viernes, 21 de julio de 2017

¿Será Estrés lo que me está pasando?


¿Qué es el estrés?

El término estrés proviene de la física y la arquitectura y se refiere a la fuerza que se aplica a un objeto, que puede deformarlo o romperlo. En la Psicología, estrés suele hacer referencia a ciertos acontecimientos en los cuáles nos encontramos con situaciones que implican demandas fuertes para el individuo, que pueden agotar sus recursos de afrontamiento.
Se considera que el estrés se produce como consecuencia de un desequilibrio entre las demandas del ambiente (estresores internos o externos) y los recursos disponibles del sujeto. De tal modo, los elementos a considerar en la interacción potencialmente estresante son: variables situacionales (por ejemplo, del ámbito laboral), variables individuales del sujeto que se enfrenta a la situación y consecuencias del estrés.
El estrés es una parte normal de la vida, especialmente en períodos de cambio e incertidumbre. Se trata de una respuesta a algo que se percibe como un peligro. Tiene componentes tanto emocionales como físicos y puede producirnos efectos negativos y positivos. Todos podemos lidiar con cierta cantidad de estrés. 
El estrés positivo agrega elementos que estimulan a la acción: competencias, confrontaciones, frustraciones y/o dolores profundos, enriquecen nuestras vidas y le van agregando profundidad. Nuestra meta no es eliminar el estrés, pero sí aprender a manejarlo y utilizarlo para nuestro beneficio. 
Lo que necesitamos es encontrar el nivel óptimo de estrés que nos motive, pero que no llegue a abrumarnos. No hay un nivel óptimo de estrés estándar. Somos individuos únicos con necesidades diferentes. Por eso, lo que es triste para algunos puede ser alegre para otros. Incluso cuando concordamos en que un evento es penoso, vamos a diferir en nuestra respuesta tanto física como emocional.
Por ejemplo, la persona que ama cambiarse de trabajo e ir de lugar en lugar, va a estresarse en situaciones de una rutina muy estable, y al que le gusta la estabilidad, se va a incomodar en un trabajo muy variado.

Síntomas que indican que estás viviendo demasiado estrés

El estrés excesivo puede afectarte tanto a nivel emocional como físico y sus efectos, en algunos casos, pueden parecen síntomas de otras enfermedades, en parte debido a que el estrés disminuye tus defensas y te hace más vulnerable.
Las personas con estrés crónico tienen la impresión de que ese es su estado natural. Esto dificulta darse cuenta de los síntomas. Por tanto, pregúntate si en el pasado te has sentido también así o trata de recordar cómo te sentías antes.

Síntomas de estrés
  • Dolor de cabeza. Si estás sintiendo dolores de cabeza con frecuencia, sobre todo de tipo tensional, el estrés puede ser el culpable.
  • Alza de presión: Altos niveles de estrés pueden llegar a elevar la presión arterial.
  • Contracturas musculares. Es uno de los síntomas más típicos del estrés. Puedes tener rigidez y dolor muscular en al cuello, los hombros o la espalda que no desaparecen con nada. Tal vez se alivian momentáneamente, al hacer ejercicio o tomar analgésicos para volver a aparecer al poco tiempo.
  • Problemas para dormir. El estrés pueda afectar al sueño de diferentes maneras; puede hacer que duermas menos o que tu sueño sea menos reparador, de modo que te levantes cansado. También puedes tener problemas para quedarte dormido o despertarte durante la noche.
  • Enfermedades. El estrés afecta al sistema inmunitario, de modo que si estás sometido a un gran estrés te pondrás enfermo con más frecuencia, especialmente de aquellas enfermedades que se contraen con más facilidad, como los resfriados. No obstante, también puedes empezar a tener otros síntomas físicos, como sarpullidos en la piel, herpes labial frecuente, etc.
  • Ansiedad. Si te sientes ansioso la mayor parte del tiempo puede deberse a la existencia de demasiados estresores en tu vida.
  • Frustración. Si te encuentras en una situación de estrés, en la que sientes que se te exige más de lo que puedes dar, te sentirás frustrado, irritable y de mal humor con frecuencia.
  • Capacidad para pensar disminuida. Si tu cuerpo estresado está liberando hormonas del estrés, te está empujando a actuar de un modo impulsivo (luchar o salir corriendo), lo cual no estimula un pensamiento sereno y pausado. Es decir, estás pensando de un modo más lento y menos eficiente, lo cual no te ayuda a solucionar tus problemas.
  • Disminución del deseo sexual. Si estás demasiado cansado para el sexo o tu deseo sexual ha disminuido respecto a lo que era habitual en ti, puede ser debido al estrés.
  • Reacciones exageradas. Cuando el nivel de estrés es excesivo, sueles reaccionar de un modo exagerado ante cosas que no son especialmente importantes. Cualquier pequeña cosa puede ser para ti la gota que colma el vaso y te hace estallar, ya sea en un llanto, en un ataque de agresividad o de cualquier otro modo que resulte exagerado para la situación.
Tipos de estrés

El estrés puede ser de diversos tipos y no todos ellos son dañinos para nosotros:
Euestrés: Es un tipo de estrés positivo que resulta estimulante y nos aporta vitalidad, energía y entusiasmo. Sucede cuando hay un aumento de la actividad física, el entusiasmo y la creatividad. Por ejemplo, practicar un deporte que te gusta o afrontar algún reto que consideras excitante.

Estrés agudo: Es un tipo de estrés intenso y de corta duración que produce sentimientos de malestar e incomodidad. Por ejemplo, un imprevisto en el trabajo que no sabemos cómo afrontar ni cómo solucionar pero que es de corta duración.

