sábado, 10 de junio de 2017

¿Son, ciertas respuestas Emocionales, exageradas?


Hace un tiempo, como cada día, abrí mi página de facebook por la mañana y tenía un mensaje de una chica que me pedía ayuda. Le respondí de inmediato preguntando qué necesitaba. Me respondió que la noche anterior había tenido una terrible discusión con su pareja y que ya era tarde, que ya no "me necesitaba".
Me quedé reflexionando sobre esta situación. Primero, ¿qué hace que alguien busque ayuda, contención, consuelo, afecto, consejo, una "oreja", en una red social? 
Uno puede darle una primera vista, como hacemos la mayoría, desde la arrogancia, desde la descalificación (como tantas veces lo he visto): es una tonta, una débil, una persona "limitada". Y muchos adjetivos más, nada agradables. 
Y segundo, ¿por qué una discusión puede desmoronar tanto a alguien, hasta el punto de enceguecerse sin ningún control, y que termine escribiendo a un desconocido, es más, a alguien que no tiene nombre propio sino a un sitio de internet?
Para ser sincera, yo misma me he sentido así -y peor- no una, sino decenas de veces a lo largo de mis cinco décadas de existencia. Se sintió así la niña que fui. También la adolescente -tal vez ella más que ninguna de mis otras "yo"-. La adulta, la novia, la amiga, la madre, la estudiante, la trabajadora, la amante, la compañera...
¿Es proporcional la reacción emocional que tenemos al hecho que la motiva?
¿Hay una escala donde debamos leer la intensidad que tienen que tomar nuestras reacciones respecto de un suceso?
¿Son, ciertas respuestas emocionales, exageradas?
Lo cierto es que no es nada extraño para mí, como terapeuta, que una chica, en su desesperación, busque en quien sea, ayuda para salir lo antes posible de un estado emocional que le resulta INSOPORTABLE.
No le daría a este evento un enfoque, que está muy de moda, relacionado con el peligro de las redes sociales (aunque no podemos desconocerlo), y lo digo, porque las personas no se sienten solas frente a una situación que no pueden manejar solamente hoy, en este mundo globalizado, hostil y donde lo virtual ha tomado el timón: ha sucedido siempre. 
¿Cuántas veces no hemos oído historias de muchachos que agobiados por un mal rendimiento escolar han tomado la decisión de arrojarse al paso del tren!!! O de madres que al no tener la capacidad de visualizar un futuro para ella y sus hijos, han puesto fin a sus vidas y las de esas inocentes criaturas?
¿No pasó en el siglo XXVIII cuando el joven Werther, protagonista de la novela de Goethe, toma esta misma decisión al NO PODER SOPORTAR EL DOLOR de perder irremediablemente a la mujer que amaba?
Claro que el tema que estoy tratando de exponer, no es el suicidio, aunque es éste un punto final extremo a las emociones de desamparo, de desesperanza y de angustia total. 
Esas mismas emociones en desequilibrio, y muchas más, no llevan a la mayoría a las puertas de la muerte, pero sí a procesos en extremo oscuros, a la muerte en vida. 
La chica que me escribió aquella noche, no optó por esta alternativa, al menos no en ese momento y espero que tampoco en días sucesivos. Sin embargo, cuando, especulo, buscó en Internet a alguien o algo que pudiera hacer por ella lo que ella era incapaz de hacer por sí misma, tal vez sí era una posibilidad.
Su respuesta de "ya no la necesito" me embargó de una gran tristeza, frustración y hasta un leve sentimiento de culpabilidad.
Me pregunté ¿Por qué no estuve ahí en el momento que me requería? Pero no soy un súper héroe, sólo soy una profesional a la que se llega por caminos más tradicionales. Aunque no pocas veces he hecho mi "trabajo" con mi vecino de asiento en un viaje de bus, en el metro, en una fila del banco, etc. 
Y ¿Qué puedo hacer, entonces, para sí ESTAR sin estar? 
No tengo otro camino que promover las esencias florales, no porque sea mi trabajo y mi sustento (económico y emocional) sino porque llegué a ellas por esas mismas razones: desamparo, desesperanza y angustia (y extrema sensibilidad, miedo, impaciencia, dispersión, incertidumbre, cobardía -o mejor dicho, falta de coraje-). Cuando ya no hubo NADA que me calmara la tensión del alma, las esencias sí lo lograron.
No hay nada, aparte de un abrazo de alguien que te ame incondicionalmente y que te dé una perspectiva llena de sabiduría, que pueda sacar del profundo abismo en que has caído, que las esencias (no al menos algo que yo conozca).
Ya después, cuando estés arriba y puedas volver a ver la luz del día, oír el canto de los pájaros, sentir la brisa, mirar el paisaje de la cordillera nevada, oler las flores, mirar un gatito jugar con un ovillo de lana, oír las risas de los niños jugando en los columpios, recibir una buena noticia o una visita inesperada, podrás de a poco recobrar la serenidad y al mirar hacia atrás, ver, en perspectiva, con ojos objetivos aquel hecho que te pareció imposible de superar.
Pero si no ocurre esto, qué puede hacer la persona? qué pudo hacer la chica del mensaje de facebook? Mirar desde más arriba y más lejos la situación y no encerrarse en sus pensamientos, que forman un universo paralelo donde reina la razón y no el corazón. 
La razón usa la lógica. Nos dice que 1+1=2, que es lo mismo que "esto no tiene otro destino que al que ya he llegado". Y el corazón nos dice que la vida no es una ciencia exacta y que la magia existe. Y que 1+1 también es 11. 
Tú eliges hacia dónde quieres dirigir este maravilloso vehículo que te ha sido dado para transitar la experiencia de la vida en forma de humano, en este planeta, en estas circunstancias y en este momento. Esas condiciones no las puedes cambiar, pero como te sientes con respecto a ellas, depende de ti.  

Con afecto, Sandra

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