miércoles, 14 de diciembre de 2016

Consejo de Belleza


Recuerdo que cuando tenía unos 12 años, puede haber sido antes, llegaron a Chile los productos Avon, que, además, cambiaron el concepto de las compras y nos hicieron sentir "modernos" (hay que recordar que por esos años la televisión en nuestro país era en blanco y negro) y que las puertas automáticas sólo aparecían en las películas.
La revista recorría la sala de clases y mis compañeras se anotaban para recibir "el último grito de la moda" en productos cosméticos.
A pesar de ser muy niña, me llamaba la atención un producto en especial: el "removedor de cutículas", que era un tubo pequeño que terminaba en punta y contenía una crema. Uno debía poner esa crema sobre de las cutículas, esperar un tiempo determinado y, luego, con una especie de espátula que estaba en la mencionada punta, "barrer" las cutículas hacia atrás.
Simplemente no comprendía cómo las mujeres se gastaban el dinero en algo así.
Todo esto está también muy ligado al concepto de la moda del vestuario, que no es más que la manipulación de una industria que necesita marcar nuevas tendencias para que las personas vacíen temporada a temporada sus armarios y volver a llenarlos con lo que ellos dictan como correcto.
Nada de esto es muy novedoso, pero cabe señalarlo como parte del concepto social y cultural de "belleza",
Me convertía lentamente en mujer y el asunto de la belleza se volvía el punto número 1 en mi lista de prioridades.
Recuerdo que cerca de mi colegio había una tienda que tenía un gran escaparate donde se podían observar libros abiertos. Yo pasaba frecuentemente a ver uno especial para adolescentes, abierto en la página con el artículo "Los 10 secretos para verte bella": limpieza de cutis, cuidados del cabello, tipos de cremas para el rostro, cómo depilar las cejas según las tendencias de la moda, etc.
Han pasado 40 años y tanta agua bajo el puente que mil veces esa agua se ha convertido en lluvia y ha vuelto a pasar....
En mi quehacer terapéutico he ido aprendiendo mucho más que en mi propia experiencia de vida y que en los libros (y las revistas de belleza).
Lamentablemente, he visto mucha "fealdad":
amargura, desesperanza, angustia extrema, soledad, rabia, intolerancia, terror, incertidumbre, carencia afectiva, inestabilidad emocional, tristeza, sometimiento, desvalorización, desamor, agotamiento, dolor.
Y por qué llamo  "fealdad" a estas emociones? Porque todas ellas se reflejan en nuestro rostro, en nuestra corporalidad, en nuestra actitud frente a la vida, como lo opuesto a la belleza.
Es muy sencillo reconocer en el rostro de una persona la emoción preponderante. Es así como la tipología "Gorse" se presenta en rostros pálidos (como si nunca se expusieran al sol), ojeras marcadas e inexpresión. O la persona "Holly" mantiene el entrecejo ceñido, formando profundo surcos, y los labios tensos y las mandíbulas apretadas. O "Agrimony", que al enfrentar temas complejos, sonríe con las boca mientras las lágrimas libran una feroz batalla por mantenerse aferradas como sea a las cornisas de los ojos..
Lo que es adentro, es afuera. Y si escondemos lo que sentimos, actuando un personaje o callando, tarde o temprano se manifiesta en nuestro cuerpo, como enfermedad y/o como "fealdad".
Ciertamente la belleza es un concepto subjetivo. Y por qué no decirlo, todas (y tal vez todos) queremos ser bellas.
Y si probáramos cambiar las cremas y el maquillaje  por intentar sanar nuestras emociones? No quiero que se malentienda, esto es sentido figurado. Por cierto que no hay que despreocuparse. Digamos entonces: Y si probáramos sumar a las cremas, el maquillaje, la ropa de marca, los accesorios de temporada, etc. la sanación de nuestras heridas?
Se me viene a la memoria el caso de una paciente que llegó a la consulta por sucesivos intentos de suicidio. Era una mujer triste, cansina, apagada, de voz baja, hombros caídos, pelo opaco, ropa desgastada, caminar lento, largas pausas entre palabra y palabra, mirada perdida y ningún testimonio que hiciera pensar que alguna vez había sonreído.
No contaré su caso porque no tiene que ver con el tema que ahora trato, pero a la vuelta de unos seis meses de terapia, habíamos llegado al final del camino. Le advertí que ya estaba sanada de lo que la había llevado hasta mi consulta pero que quería darle una última hora para despedirnos y contarle cómo había llegado la primera vez (las flores tienen una característica muy especial: con la toma de ellas, las personas olvidan cómo se sentían cuando empezaron).
Cuando llegó el día, se abre la puerta y aparece "otra mujer": Hermosa!!!! traía un vestido blanco, precioso, femenino, con bordados, caminaba erguida, sonreía en todo momento, su pelo brillaba, su voz sonaba fuerte y clara, y representaba al menos 20 años menos que el día que la conocí. Eso es la belleza en una mujer (lamento mucho no haber mirado sus cutículas, no se me ocurrió).
Aprendí de un gran maestro que la sonrisa es el mejor secreto de Belleza. No sólo sonreír cuando hay motivos....SONREIR SIEMPRE.
Fíjate, cuando sonríes, la musculatura de la cara hace que los ojos se abran más de lo común y entra una gran cantidad de luz, entonces todo se ve más brillante y los colores se intensifican.
Haz otro ejercicio: adopta la actitud, corporal y facial de estar muy, pero muy triste. Quédate así por un rato y de pronto....sonríe!. Verás que automáticamente el cuerpo entero comienza a tomar otra posición.
No importa la edad, no importa el sexo, no importan las modas, el maquillaje, el peso, ni el tamaño, la Belleza en una persona está en ser y hacer lo que realmente quiere de su vida, Arriesgar, jugar, amar, soñar, tolerar, flexibilizar, relajarse, no esperar, no juzgar ni juzgarse, no guardar rencores, dejar ir....no exigirte ser quien no eres y no permitir que otros te lo impongan.
Cuando tus emociones estén sanadas, todo en ti será testigo. Entonces no podrás evitar sonreír y te sentirás más bella y más bello que nunca.


