martes, 2 de mayo de 2017

"Amar Educa", Humberto Maturana






El Futuro de la Humanidad

Los niños, niñas y jóvenes se van a transformar con nosotros, con los mayores, con los que conviven, según sea esa convivencia. El futuro de la humanidad no son los niños, somos los mayores con los que se transforman en la convivencia.

Nosotros hoy somos el futuro de la humanidad. Los niños se transforman con nosotros. Van a reflexionar, van a mentir, van a decir la verdad, van a estar atentos a lo que ocurre, van a ser tiernos, si nosotros los mayores, con los que conviven, decimos la verdad, no hacemos trampa, o somos tiernos. Por lo tanto, el enseñar, como parte de la convivencia, es indicar, apuntar la mirada, guiar la reflexión, pero en cualquier caso los niños se van a transformar con los mayores con los cuales conviven.
Cuando decimos que amar educa, lo que decimos es que el amar como espacio que acogemos al otro, que lo dejamos aparecer, en el que escuchamos lo que dice sin negarlo desde un prejuicio, supuesto, o teoría, se va a transformar en la educación que nosotros queremos. Como una persona que reflexiona, pregunta, que es autónoma, que decide por sí misma. Una de las cosas que surge del lenguaje es la conciencia. 
Existen dos preguntas fundamentales que los niños viven: 
  • Una de ellas es: "¿Mamá cómo se hace?", lo que revela que el niño quiere hacerlo bien. 
  • Y la otra pregunta es la que le hace la mamá o el papá al niño: "¿Te das cuenta de lo que estás haciendo?”. Esa es una pregunta maravillosa, lleva la mirada sobre sí mismo. Abre el espacio de la reflexión.
Si creamos un espacio que acoge, que escucha, en el cual decimos la verdad y contestamos las preguntas, nos damos tiempo para estar allí con el niño o niña, ese niño se transformará en una persona reflexiva, seria, responsable que va a escoger desde sí.
Porque el acto de escoger es fundamental y constituye un acto de conciencia.
El poder escoger lo que se hace, el poder escoger si uno quiere lo que escogió o no, ¿quiero hacer lo que digo que quiero hacer?, ¿me gusta estar dónde estoy?, son algunas de las preguntas que aparecen.


El origen de los problemas

Los problemas humanos nunca son de inteligencia, sino corresponden a conflictos de emociones
Son todos conflictos de deseos y se resuelven con la reflexión.
Los humanos hacemos teorías, es decir, constructos lógicos que se fundan en premisas básicas aceptadas a priori desde la emoción. Y para resolver las discrepancias con los otros hay que ver las coherencias del ámbito en el cual estamos hablando.
Si no nos podemos poner de acuerdo, es porque estamos en ámbitos teóricos distintos. Estamos argumentando desde premisas básicas diferentes. Y la única solución es mirar desde donde estamos diciendo lo que estamos diciendo.

Amar educa

Para que el amar eduque hay que amar y tener ternura. El amar es dejar aparecer. Darle espacio al otro para que tengan presencia nuestros niños, amigos y nuestros mayores.
Por eso, la educación es la tarea más importante de un país. Define el ámbito de convivencia en el que ese país se va constituyendo, momento a momento, día a día.
Como lo había mencionado anteriormente, en este ámbito la reflexión juega un rol fundamental porque permite mirar dónde estamos. Si no reflexionamos vamos a caer en un fanatismo, en un ámbito de autoridad absoluta para el que otro obedezca. Pero a nadie le gusta obedecer, porque es una negación de sí mismo. Sin embargo, en el colaborar tengo presencia, soy libre, escojo, lo que es importante aplicar en la crianza de los niños.

Fuente: Leer artículo completo en
http://culto.latercera.com/2017/03/23/maturana-la-humanidad-los-ninos-los-mayores/

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