimentarios, alto consumo de azúcar y líquidos 
y mal dormir. Sus padres suelen describirlos como nerviosos o agotadores. 
Al tomar esta esencia, poco a poco aparece la paciencia, baja el nivel de 
intolerancia e impulsividad, y mejora notoriamente la capacidad de empatía del 
niño en la casa y escuela. 
- Holly: es para el niño susceptible o hipersensible, que reacciona 
desmesuradamente a los estímulos, sobre todo a aquellos relacionados con los 
afectos. Se siente a menudo perjudicado, agraviado por sus pares y adultos. 
Celoso, lo desestabiliza la llegada de un nuevo hermano. Se pone agresivo. 
También suele afectarlo la envidia, a tal punto que se puede enfermar físicamente. 
Muchas veces los padres los describen como constantemente insatisfecho. No tolera 
frustraciones y se irrita cuando algo sale mal. A menudo ofende con reacciones 
exageradas. Se levanta de mal humor. Es inseguro. 
Al tomar la esencia: poco a poco entra el amor a la vida del niño, puede alegrarse 
con los triunfos ajenos, reconoce cualidades de sus pares, se relaja y serena.

Extracto del artículo de la revista YA, El Mercurio, 17 de abril 2007