domingo, 13 de noviembre de 2016

¿Qué cosas pasan en una terapia floral?, por Susana Veilati...


- Es habitual que nuestros allegados perciban nuestros cambios antes que nosotros mismos “Tienes mejor cara”, “Estas más tranquilo”, “No contestas de tan mala manera”, “Me siento mejor hablando contigo”.
- Aumenta la capacidad de escuchar y la empatía.
- Se produce un incremento de la habilidad de poner en palabras lo que se siente y se piensa. Esto es fundamental a la hora de saber qué nos está sucediendo, qué necesitamos y cómo expresarlo.
- Se desarrolla la sensibilidad hacia la naturaleza y el arte, junto con el desenvolvimiento de la aspiración espiritual y nobles ideales.
- Disminuyen la ansiedad y la angustia y eso permite al sujeto retomar sus quehaceres cotidianos con una sensación de mayor autonomía; y decidir adentrarse en la comprensión de lo que está teniendo lugar. Si bien es cierto que algunos se retiran del tratamiento una vez conseguido lo primero, otros continúan explorando en profundidad. Evidentemente quien prosigue más allá de la mejora sintomática es el que se beneficia de lleno con esta singular forma bebible de tratamiento de la psique.
- La terapia floral actúa tanto sobre los síntomas psíquicos: miedo, ira, celos, incertidumbre, dolor por muerte o separaciones, trastornos de la sexualidad, estrés, agotamiento, etc.; como en los síntomas físicos: dolores musculares, espasmos, jaquecas. Tratando las emociones tratamos los dolores físicos.
- Se regularizan las funciones fisiológicas. Quien bebe terapia floral se enferma menos.
- La terapia floral procura alivio psíquico en caso de enfermedades graves facilitando en el paciente el proceso de aceptación de su destino, despedidas, actualizaciones, disminución del miedo a la muerte.
- Aumenta la capacidad de recordar la historia personal y los sueños; la sexualidad se expresa con mayor riqueza y pierden fuerza los mecanismos de conversión psicosomática.

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