jueves, 8 de diciembre de 2016

Ningún Individuo puede salvar a la Humanidad, si Cristo viene, será un Cristo Colectivo.


"¿Qué sucedería si Cristo se presentara hoy? 
El Cristo es un Mesías: si acude es para salvar a la humanidad. Ningún individuo puede salvarla ahora. 
Si el Cristo viene, será un Cristo colectivo. 
Será la iluminación de toda la humanidad. Si la humanidad entera no se ilumina, lo humano se acaba. El Cristo o es colectivo o no es. 
¿Y qué es el hombre? El hombre tiene que comprender que su cuerpo es el universo, que el tiempo es lo que le sucede a él, y que su conciencia es parte de la conciencia cósmica. Tenemos que comprender –aunque no lo vivamos, aunque muramos antes de verlo– que el hombre va a poblar las estrellas, que va a lograr vivir tanto como el universo, que constituirá una conciencia global y será la mente del cosmos. Si no tenemos este ideal, no vale la pena vivir. Poco a poco debemos acercarnos a este ideal. 
Nosotros no veremos la llegada de la Conciencia cósmica; no veremos los frutos de las semillas que estamos plantando. Debemos sacrificarnos, porque sólo nuestros descendientes lo verán. Ése es el sentido del sacrificio que nos enseñan los Evangelios: la absoluta humildad necesaria para actuar sabiendo que no veremos los resultados. La mala lectura del mito nos enseña a vivir en el mayor egoísmo: ensuciamos el planeta y no nos importa porque no padeceremos la catástrofe; ensuciamos nuestros cuerpos y nos autodestruimos para morir pronto y no ver los resultados de las devastaciones que estamos cometiendo. 
Sólo nos importa el tiempo que calculamos estar aquí, y el porvenir nos tiene sin cuidado, aunque sea el de nuestros hijos; vagamente nos tranquilizamos pensando que ellos se las arreglarán como nosotros. Pero la verdadera humildad consiste en trabajar y actuar en cada instante creyendo en la humanidad futura, en que ella llegará a abrirse al cosmos como una flor en un mañana que nosotros, tú, yo, no llegaremos a ver. 
Tenemos que pensar en lo que vendrá, y amarlo. Debemos actuar creyendo en la humanidad futura. Trabajar para ella, incansablemente. Aprender a aceptar el sacrificio. Porque de otra forma, ese cambio no se producirá. Nosotros plantaremos la semilla, nosotros trabajaremos, nosotros haremos avanzar a la humanidad hacia su realización. 
¿Cómo nacen los mitos? Primero alguien los sueña, esos sueños luego son convertidos en cantos, después alguien los transforma en poemas y, finalmente, alguien más los escribe en Libros Sagrados.
¿Y de dónde proceden estos sueños iniciales? Quizá de la misma divinidad (si somos creyentes) o de los arquetipos (si no lo somos). Así como la araña teje telas, nosotros fabricamos sueños. Ése es el mito fundacional, porque sostiene a toda la sociedad. Y contra los sueños se erige el poder, el egoísmo. Por ello me planteo leer el mito fundacional al pie de la letra: cada frase del Evangelio es perfecta y contiene una enseñanza. Y mi proyecto fue colocar sobre este texto una mirada artística. Me propuse ser fiel a los escritos, no poner en duda sus afirmaciones, no buscar los lados negativos ni emitir la menor crítica destructiva, no herir la sensibilidad religiosa ni cometer ninguna blasfemia y, sobre todo, exaltar el texto realzando su belleza. Si no puedo cambiar ni una sola letra del mito puedo, no obstante, cambiar su interpretación, colocarla en nuestro actual nivel de conciencia y en la perspectiva de la humanidad futura. Porque el mito fundacional está rodeado de nubes negras que son las interpretaciones arcaicas que las sectas han hecho sobre ese mensaje. Actualmente, esas interpretaciones están terminando con la humanidad: provocan guerras, hecatombes familiares, cánceres en todas partes del cuerpo –sobre todo en las partes sexuales–, pervierten la expresión humana, aniquilan la felicidad, crean pobreza. 
Pensando que el arte es algo que cura, yo he reinterpretado los Evangelios según una visión artística. Vivimos aterrados. Sobre todo nos ahoga el pavor económico. Los animales tienen miedo, es su reacción instintiva ante lo inesperado: es lo propio del animal, no del ser humano. 
En los Evangelios, lo que un ángel dice cuando se presenta ante alguien es:
«No tengas miedo», lo que significa colocar a la persona en un estado de humanidad. Actualmente vivimos en una pavorosa bestialidad económica. Una lectura positiva del mito comienza exactamente así, con un «no tengas miedo», arrancándonos de la animalidad en que vivimos y colocándonos en la perspectiva de nuestra humanidad presente y futura..."


Extracto de la Introducción al libro "Evangelios para Sanar", de Alejandro Jodorowsky

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