jueves, 9 de febrero de 2017

El Eneagrama: un mapa del ego humano y de su posibilidad de transformarse




"Perdido el rastro de su origen, probablemente más de 2.500 años a.C., la figura del Eneagrama como mapa de la psiquis humana emerge hoy con toda su potencia para mostrarnos nuestros puntos débiles, aquellos que debemos trabajar para transformarnos y acceder a estados más armoniosos de conciencia".    Alejandro Celis Hiriart




Si
 exploramos los escritos y lo dicho por los místicos respecto al tema del ego y la esencia, veremos que existen diferentes posturas. Se suele polarizar ambos conceptos, algo así como “el mal y el bien”, pero eso corresponde a nuestro viejo hábito de ver todo en blanco y negro. 
La mirada desde el misticismo nos muestra que todo es Uno, no hay nada que quede fuera. Como decía mi Maestro Bhagwan Shree Rajneesh (Osho), “o bien todo es sagrado o nada lo es”, todo viene de la misma Fuente y Origen. No hay un Dios y un Demonio, no existe el Mal o el Bien. Difícil de comprender para nuestra mente, cuya naturaleza es ver todo en polos; y el lenguaje –producto de la mente- también está estructurado así. 
Voy a intentar aclarar el punto.
La esencia es nuestra naturaleza más íntima, donde estamos en contacto con la belleza, el amor y la armonía de Todo lo que existe. 
Las experiencias místicas nos contactan con ese nivel, así como la presencia (estar en el aquí/ahora) en lo cotidiano. 
El ego es la forma en que aprendimos a estar en este nivel material, a sobrellevar las situaciones que vivimos en la infancia, nada intrínsecamente maligno, sólo nuestra forma particular de adaptarnos. Tuvimos que aprender a insensibilizarnos, a ocultarnos, a mostrar una apariencia. 
El problema surge si creemos que ese disfraz somos nosotros, y que no existe otra realidad. Y entonces nos ponemos materialistas, astutos, manipuladores, mentirosos, consideraremos a los demás sólo para nuestro propio beneficio y sólo buscaremos la satisfacción del cuerpo, porque creemos que no hay nada más. 
Y cuando la muerte se acerque, nos aterraremos, porque creeremos estar desapareciendo. Si examinamos esa forma de ver las cosas, veremos que esto es lo que predomina en el mundo actual. Más allá de lo que la gente “dice” creer, la mayoría actúa como si sólo existiese esta realidad material.
Eso es todo. Pura ignorancia; muy destructiva, sí, pero nada intrínsecamente “malvado”. Como también decía Rajneesh, “la oscuridad es sólo la ausencia de luz”. Si traemos la luz, la oscuridad desaparece. Y entonces, ¿qué es lo que debemos hacer en nuestra vida? Mientras la tenemos, retomar contacto con esa esencia luminosa que está en nosotros, hasta en la persona más oscura, pero la hemos olvidado.

Los 9 egos

Así, ¿cómo entra en esto el Eneagrama? Aunque es un modelo bastante más amplio de la realidad, lo más conocido es la tipología de los 9 egos posibles del ser humano, y lo que cada uno de ellos nos muestra es qué aspecto de la realidad esencial (Ideas Divinas) dejamos de ver en nuestro desarrollo, y las consecuencias de esta ceguera parcial. Me gusta decir que cada uno de nosotros tiene un “rayón”, algo que no está viendo de la realidad; y lo dejamos de ver muy temprano, alrededor de los cinco años. Puede que no lo recordemos, pero en la extrema sensibilidad de nuestra temprana infancia, la insensibilidad del mundo adulto nos afecta muy duramente… y entonces, adoptamos uno de los nueve egos -por toda la vida-, para protegernos y adaptarnos. Después de eso, no hay “cambio de ego”; sí podemos lograr relativizar y suavizar ese ego particular, en la medida que descubrimos y nos reconectamos con nuestra esencia. Y ése es el trabajo para el cual este mapa es una ayuda en extremo valiosa.
Entonces, por un lado, estas descripciones no aluden al “ser esencial” de cada individuo, sino sólo al tipo de condicionamiento al que se ha visto enfrentado; y por otro, un punto esencial a tener muy en cuenta es que no es la idea clasificarnos mutuamente en uno de los nueve puntos como otra moda new age, como entretención liviana y farandulera. El Eneagrama es, en esencia, una herramienta transpersonal, lo que significa que es un medio para ver más allá de nuestro ego, para desidentificarnos de él y reconectarnos con nuestra esencia. Es una herramienta de transformación, y no verlo así es traicionar su esencia y propósito. De hecho, el fundador del Instituto Arica, el místico boliviano Oscar Ichazo, evitó casi toda su vida publicar descripciones de los nueve tipos, cuidando que no se desvirtuaran. No lo logró, por supuesto; en esta época de las comunicaciones, todo sale a la luz pública, y depende de nosotros separar lo falso de lo real.

