jueves, 24 de noviembre de 2016

"Palabras a Mí Mismo", Hugh Prather (extractos "florales" del libro)



Está amaneciendo...
Me ha sido dado un nuevo día. 
Otro día para oír, y leer, y oler, y caminar; 
un nuevo día para el amor, 
para la gloria. 
Estoy vivo un nuevo día.
Pienso en aquellos que no lo están.
Hoy día deseo hacer las cosas poniendo mi ser en ello. 
No quiero permanecer ajeno a mi quehacer,
tratando de convencerme de algo que no soy. 
Rehúso hacer cosas por mis semejantes 
sólo para que éstos opinen bien de mí.
No me interesa trabajar por el dinero. 
Quisiera trabajar por amor a mi trabajo.
No deseo vivir para cumplir un objetivo. 
Sólo quiero vivir...

Mi oración es: yo seré lo que he de ser y haré lo que he de hacer.
Todo lo que deseo y necesito hacer es ser fiel a mi propio ritmo. 
Sólo ambiciono hacer lo que hago sin tratar de hacer lo que no hago. 
Tan sólo hacer lo que hago. 
Ser lo que he de ser. 
En paz conmigo mismo.
Seré lo que he de ser. 
Pero ahora soy lo que soy. 
Hoy trabajaré escuchando el ritmo de mí ser. 
Desoyendo las voces del "deberías".
Trabajaré en armonía con mi ritmo. 
Permaneceré fiel a mí mismo.

Creo que la ansiedad que circula en mi vida 
nace de un desequilibrio entre lo que soy y lo que debería ser. 
Mi ansiedad no se origina en una visión del futuro
sino en el deseo de sujetarlo a mi voluntad. 
Cuando decido "seré lo que he de ser" 
y pienso que tal vez no alcance las expectativas que tengo de mí mismo, 
brota la ansiedad.

"¿Qué deseo hacer en la vida?" 
"¿Cuál es mi propósito?" 
Supongo que tengo una razón para vivir y que mi vida tiene una dirección.
Pero quizás no tenga ninguna, como la historia. 
La suposición de dirigirme hacia algo me inclina a justificar mis acciones
y a planear el futuro. 
El modelo por el cual debo vivir es no tener ningún modelo. 
Mi único hábito debiera ser no tener hábitos. 
Porque lo hice de este modo una vez 
es razón suficiente para no hacerlo así hoy.
El tiempo es cambio. 
Cuando hago algo no acostumbrado 
mis horas se llenan de segundos. 

¿Por qué valoro mis días de acuerdo a cuanto he "logrado? " 
Cuando la ambición no sea mi dueña 
podré gozar recogiendo bolitas de hilo tendido sobre la alfombra.
Sostengo un gato dormido entre mis brazos. ¿Qué más puedo desear?

Después de haber escrito este libro se lo conté a varios amigos. 
Su respuesta fue a lo más cortés y tibia. 
Más tarde pude decirles: el libro será publicado. 
Casi todos dijeron: "estamos orgullosos de ti". 
Orgullosos del resultado, pero no de la acción.

Todos menos yo, enjuician mi conducta hacia atrás. 
Sólo ven mis acciones encadenadas a sus resultados. 
Sin embargo yo actúo en el ahora. 
Después conozco los resultados. 
El único significado que otorgo a mis actos 
es que "son el reflejo de una parte de mí."
Si viviera para obtener resultados 
estaría condenado a una continua frustración. 
El premio reside en mis actos, no en sus efectos. 
La recompensa está encerrada en lo hondo de mi respuesta,
en esa parte central de mí ser de la que arranca toda acción,
Gracias a que los resultados son impredecibles 
ningún esfuerzo de mi parte está condenado al fracaso. 
Incluso un fracaso no tomará la forma que imagino de antemano. 
Ante el futuro sólo puedo decir: 
"será interesante ver qué ocurre".
La excitación, el rechazo y el aburrimiento 
presuponen un conocimiento de resultados que no puedo tener.
El arco iris es más bello que el resplandor que deja cuando se desvanece. 
El arco iris existe en el presente. 
Nunca al morir su color es tan hermoso como esperaba.

Una parte de mí quiere escribir, otra quiere teorizar o esculpir, o enseñar... 
Si me forzara a un rol decidiendo hacer sólo una cosa en mi vida,
mataría extensas partes de mi ser. 
Reconozco que vivo en el presente, 
y hago lo que deseo hacer en cada momento y no aquello que decidí en el pasado.
A veces afirmo "yo siempre hago esto" o "nunca hago aquello" 
como si mi individualidad radicara en estas consistencias triviales.

"La próxima vez...” 
"De ahora en adelante...”
 ¿qué me hace pensar que hoy soy más sabio de lo que podría ser mañana?

Sí considero el aburrimiento como señal de mi deseo de cambiar de actividad, 
puede empujarme hacía nuevas ideas o tareas 
convirtiéndose en estímulo para la originalidad.
Si tomo en cuenta mis sentimientos durante el día 
y trato de hacer aquello que realmente deseo,
no siento haber perdido el tiempo al final de la jornada. 

Yo soy todo lo que soy en el presente. 
Lo que me gustaría o debería ser 
debo buscarlo en mi futuro.
El perfeccionismo es una muerte lenta. 
Si cada cosa ocurriera como a mí me gusta o como la hubiera planeado 
nunca experimentaría algo nuevo. 
Mi vida sería una repetición infinita de viejos resultados, 
Cuando cometo un error experimento algo inesperado.
Algunas veces reacciono frente a mis errores como si me hubiera traicionado. 
Mi temor a equivocarme parece basarse en la suposición secreta 
de que soy potencialmente perfecto 
y que bastaría sólo un poco de cuidado para no caerme del cielo. 
Pero un "error" es un manifiesto de lo que soy, 
es un bache en el camino que intento, 
es una advertencia de que no estoy tomando en cuenta mi realidad. 
Cuando haya escuchado a todos mis errores, habré crecido...

Nota: He tomado sólo algunos pasajes del libro, bajo el criterio de la expresión de Emociones, asociadas éstas, a tipologías florales, tales como Rock Water, Centaury, Clematis, Honeysuckle, Walnut, entre otras.
El autor, en el siguiente pasaje:
"Creo que la ansiedad que circula en mi vida nace de un desequilibrio entre lo que soy y lo que debería ser..."
se sincroniza con el Dr. Bach, en tanto él planteaba que la enfermedad se produce por  la disociación entre nuestra alma y nuestra personalidad.

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