Estrés crónico: Es un estado prolongado de estrés que dura semanas, meses o incluso años. Produce sentimientos de malestar, hace aumentar los niveles de hormonas del estrés y puede acabar produciendo enfermedad física. Es, por tanto, el estrés más grave y es necesario hacer algo para manejarlo correctamente y reducirlo.

Además de estos tres tipos de estrés principales, existen otro dos tipos de estrés:

Hiperestrés: Sucede cuando una persona se ve sometida a un estrés mayor del que puede soportar. La persona se siente sobrecargada y tremendamente abrumada porque considera que es incapaz de afrontar la situación y se siente impotente. La persona en situación de hiperestrés suele tener una respuesta emocional exagerada y excesiva incluso ante desencadenantes poco importantes. Es un estrés peligroso y deberían tomarse medidas para reducirlo enseguida porque puede tener serias repercusiones físicas y psicológicas y dar lugar a ansiedad o depresión.

Hipoestrés: Es lo opuesto al hiperestrés; es decir, consiste en una cantidad insuficiente de estrés en la vida de una persona que hace que se sienta aburrida y vacía constantemente. Por ejemplo, una persona que tiene un trabajo simple y repetitivo, como un trabajador de una cadena de montaje, puede sentir hipoestrés. Produce falta de motivación, falta de inspiración y un estado de ánimo deprimido. Para combatirlo, es importante empezar a realizar actividades que nos lleven a un estado de euestrés.

Cómo usar tu pensamiento para combatir el estrés

Por lo general, el estrés aparece cuando nos encontramos inmersos en una situación que consideramos abrumadora o que nos supera. Se trata de algo que consideras excesivo, que no sabes cómo manejar, crees que no tienes las habilidades necesarias, no encuentras la solución adecuada, careces de los conocimientos o la ayuda necesaria, etc.
Si te fijas, gran parte de lo que aparece en el párrafo anterior hace referencia a pensamientos que tienen las personas y que no siempre son del todo ciertos. 
Por ejemplo, una persona en una situación estresante podría pensar cosas como:
  • No podré resolver esto, no seré capaz.
  • No soy lo bastante competente.
  • No se puede hablar con esta persona; jamás escucha.
  • Jamás encontraré trabajo.
  • Todo el mundo me odia.
Sea cual sea la situación estresante en la que te encuentres, siempre vas a hacer una interpretación de ella. Es decir, pensarás una serie de cosas acerca de la situación, las personas implicadas, tu propio comportamiento, las consecuencias que puede tener, etc. Según como sean esos pensamientos, te ayudarán a sentirte mejor o, por el contrario, aumentarán tu nivel de estrés e incluso te llevarán a experimentar también ansiedad, depresión, ira, vergüenza u otras emociones negativas.

Cómo usar un pensamiento constructivo para reducir el estrés

Conocer tu pensamiento y usarlo correctamente te ayudará a manejar mucho mejor el estrés. 
Para hacer tu pensamiento lo más constructivo posible sigue estos pasos:

1. Define la situación. Lo primero que debes hacer es tener claro qué es lo que te está estresando tanto. Trata de definirlo del modo más objetivo posible. Por ejemplo: Tengo problemas con mi jefe.
2. Conoce tus pensamientos. El siguiente paso consiste en saber todo lo que se te pasa por la cabeza respecto a esa situación. En nuestro ejemplo, tendrías que preguntarte cuáles son exactamente esos problemas, qué piensas de tu jefe, qué significado tiene para ti esa situación, cuál es su gravedad, etc. Por ejemplo, podrías pensar: “Mi jefe me grita todo el tiempo, es insoportable, parece que no haga nada bien, al final perderé mi trabajo y me quedaré en el paro y sin dinero para vivir…”
3. Analiza si esos pensamientos son lógicos y constructivos. Siguiendo el ejemplo, vemos que es muy probable que esta persona esté exagerando al decir que su jefe grita todo el tiempo. Si contara las veces al día que le grita, tal vez descubriera que, en realidad, no son tantas. También es posible que esté exagerando al pensar que resulta insoportable. Si pensara que el jefe está tan estresado que salta por cualquier cosa, tal vez no le diera tanta importancia. En cuanto a las terribles consecuencias que cree que tendrá esa situación, posiblemente también exagere y las probabilidades de perder su empleo sean mucho más bajas de lo que cree.
4. Reestructura tu pensamiento para hacerlo más realista y constructivo. Tras darse cuenta de que está exagerando tremendamente, la persona de nuestro ejemplo, podría llegar a modificar su pensamiento del siguiente modo: “En realidad no me grita tanto, solo de vez en cuando y no me grita solo a mí, sino a todo el mundo. Es su forma de reaccionar ante el gran estrés que tiene y que no sabe cómo manejar. Es algo molesto pero no es para tanto. Por lo demás, yo hago bien mi trabajo y no tengo motivos para pensar que podría perderlo”. Tras modificar su pensamiento de este modo, su nivel de estrés y sus emociones negativas disminuirán bastante e incluso puede que empiece a sentir algo de compasión por su jefe en vez de ira y miedo.

Y lo mejor de todo, es que este cambio en su modo de pensar puede provocar también un cambio en su comportamiento. Por ejemplo, al pensar que su jefe está estresado y que lo está pasando mal, tal vez reaccione ante sus gritos de un modo que ayude al jefe a relajarse. Y si no es así, al menos no se lo tomará como algo personal e incluso aunque le siga molestando (pues a nadie le gusta que le griten), no le afectará hasta el punto de provocarle el nivel de estrés y de emociones negativas que sentía al principio.

http://www.cepvi.com
http://apoyo.saludestudiantil.uc.cl/index.php/saber-mas?task=verItem&id_item=25&vista=sabermas
http://pendientedemigracion.ucm.es/info/seas/estres_lab/el_estres.htm

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