5 comentarios:

  1. genial como siempre....simpleza en las palabras...sabiduría del alma, gracias sandrita

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  2. Gracias a ti por motivarme a seguir escribiendo y por tu amorosa compañía.

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  3. Lindo.....amiga.....como has crecido desde los 12.
    Un abrazo Javiera B.

    .

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    1. Javierita!!! que rico recibir tu comentario. Muchas gracias y un súper abrazo!

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    2. Tan cierto, la sonrisa siempre.

      Ojalá el buen humor, siempre, que nos hace sonreir.

      Cierto también, la belleza de adentro se refleja afuera.

      Y las emociones negativas que muchas veces nos
      invaden, ciertamente todo lo afean.

      Qué bonito relato, partiendo por los productos Avon,
      que claro, aparecieron por ahí por el 74-75.
      En Antofagasta, tenía una amiga que su mamá los vendía,
      y cuando iba a su casa, me maravillaba con la variedad.
      Había de todo lo que uno podía o ni podía imaginarse.
      Para componerse, ser más bellas. Me llamaban la atención
      los tapa ojeras, que de adulta más de una vez he usado.

      Rescato sí, esto de cuidar nuestro exterior, rostro, cabello,
      tratar de vernos bonitas, como un signo saludable. Como tú bien
      relatas, de tu paciente ya mejorada.

      A mí, mi mamá me enseñó el uso del rouge como regla. De hecho
      vislumbro en ella, que la preocupación que sostiene hasta hoy, a pesar
      de su enfermedad de Parkinson, que no es la típica de temblores, si
      no que de rigidez, y a sus 82 años, de usar rouge, cremas, teñirse el pelo,
      pintarse las uñas, etc., práctica que siempre tuvo porque toda su vida activa
      trabajó. Me dan la tranquilidad de que aún está bien, con ganas
      de vivir. Su doctora le ha dicho, que mientras la vea aparecer en la consulta
      arregladita, uñas pintadas, etc. es signo de que está bien. Pero por sobretodo,
      lo más lindo que tiene, es que siempre ha sonreído.

      En una ocasión, vi un reportaje a una pareja de enfermos psiquiátricos
      del Hospital El Peral, el llamado Open Door, porque precisamente podían salir a hacer trámites, como otros pacientes podían salir a trabajar y volver a pernoctar, etc.
      Ellos tenían cerca de 60 años, él era hippie, había consumido todas las drogas, alcohool, que había dejado, pero la que más le gustaba , era la marihuana, y que cuando podía se fumaba un pito y era feliz, y ella había vivido en la calle. La cámara los sigue todo un día en sus actividades, y la más linda que recuerdo, era que ella iba a teñirse el pelo a una peluquería en Puente Alto, él la acompañaba, tomaban la micro, etc. Y regresaban felices, ella radiante y él más enamorado, porque la veía feliz y linda. Ella sí se quejaba, de que la tenía aburrida, que él andaba todo el día con la radio cassette y lo único que ponía era Peter Frampton, y el tema “Show Me The Way”, pero pegado. Cada vez que la escucho, me acuerdo de ellos, regresando felices de la peluquería, en la micro, ella con una actitud más positiva, feliz, sintiéndose renovada y fresca y él con “La Transistor” sonando con esta canción.

      Y rescato también, que afortunadamente, hoy en día, la moda ya no dicta como antes, si no que hoy hay más libertad para vestirse, como uno quiera, que los chicos y chicas de hoy,
      vaya que sí lo aplican, contraviniendo nuestros cánones, pero a la vez impregnándonos
      de esa apertura.

      Y lo que me ha hecho sentido siempre, desde que leí El Principito, es que
      “Lo escencial es invisible a los ojos”.




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