viernes, 25 de noviembre de 2016

"Hacerse el Loco", la tipología floral Agrimony y una reseña del arcano


Siempre me ha llamado mucho la atención la tipología Agrimony. Más allá de las escuetas palabras que le dedicó el Dr. Bach:

"Personas joviales, alegres y divertidas que aman la paz y se angustian con las discusiones o peleas, para evitarlas estarán dispuestas a renunciar a mucho.
Aunque por lo general tienen problemas y se atormentan e inquietan y se preocupan en la mente o en el cuerpo, ocultan sus preocupaciones detrás de su humor y bromas y se les consideran como muy buenos amigos a conocer. A menudo toman alcohol o drogas en exceso para estimularse y ayudarse a sí mismos a soportar sus aflicciones con alegría".

Los años de experiencia trabajando con personas nos enseñan más que cualquier libro y más que toda la teoría aprendida en los cursos.
Y lo que he concluido con respecto a Agrimony es que su característica principal es que "se hace el loco" con sus emociones, porque la vida, las experiencias, e, incluso, su genealogía, los imposibilita de mirarse más allá de la máscara que se han im-puesto, por lo general, a muy temprana edad. Lo que deduzco, insisto, de mi propia experiencia en la consulta, es que tienen sobrevalorado el sufrimiento. No se sienten capaces de enfrentar los problemas, los dolores, los sinsabores, que evidentemente, aparecerán tarde o temprano en la vida. Simplemente "están convencidos" que existe en ellos una fragilidad que, de no cubrir con un personaje, los desmoronará.
Y van pasando los años y las emociones "negativas" van quedando en el olvido.
Muchas de estas personas me han manifestado que "se volvieron tan fuertes" que olvidaron cómo se hace para llorar. Y, por eso, en muchos casos, la toma de Agrimony, les provoca episodios de llanto incontrolable, que les resulta sanador y abre las compuertas de su represa.
Eso que me dolió tanto alguna vez y que me hizo llegar al estado "Sweet Chestnut", me mostró cuán vulnerable puedo llegar a ser y no quiero repetirlo, porque siento que en una segunda oportunidad, no seré capaz de sobreponerme. Entonces voy, a partir de ahora, con mi escudo por la vida, para que nadie ni nada empuñe su espada y la incruste hasta mis huesos. No. Yo soy fuerte y tengo todo bajo control. 
Agrimony me enseña que "nada es tan terrible" y que no tengo que "hacerme el loco" para sobrevivir. 
YO PUEDO ENFRENTAR lo doloroso, lo terrible, la otra cara de la moneda. YO PUEDO mirar de frente y sin máscaras, la vida tal como es, sin protección, porque, en cuanto SER HUMANO vengo dotado de las herramientas para caer y levantarme una y otra vez.
La alegría no es la felicidad. Esta última también contiene a la tristeza, al dolor, a las pérdidas, a la percepción objetiva de los acontecimientos...
Puedo ser inmensamente feliz, a pesar....de todos los inconvenientes que van, y que irán, sin duda, apareciendo en mi camino.
En el libro "La Vía del Tarot" de Jodorowsky y Costa, encontramos el camino de tránsito de "El Loco":

«¿Sabes que en cada instante puede producirse una mutación de consciencia, que puedes súbitamente cambiar la percepción que tienes de ti? Uno se imagina a veces que actuar es triunfar respecto al otro. ¡Qué error! Si quieres actuar en el mundo, debes hacer que estalle esa percepción del yo impuesta, incrustada desde la infancia, que se niega a cambiar. Amplía tus límites sin fin, sin descanso. Entra en trance. Déjate poseer por un espíritu más poderoso que el tuyo, una energía impersonal. No se trata de perder conciencia, sino de dejar que hable la locura original, sagrada, que está en ti. Deja de ser tu propio testigo, deja de observarte, sé actor en estado puro, una entidad en acción. Tu memoria dejará de registrar los hechos, las palabras y los actos realizados. Perderás la noción del tiempo. Hasta aquí has vivido en la isla de la razón, descuidando las demás fuerzas vivas, las demás energías. El paisaje se ensancha. Únete al océano del inconsciente. Experimentas entonces un estado de supraconciencia en que no hay acto fracasado ni accidente. No tienes la concepción del espacio, devienes espacio. No tienes la concepción del tiempo: eres el fenómeno que llega. En este estado de presencia extrema, cada gesto, cada acción son perfectos. No puedes equivocarte, no hay ni plan ni intención. Sólo hay la acción pura en el eterno presente. No temas liberar el instinto, por primitivo que sea. Superar lo racional no significa negar la fuerza mental: mantente abierto a la poesía de la intuición, a los fulgores de la telepatía, a voces que no te pertenecen, a una palabra venida de otras dimensiones. Ve como se unen a la extensión infinita de tus sentimientos, a la inagotable fuerza creadora que te confiere la energía sexual. Vive tu cuerpo, ya no como un concepto del pasado, sino como la realidad subjetiva y vibrante del presente. Verás que tu cuerpo deja de estar dominado por concepciones racionales y se deja mover por fuerzas que pertenecen a otras dimensiones, por la totalidad de la realidad. Un animal enjaulado tiene movimientos comparables a la percepción racional. El movimiento libre de un animal en el bosque es comparable al trance. El animal enjaulado debe ser alimentado a horas fijas. El racional debe recibir, para actuar, palabras. El animal salvaje se alimenta solo y nunca se equivoca de comida. El ser en trance no actúa movido por lo que ha aprendido, sino por lo que es.» 

De ahora en más, puedo pasar frente al espejo y mirarme tal como soy, con mis grandes alegrías, pero también con mis tristezas. Con mi poderosa fuerza y con mis momentos de vulnerabilidad. 
Ya no tengo que esconder detrás de una máscara quien verdaderamente soy. Y es, finalmente, mi propio ser, quien más se verá beneficiado.

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