Un largo recorrido

Respecto a sus orígenes, el Eneagrama es un mapa muy antiguo –su rastro se pierde más atrás del siglo IX dC-. Fue recogido en Asia por el maestro espiritual ruso G.I. Gurdjieff –en su encuentro con la secta espiritual Sarmouni, descubre un símbolo más primitivo que la actual figura de nueve puntas-. Su discípulo Ouspensky menciona el Eneagrama como lo conocemos ahora en su libro Fragmentos de una Enseñanza Desconocida, pero aún no como tipología de caracteres. Más tarde, Oscar Ichazo es el primero en mencionarla en una publicación occidental, en un pequeño libro llamado El Proceso Humano hacia la Iluminación y la Libertad, editado en inglés en N. York. No me queda claro si Ichazo se basó en enseñanzas de Gurdjieff o en sus propias búsquedas para delinear la tipología; pero a fines de los 60 la utilizaba en su trabajo con alumnos, sin nunca exponer el sistema en forma detallada. Cuando la Escuela Arica se trasladó a Nueva York, comenzaron a difundirse versiones de lo originalmente expuesto por Ichazo.
Claudio Naranjo participó en los inicios del Instituto Arica –en esa ciudad y en Santiago- a fines de los 60 e inicios de los 70. Según su testimonio, Ichazo utilizaba el Eneagrama para facilitar a sus seguidores su autodescubrimiento y aprendizaje. En esos años, Naranjo ayudó a Ichazo a explicitar las características psicológicas de cada uno de los 9 tipos de personalidad, de modo que gran parte del mérito de haber introducido dicho conocimiento a Occidente le corresponde.
Es importante aclarar, sin embargo, que en la medida en que el ego no es trabajado, en la medida en que la persona no lo relativiza frente a la dimensión de la esencia, este ego puede llegar a ser extremadamente desagradable e incluso peligroso. Ejemplos de esto pueden ser Pinochet, Hitler, Bush, Rumsfeld o cualquier individuo común y corriente atascado en rasgos egóticos –ira, pesimismo y resignación, manipulación, explotación de los demás, dar una falsa imagen, miedo, insensibilidad- inamovibles a lo largo de su vida. Esto se da incluso en individuos de un alto estado de consciencia, personas reconocidas como Maestros; como bien me dijo Andrew Cohen en una entrevista que le hice en el 2000, “la experiencia mística es un producto a medio cocinar”. ¿A qué se refiere? Primeramente, a desarrollar una ética, una intención; y segundo –y esto proviene de otras fuentes- a buscar una maduración, la que solamente se obtiene en la experiencia mundana, en la relación con los demás y con las circunstancias prácticas de la vida cotidiana.
Por tanto, el trabajo en sí mismo es interminable, pues aún si nos hallamos en el muy poco corriente estado de consciencia llamado “despertar” o “iluminación”, inevitablemente nuestras zonas de inconsciencia o inmadurez persistirán y se revelarán en nuestra vida cotidiana.

Los 9 Eneatipos y sus características




  • El 1, el Resentido o Perfeccionista: Actitud crítica de buscar errores en sí mismo y otros, perfeccionismo, disciplina, puritanismo, control excesivo de la propia conducta y sentimientos.
  • El 2, el Autoadulador o sobre-independiente: Necesidad de ser mimado, exaltación imaginaria del propio valor y atractivo, seductor, manipulación, histrionismo.
  • El 3, el Vanidoso o sobre-eficiente: Necesidad de atención, vanidad, orientado al éxito y/o status, engaño y manipulación de la imagen, sofisticación, superficialidad.
  • El 4, el Melancólico o sobre-razonador: Codicia culposa respecto a las ventajas que percibe en otros, pobre auto-imagen, focalización en el drama y el sufrimiento, refinamiento como imagen.
  • El 5, el Avaro o sobre-observador: Sobre control de la expresión, autonomía, desapego desde la mente, temor a ser engullido, negativismo, orientación a la acumulación de conocimiento.
  • El 6, el Cobarde o sobre-aventurero: Miedo, ansiedad, paranoia, desconfianza, amistoso de modo congraciativo, duda y ambivalencia, orientación hacia la autoridad.
  • El 7, el Planificador o sobre-idealista: Goloso, hedonista, rebelde, indisciplinado, narciso, charlatán, crónicamente optimista.
  • El 8, el Vengativo o sobre-justiciero: Hedonista, hostil, intimidante, rebelde, cínico, dice de inmediato lo que piensa.
  • El 9, el Indolente o sobre-inconformista: Inercia psicológica, insensibilización, evitación del conflicto, sobreadaptación, resignación, bajo perfil.

