miércoles, 15 de febrero de 2017

"Me vengo a Atender Contigo"


Hace algunos años, pasaba mis vacaciones en una cabaña, cercana al mar y al bosque, en el sur de Chile. Llovía, aunque era pleno verano.
Alguien se paró al otro lado de la puerta y sus nudillos aplicaron una fuerza que resonó en medio de la sala. 
El sobresalto me sacó de la contemplación y mis pies descalzos llevaron mi cuerpo hasta la entrada. 
Después de un leve crujir de la madera, aparecieron sus ojos de una tonalidad deslavada del azul. 
Pregunté con la mirada qué lo traía hasta mí y me dijo:
 "Me vengo a Atender contigo..."
De los muchos intentos fallidos con los que he tratado de definir mi trabajo terapéutico, estas palabras han sido las únicas que han interpretado mi percepción.

Atender significa "a
plicar voluntariamente la actividad mental o los sentidos a un determinado estímulo u objeto mental o sensible". Y también,  "tener en cuenta la cosa que se expresa".
Para mí, el trabajo floral consiste en acompañar a otro ser humano en el proceso de "atenderse", una vez que se encuentra preparado para enfrentar todo lo que hasta ese momento le ha impedido poner su atención en sí mismo. 
Juntos vamos recorriendo los laberínticos caminos de su Ser y haciéndolos florecer, en un vínculo de profundo respeto mutuo...
Hay que ser valiente para tomar la decisión y dar ese primer paso: no se sabe con qué nos vamos a encontrar. Y muchos desisten apenas comenzado el camino. Otros, entienden con claridad el concepto y continúan, luego de un tiempo, solos su viaje. 
"Me vengo a atender contigo", es una frase preciosa, que lleva en su esencia humildad y coraje, decisión y voluntad. Pero principalmente, conciencia. 
El consultante que "se viene a atender conmigo" quiere hacerse cargo de sí mismo. Quiere poner su atención, su voluntad, su dedicación y su tiempo en el bien más preciado que posee, en sí mismo. 
Ofrendo mi conocimiento, vocación y experiencia a su servicio. Pero no soy quien hace el trabajo. 

Lejos de escampar, la lluvia se fue convirtiendo en tormenta y él, sentado frente a mí, al otro lado de la mesa, en conmovido relato, se fue atendiendo. Mientras, caía la noche, y él viajaba por el túnel del tiempo, lejos, muy lejos, hacia su niñez, hacia sus tristezas, hacia sus verdades...

1 comentario:

  1. este articulo solo lo puede escribir una grande...y Sandra tu lo eres...estoy en camino a encontrar la gran persona que yo soy...y tu me mostraste con tus flores...cual es el camino....

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