La tipología

En una simplificación de la teoría Arica, se concibe el funcionamiento del ser humano a través de tres instintos: 
  • Conservación
  • Relación 
  • Sintonía
Todos tenemos los tres instintos, pero el condicionamiento temprano da como resultado que uno de ellos funcione de modo deficitario, lo que da lugar a la tónica básica del Punto de Fijación del Ego de cada individuo. 
¿Cómo se define cuál es el instinto que va a fallar en un individuo determinado? Eso depende de la experiencia de cada cual. 
Por ejemplo, una relación difícil con la madre suele traer problemas principalmente en el instinto de conservación; si esto ocurre con el padre, el instinto de relación es el que se verá más afectado; si las dificultades son con los hermanos, compañeros de la escuela o bien la vida en la infancia se presenta tan intensa y difícil a la persona que le resulta insoportable, lo probable es que desconecte su sintonía.


Según Oscar Ichazo, el instinto de conservación nos responde, en cada momento, la pregunta “¿Cómo estoy?”; es decir, nos informa de nuestras necesidades y estado general. Un instinto de conservación sano nos envía señales de aviso cuando estamos descuidando el bienestar y salud de todo nuestro ser, no sólo del cuerpo. Nos advierte, por ejemplo, tanto de la temperatura del cuerpo –y de la necesidad de cubrirnos más o de lo contrario- como de los límites a los que estamos buenamente dispuestos a llegar sin resentirnos, en cuanto a ayudar o cooperar con otras personas.

El instinto de relación sano nos responde la pregunta “¿Con quién estoy?”, con lo cual establecemos un puente y una comunicación sanos con cada persona única con la cual nos enfrentamos, en cada momento. La transparencia, la fluidez y la armonía con los demás son cualidades que hablan de una relación saludable con las demás personas. Las preocupaciones por nuestra imagen, la proyección de roles, la artificialidad y la consecuente sensación de separación con los demás son índices de un instinto de relación en problemas.

El instinto de sintonía responde nuestra pregunta “¿Dónde estoy?”, ayudándonos a “sintonizar” con lo que está ocurriendo en nuestro entorno. Las dificultades en captar lo que está realmente ocurriendo afuera y la presencia de fantasías de todo tipo – por lo general centradas en el temor- que reemplazan esa percepción son síntomas de dificultades en la sintonía. La impuntualidad, las “metidas de pata”, la dificultad para combinar colores en las piezas de ropa o para establecer cierta armonía en el mobiliario son otros. Una contrapartida sana se manifiesta en un actuar acorde con las condiciones y situación de cada momento y lugar.
Los Puntos de Fijación 
  • 8 (el Vengativo), 
  • el 9 (el Indolente), 
  • y el 1 (el Resentido) 
tienen afectada la conservación, y se les llama “el grupo del ser”.
Los puntos 
  • 2 (el Autoadulador), 
  • el 3 (el Vanidoso) 
  • y el 4 (el Melancólico)
tienen afectada la relación, y se les llama “el grupo del vivir”.
 Los puntos 
  • 5 (el Avaro), 
  • 6 (el Cobarde) 
  • y el 7 (el Planificador)
 tienen afectado el instinto de sintonía y constituyen el “grupo del hacer” –utilizo los nombres que se les da en el Arica, los que varían según cada autor-.

No hay magia

Algo en lo que insistimos mucho en los cursos que damos en nuestro instituto es que a la hora de auto-diagnosticarse en esta tipología –el que, a fin de cuentas, es el criterio más válido siempre que seamos honestos-, es fundamental empezar por definir cuál es el instinto en el que tenemos más problemas. ¿Por qué? Porque si esa parte del diagnóstico es acertada, las cosas se simplifican muchísimo para el resto del análisis, porque habremos reducido las alternativas a sólo tres, sin dejarnos distraer por características aisladas de personalidad.

Otra recomendación importante que podría aportar en el ámbito de las relaciones humanas es la innegable observación de que los conflictos entre personas generalmente ocurren debido a mecanismos defensivos del ego. Si bien éstos seguirán ocurriendo entre individuos que no tienen intención de cuestionar su propio ego, los conflictos pueden evitarse entre quienes se hallen más sinceramente en un camino de crecimiento. ¿Cómo? No “enganchando” con los propios mecanismos y los del otro, y focalizándonos en la esencia que logramos atisbar detrás de ellos. Para terminar, un comentario del místico E.J. Gold: “No hay magia alguna en el sistema mismo. Como cualquier enseñanza genuina, funciona para ti si haces el trabajo que implica”.


Figuras importantes en la historia del Eneagrama 

  • Origen desconocido, pero se le supone en Babilonia o Medio Oriente, 2500 a. C.
  • Luego, el rastro sigue en Ordenes Sufis (Sarmouni, por ej) (siglo XIV o XV d.C.)
  • George I. Gurdjieff (circa 1910): da a conocer la figura del Eneagrama en Occidente.
  • Oscar Ichazo (circa 1960) Instituto Arica: la Tipología, los Instintos, los Dominios y Polaridades en armonía con un Sistema.
  • Claudio Naranjo (fines de los 60 en adelante): descripción detallada de cada eneatipo, paralelos con la patología, y difusión masiva.



Fuente: http://www.revistasomos.cl/2011/11/el-eneagrama-mapa-del-ego-humano-de-su-posibilidad-de-transformarse/

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